Yo disminuyendo, notas predicación
domingo, 30 de junio de 2024
La búsqueda de reconocimiento para muchos puede resultar algo natural, desde una edad temprana los niños buscan el sentimiento de aprobación de los padres como figura de autoridad y al pasar de los años este deseo se transfiere en ocasiones a la escuela, el trabajo o la familia. Buscamos sentirnos aceptados, amados o confirmar que hacemos bien las cosas por medio de que más gente simplemente nos reconozca de una u otra manera.
Si algo de lo anterior resulta ser cierto entonces estaremos teniendo una lucha contra nuestro ego el cual puede ser muy frágil. Es decir que cuando se nos haga la primera observación por parte de alguien de que algo que no estamos realizando correctamente surgirán de nuestro interior las inquietudes por tratar de remediarlo, por recuperar la simpatía de la gente. En nuestro tiempo las redes sociales juegan con todo lo anterior descrito.
El cristianismo muy recientemente se encuentra redefiniendo lo anterior entre predicadores que desean tener miles de seguidores y contener su ego para poder hacerse a un lado y dar la gloria a quien realmente la merece que es Jesús, en esto se está fracasando de continuo con argumentos que son similares a lo siguiente “el reconocimiento para mi y la gloria para Dios”, en este tipo de frases para los creyentes es necesario detenernos a pensar lo anti-bíblico que resulta ser. Veamos los siguientes versículos:
Juan 3:27-30 (DHH)Dios Habla Hoy
27 Juan les dijo: —Nadie puede tener nada, si Dios no se lo da. 28 Ustedes mismos me oyeron decir claramente que yo no soy el Mesías, sino uno que ha sido enviado delante de él. 29 En una boda, el que tiene a la novia es el novio; y el amigo del novio, que está allí y lo escucha, se llena de alegría al oírlo hablar. Así también mi alegría es ahora completa. 30 Él ha de ir aumentando en importancia, y yo disminuyendo.
Cuando Jesús comenzó su ministerio para ese entonces Juan el Bautista ya tenía seguidores (discípulos), e incluso “haters” (Mateo 14:1-12, Marcos 6:14-29), vemos en los versículos anteriores su perspectiva clara de quién era y qué es lo que tenía que hacer con el reconocimiento que había obtenido, pero como ya lo hemos mencionado en otra ocasión muchos de los “predicadores” están ansiosos por que sus seguidores conozcan donde desayunaron durante la semana, cuál gimnasio frecuentan y qué vestirán para el sermón, usurpando en cierta manera la importancia que debería ser notoria de Jesús en sus vidas.
La voz de esos predicadores claman porque les regalen casas y carros por los que no trabajan para luego argumentar que de esa manera reflejan la bendición de Dios (Mateo 3:3), pero nuevamente en la biblia no vemos a los apóstoles o a alguien más hacer de esa manera, alguno trabajaba y predicaba, otros vivían de la ayuda de la iglesia sin exigir nada por compartir el evangelio. Jesús nos menciona acerca de Juan el Bautista lo siguiente:
Mateo 11:7-9 Traducción en lenguaje actual (TLA)
7 Cuando los discípulos de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar con la gente acerca de Juan, y les dijo: «Cuando ustedes fueron al desierto, ¿a quién vieron allí? ¿Acaso vieron a un hombre doblado, como las cañas que dobla el viento? 8 ¿Acaso vieron a alguien vestido con ropa muy lujosa? Recuerden que los que se visten así, viven en palacios, como los reyes. 9 ¿A quién vieron entonces? ¿Acaso vieron a un profeta? ¡Por supuesto que sí! En realidad, Juan era más que un profeta;
Si bien Jesús reconoció a Juan el Bautista como profeta, no hubo una insistencia por parte de este de ser llamado así, no exigió a nadie ponerle casa o pagarle la gasolina del carro, simplemente era un hombre que vivía de manera sencilla y sin deseo de reconocimientos.
En la iglesia escuchamos frecuentemente que algunos no tienen tiempo para predicar pero para las diversiones y el gasto que conllevan sí que lo hay y no se debe malentender de lo que estamos hablando, pues no es quizá necesario ir a vivir al desierto vistiendo piel de camello para evangelizar (Mateo 3:4) pero reconozcamos que estamos mejor facultados al menos en lo económico que muchos de nuestros antecesores en la fe.
De la misma manera al observar la vida de Juan el Bautista podemos conocer que no buscaba la aceptación de las masas o su reconocimiento y de los seguidores que tenía él les insistió que observaran al mismo Jesús (Mateo 11:2-6).
Para los creyentes sí que debe resultar algo para reflexionar el esforzarse por lograr metas en la vida como un negocio o estudiar una carrera y el reconocimiento social pero el anonimato de su fe. ¿Está dispuesto a abandonar algunos de esos deseos por reconocimiento a cambio de dar a conocer el nombre de Cristo?
