Deja en manos de Dios todo lo que haces, notas predicación

domingo, 2 de enero de 2022


Los tiempos de cambio llegan y son ahora, el mundo se está transformando en medio de una situación social y económica complicada mientras hay quienes solo se preocupan sin saber cuál es el siguiente paso. Quizá usted es parte de la gente que experimenta incertidumbre pensando en lo que acontece y de lo que no tiene control pero quiero que se detenga a recordar las ocasiones en que Dios lo ha socorrido en el pasado y ciertamente aunque usted experimente miedos e inseguridades en el presente si usted permanece fiel y confiando en el Señor entonces nuevamente le mostrará su gloria, Dios siempre tiene el control. Veamos el siguiente versículo:

 

Proverbios 16:3 Traducción en lenguaje actual (TLA)

Deja en manos de Dios todo lo que haces, y tus proyectos se harán realidad.

 

El versículo anterior es una verdad para el creyente que no lo exenta de planear y edificar proyectos en su vida pero sí nos recuerda que por más perfectos que sean nuestros cálculos hacia el futuro al final si Dios quiere será de otra manera. Todo creyente que conoce el evangelio con el tiempo llega comprender que el propósito de nuestra existencia es dar gloria a Dios pero el cómo lo conseguimos es la parte que nos corresponde analizar.

 

De manera general en la iglesia se discute que una forma de dar gloria a Dios es siendo buenos padres, hermanos o hijos, esto se extiende a lo laboral y social siendo buenos jefes, empleados o ciudadanos. Todo lo anterior da gloria desde la perspectiva del creyente que ejerce una fe no anónima y es aquí donde en muchas ocasiones ocurre la falla.

 

Lamentablemente hoy en día son pocos los que evangelizan de manera abierta y hay muchos creyentes que aunque gozan de un buen testimonio de vida nadie sabe de su fe. En tiempos remotos era más fácil reconocer quién servía a Dios no solo por la conducta o alguna cruz, sino porque al hablar se podía apreciar una intención de evangelizar pero con el paso de los años muchos han llegado a ocultar su fe por vergüenza a la opinión de familiares y personas cercanas.

 

Está claro que no siempre habrá quién quiera escuchar las buenas nuevas pero muchos de nuestros asistentes están más tranquilos sin hacerse notar fuera del templo. Veamos los siguientes versículos:

 

1 Corintios 9:16 Palabra de Dios para Todos (PDT)

16 Porque enseñar la buena noticia de salvación no es motivo para que me llene de orgullo. Es sólo mi obligación. Y pobre de mí si no lo hago.

 

Estas palabras fueron escritas por el apóstol Pablo y, aunque no estamos narrando su biografía, podemos rescatar algunos elementos interesantes a partir de su ministerio. Por ejemplo, en el libro de Hechos 18:1-4 se nos dice que hacía tiendas de campaña. Por un momento traslademos esto en la historia de evangelización a través de los siglos y encontraremos una cantidad considerable de misioneros que mientras predicaban la palabra de Dios también desempeñaban oficios múltiples para subsistir.

 

En cada uno de nosotros que hemos aceptado a Cristo si bien no todos nos desempeñamos como “apóstoles”, ocurre que al momento de decir que aceptamos a Cristo en nuestras vidas está también incluido que demos testimonio de Él hasta los confines de la tierra (Hechos 1:8) Pero seamos honestos eso no está ocurriendo, cuando predicamos sobre las bendiciones que vienen de Dios todos los creyentes quieren levantar las manos y pronunciar “Amen” pero cuando se trata de compartir la palabra de Dios vemos a no pocos bajar la cabeza o mirar al “hermano” talentoso y que habla bien. El llamado a predicar el evangelio es en todo tiempo y oportunidad para todos nosotros. 

 

En el último año seguro es que muchos conocidos ya no nos acompañan a causa de alguna enfermedad, accidente o fallecieron de forma natural y quizá tuvo la ocasión por mucho tiempo de exhortarlos y animarles pero ahora no tiene la certeza de dónde terminarán para la eternidad. Existe un cielo (Juan 14: 1-3) y un infierno (Lucas 16: 27-30) del cual Jesús predicó y son pocos los creyentes que tienen conciencia del segundo y de las consecuencias de guardar silencio para evitar importunar a sus conocidos. Veamos los siguientes versículos:

 

Santiago 4:14-15 Palabra de Dios para Todos (PDT)

14 Ustedes ni siquiera saben qué va a pasar con su vida el día de mañana, porque ustedes son como vapor que aparece sólo por un momento y después desaparece. 15 Por el contrario, siempre deberían decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello».

 

Aunque en estos tiempos de cambio emprenderemos muchos nuevos planes y construiremos de los sueños una realidad para el día de mañana necesitamos no olvidar que nuestro tiempo en esta vida es corto “como vapor que aparece sólo por un momento y después desaparece”. Como cada año que vemos pasar y trataré de ser lo más claro posible: aun entre los creyentes están los que edifican a favor para el reino de Dios, los que no mueven ni un bloque y quienes destruyen.

 

Usted y yo somos como los primeros necesitamos tomar las palabras del apóstol Pablo y su actitud para evangelizar «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello» sin abandonar el evangelizar, exhortar y construir.


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