Serán mis testigos, notas predicación

domingo, 23 de enero de 2022


Esta semana ha resultado por demás interesante pues mientras se despierta el interés por profundizar en las escrituras hemos recibido distintas reacciones sobre lo que presupone predicar el evangelio y que todo creyente indistintamente del puesto en la iglesia debería realizar. Veamos el siguiente versículo:
 
Hechos 1:8 Palabra de Dios para Todos (PDT)
Pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder. Serán mis testigos en Jerusalén, en toda la región de Judea, en Samaria y en todo el mundo.

 
Como podemos leer: “Serán mis testigos” son palabras referidas a quienes ya han creído y son de resaltar por el interés que tenemos en señalar que la predicación del evangelio no es solamente responsabilidad de pastores o diáconos sino para todos quienes hemos aceptado a Jesucristo como salvador. Entonces ¿Por qué ocurre que no todos predican o qué nos distrae de involucrarnos?
 
Aunque puede haber distintos enfoques para expandir el evangelio, como resulta el hacerlo en la iglesia local enseñando a niños o jóvenes, ofrendar dinero para “ayudar a la evangelización” o incluso predicar en púlpito, podemos ver que en el versículo está señalado al final que “en todo el mundo” necesitamos ser testigos y allí es donde muchas veces se produce el fallo. Como miembros del cuerpo de la iglesia o creyentes llegamos en ocasiones de manera indirecta a identificarnos como testigos de Jesús únicamente en el templo y en ocasiones esto no ocurre siquiera en nuestras casas.

  • Ser creyentes requiere que nos identifiquemos así en cualquier lugar.
  • Ser creyentes requiere que prediquemos en cualquier lugar.
  • Ser creyentes requiere que no hagamos excepciones en ningún lugar.

Aunque en la biblia no se define como tal la palabra “misionero”, en la práctica actual moderna las iglesias realizan una acción “misionera” que consiste en establecer las herramientas necesarias que convengan para que de nuestras filas surjan “buenos obreros” (2 Timoteo 2:15). Entonces el inconveniente aquí es cuando en la iglesia no se motiva a los miembros a convertirse en testigos activos de la palabra y se conforma con llenarlos de actividades, mantener o incrementar el número de asistentes.
 
No se debe malentender nuestras palabras queremos decir que la iglesia local es muy necesaria pero también debe trabajar en despertar en cada asistente la pasión por la evangelización porque de otra manera seguirán siendo pocos los obreros (Mateo 9:37) y para que esto no ocurra cada uno necesitamos irnos involucrando activamente, el ánimo de unos motivara a otros. Pensemos en los siguientes versículos:
 
Filipenses 2:1-3 Dios Habla Hoy (DHH)
1 Así que, si Cristo les ha dado el poder de animar, si el amor los impulsa a consolar a otros, si todos participan del mismo Espíritu, si tienen un corazón compasivo, 2 llénenme de alegría viviendo todos en armonía, unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito. 3 No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo.

 
En el tiempo presente son muchas las iglesias que están en decadencia por no lograr animar y consolar al necesitado, los asistentes ya no participan del mismo espíritu permitiendo que “el mundo” (Romanos 12:2) encuentre lugar en sus filas, no hay armonía, no hay amor, no están unidos en un mismo espíritu y propósito. Estas situaciones llegan a ocurrir debido entre varias cosas a dejar que la rivalidad, el orgullo y la falta de humildad encuentre sitio entre nosotros. Pero permítame decirle que siempre confiando en Dios habrá esperanza. Veamos el siguiente versículo:
 
Isaías 53:6 Dios Habla Hoy (DHH)
6 Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros.

 
Si Cristo ha cargado la maldad de todos nosotros y como creyentes encontramos arrepentimiento volviendo a mirar la cruz entonces solo queda que nos ocupemos en lo verdaderamente importante y esto es la expansión del evangelio. Toda intención oculta en nosotros debe ser quitada (arrepentidos) para que la iglesia sea eficaz nuevamente y la predicación del evangelio vuelva a tomar fuerza y esto depende de nosotros pues Dios ya ha hecho su parte.


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