Se compadece Jehová de los que le temen: notas de predicación

domingo, 15 de junio de 2025


El tema del día de hoy es acerca de lo que es ser padre. El amor, el compromiso y la responsabilidad son aspectos que van más allá de los genes. Teniendo en cuenta esto, necesitamos no demeritar la figura paterna, que en ocasiones se encuentra lejana en la familia debido a las labores de un oficio y la necesidad de sustentar a la familia. Para muchos hijos llega a ser complicado entender que su padre no está ausente por decisión propia, sino que son las necesidades económicas las que lo mantienen alejado procurando el sustento. Pero esto no excusa que cada padre necesita esforzarse por encontrar el tiempo para acercarse a sus hijos en lo emocional, social y moral. La figura del padre no es intercambiable por regalos o una vida cómoda.

1 – Me levantaré e iré a mi padre.
Para mayor entendimiento de nuestro tema es necesario leer completamente en el libro de Lucas 15:11-32. Entonces continuemos. Dicha lectura nos ilustra la actitud de nuestro Padre celestial hacia nuestros comportamientos a través de dos hijos:
  • El menor, en algún momento de su vida, se siente atraído por los placeres que puede ofrecer este mundo. Entre estos se encuentra el pecado.
  • El mayor, en algún momento de su vida, experimenta el egoísmo. Viviendo en la abundancia, no sabe de piedad y perdón.
En el pasado, en la mayoría de las culturas, los padres no se involucraban en la crianza de los hijos. La mayor parte del tiempo se dedicaban a proveer económicamente a la familia, y la madre era quien se encargaba del hogar. Pero los tiempos han cambiado, y ahora los padres quieren saber más del desarrollo de sus hijos. Aunque aún hay quienes necesitan estar mucho tiempo ausentes del hogar por cuestiones de economía, se dan el espacio, estando agotados, de no tener tiempos libres sino de encontrarse con sus hijos para compartir su cariño.

En la lectura que hicimos de Lucas 15:11-32 no se nos narra nada acerca de la madre, pero todo indica que eran ricos (Lucas 15:17). Ambos hijos tenían cubiertas sus necesidades bajo el techo de su padre, pero sus sueños personales eran otra cosa. El hijo menor tenía deseos ocultos acerca de llevar una vida distinta. Quizá él se decía: "Me iré a asomar en otra provincia y sabré qué pasa allí", algo que nos puede sonar muy inocente, pero hay lugares que no necesitamos visitar. Él quería experimentar la vida lejos de la mirada de sus conocidos. ¿Por qué desearía esto? ¿Su padre le negaba algo o lo oprimía?

Este hijo menor no se escapó, sino que pidió su herencia por adelantado, como si su padre ya hubiese fallecido, y se fue lejos a esconderse de su mirada para “triunfar” por sí mismo. Pero lo que encontró fue tentaciones (Lucas 15:30). Esperaba “disfrutar”, pero encontró hambre (Lucas 15:16). Realmente la estaría pasando muy mal. Veamos el siguiente versículo:

Lucas 15:18 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

2 - El regreso del hijo.
Como vimos en el versículo anterior, de alguna manera el hijo menor, en su mente, cada vez que pensaba en su padre, también lo hacía en el cielo. ¿Por qué pensaba así? Es probable que el sufrimiento que llegó a experimentar lo hiciese tocar fondo, y ahora reconocía las virtudes de un padre ejemplar del cual él huyó.

Generalicemos: en la actualidad lo que se espera de un padre es paciencia. Te juzga en lo necesario, establece límites, se hace presente en los momentos críticos, y si necesitas un abrazo, te lo dará sin importar qué situación estén pasando emocionalmente, porque es tu padre y tú su hijo.

Aunque hoy en día todavía hay hombres a los que se les complica mostrar sus sentimientos, esto no tiene que ser así con la familia. Un buen padre tendrá siempre en sus oraciones a sus hijos, y una mirada de amor nunca será ausente. Veamos el siguiente versículo:

Lucas 15:20 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

Este hijo menor no esperó a que la situación mejorara en su vida para regresar. ¿Qué pretendemos decir al insinuar que no trató de ocultar su situación actual?
  • Estuvo mucho tiempo ausente.
  • Quizá aún olía a ‘loción’ de cerdo y maderas.
  • Ropas gastadas y sucias.
  • Sin regalos de sus ‘vacaciones’ para la familia.
A su padre nada de eso le interesaba: “corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. El padre no reclamó nada porque se haya ido, pero se alegró porque ahora estaba de regreso. Entiéndase que este hijo se encontraba arrepentido.

Al hacer la analogía de nuestra lectura, podemos entender que nuestros errores de vida no nos alejan del amor de Dios, y siempre nos recibirá plenamente cuando regresamos con arrepentimiento genuino.

Conclusion:
Nuestra lectura nos enseña que ser padre va más allá de proveer económicamente o simplemente estar presente. Ser padre es estar dispuesto a recibir y perdonar, pero no a permitir el pecado bajo tu techo. Es guiar con amor.
Nuestra sociedad hace mucho énfasis en comprar cosas a los hijos, pero hay otras necesidades que también deben cubrirse, como el afecto, el tiempo y la misericordia.
Todo hijo debería tener la certeza de que hay un lugar al cual regresar sin temor. Y si Dios perdona, también nosotros debemos hacerlo.

Salmos 103:13 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.


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