Juan 3:30 Dios Habla Hoy (DHH)
30 Él ha de ir aumentando en importancia, y yo disminuyendo.
Si algo de lo anterior resulta ser cierto entonces estaremos teniendo una lucha contra nuestro ego el cual puede ser muy frágil. Es decir que cuando se nos haga la primera observación por parte de alguien de que algo que no estamos realizando correctamente surgirán de nuestro interior las inquietudes por tratar de remediarlo, por recuperar la simpatía de la gente. En nuestro tiempo las redes sociales juegan con todo lo anterior descrito.
El cristianismo muy recientemente se encuentra redefiniendo lo anterior entre predicadores que desean tener miles de seguidores y contener su ego para poder hacerse a un lado y dar la gloria a quien realmente la merece que es Jesús, en esto se está fracasando de continuo con argumentos que son similares a lo siguiente “el reconocimiento para mi y la gloria para Dios”, en este tipo de frases para los creyentes es necesario detenernos a pensar lo anti-bíblico que resulta ser. Veamos los siguientes versículos:
Juan 3:27-30 (DHH)Dios Habla Hoy
27 Juan les dijo: —Nadie puede tener nada, si Dios no se lo da. 28 Ustedes mismos me oyeron decir claramente que yo no soy el Mesías, sino uno que ha sido enviado delante de él. 29 En una boda, el que tiene a la novia es el novio; y el amigo del novio, que está allí y lo escucha, se llena de alegría al oírlo hablar. Así también mi alegría es ahora completa. 30 Él ha de ir aumentando en importancia, y yo disminuyendo.
Cuando Jesús comenzó su ministerio para ese entonces Juan el Bautista ya tenía seguidores (discípulos), e incluso “haters” (Mateo 14:1-12, Marcos 6:14-29), vemos en los versículos anteriores su perspectiva clara de quién era y qué es lo que tenía que hacer con el reconocimiento que había obtenido, pero como ya lo hemos mencionado en otra ocasión muchos de los “predicadores” están ansiosos por que sus seguidores conozcan donde desayunaron durante la semana, cuál gimnasio frecuentan y qué vestirán para el sermón, usurpando en cierta manera la importancia que debería ser notoria de Jesús en sus vidas.
La voz de esos predicadores claman porque les regalen casas y carros por los que no trabajan para luego argumentar que de esa manera reflejan la bendición de Dios (Mateo 3:3), pero nuevamente en la biblia no vemos a los apóstoles o a alguien más hacer de esa manera, alguno trabajaba y predicaba, otros vivían de la ayuda de la iglesia sin exigir nada por compartir el evangelio. Jesús nos menciona acerca de Juan el Bautista lo siguiente:
Mateo 11:7-9 Traducción en lenguaje actual (TLA)
7 Cuando los discípulos de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar con la gente acerca de Juan, y les dijo: «Cuando ustedes fueron al desierto, ¿a quién vieron allí? ¿Acaso vieron a un hombre doblado, como las cañas que dobla el viento? 8 ¿Acaso vieron a alguien vestido con ropa muy lujosa? Recuerden que los que se visten así, viven en palacios, como los reyes. 9 ¿A quién vieron entonces? ¿Acaso vieron a un profeta? ¡Por supuesto que sí! En realidad, Juan era más que un profeta;
Si bien Jesús reconoció a Juan el Bautista como profeta, no hubo una insistencia por parte de este de ser llamado así, no exigió a nadie ponerle casa o pagarle la gasolina del carro, simplemente era un hombre que vivía de manera sencilla y sin deseo de reconocimientos.
En la iglesia escuchamos frecuentemente que algunos no tienen tiempo para predicar pero para las diversiones y el gasto que conllevan sí que lo hay y no se debe malentender de lo que estamos hablando, pues no es quizá necesario ir a vivir al desierto vistiendo piel de camello para evangelizar (Mateo 3:4) pero reconozcamos que estamos mejor facultados al menos en lo económico que muchos de nuestros antecesores en la fe.
De la misma manera al observar la vida de Juan el Bautista podemos conocer que no buscaba la aceptación de las masas o su reconocimiento y de los seguidores que tenía él les insistió que observaran al mismo Jesús (Mateo 11:2-6).
Para los creyentes sí que debe resultar algo para reflexionar el esforzarse por lograr metas en la vida como un negocio o estudiar una carrera y el reconocimiento social pero el anonimato de su fe. ¿Está dispuesto a abandonar algunos de esos deseos por reconocimiento a cambio de dar a conocer el nombre de Cristo?
Juan 3:30 Dios Habla Hoy (DHH)
30 Él ha de ir aumentando en importancia, y yo disminuyendo.
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