Por eso, cuida bien tus rebaños, notas predicación
domingo, 30 de agosto de 2020

Si bien hay distintas formas de afrontar todo tipo de problema, la única forma no recomendable es la desesperación. Entiendo que una cosa es tener hambre en lo personal y ayunar quizá un día, pero cuando se tienen hijos la situación se percibe muy distinta. Un bebé no entiende de economías fracturadas, pandemias o falta de empleos, sino que tiene hambre y eso es todo lo que sabe y es su mundo.
El creyente «inexperto» dirá a si mismo «Dios proveerá como siempre lo ha hecho» pero el día de hoy la reflexión que queremos hacer es quizá un llamado de atención con referencia a lo dicho. Pues si bien «Dios tiene deseos para bien con nosotros», también desea que asumamos nuestra responsabilidad de planear nuestro futuro y enfrentemos las consecuencias de nuestras decisiones. Veamos los siguientes versículos:
Proverbios 27:23-25 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Las riquezas no son eternas ni el dinero dura para siempre. Las cosechas se acaban, y la hierba se seca. Por eso, cuida bien tus rebaños.
Ponga atención en como termina este versículo ... «Por eso, cuida bien tus rebaños.» En el pasado remoto la institución bancaria no se encontraba dispersada en cada pueblo y la gente no usaba el dinero como lo hacemos en la actualidad. El sistema económico estaba regido por lo bienes físicos a los que tenías acceso. Por ejemplo, la cantidad de hectáreas de tierra que poseíamos, las semillas que guardábamos en nuestros graneros y también el número de animales que poseíamos.
Tener una vaca en un pueblo donde no las hay representaba «estatus social». Mi padre me contó alguna vez que cuando él era muy chico, el hecho de que alguien fuera dueño de un taxi sería el equivalente a ser profesionista; y que incluso a está persona las jóvenes lo verían «guapo». Todo esto en un pueblo. Ahora imagine usted un escenario similar pero en un tiempo mas remoto con el poseedor de un caballo o muchos. Tener rebaños en una época remota implicaba directamente riqueza.
Pero si continuamos analizando nuestro versículo nos encontraremos con otro aspecto que es el que nos trae a el mensaje del día de hoy. Dice así «Las riquezas no son eternas ni el dinero dura para siempre. Las cosechas se acaban, y la hierba se seca.» aquí se nos habla de los tiempos de cambio. Desconozco cuál es tu situación actual, pero la mayoría de la gente tiene altas y bajas (emocionales y económicas) en la vida. También le llaman tiempo de «vacas flacas y gordas». Cuando se tiene abundancia es tiempo para cuidar y ahorrar.
- ¿Que es lo que tienes si no es una vaca? - La familia es también una riqueza, ¿la cuidas?
Como creyente estoy convencido que las «promesas de Dios» requieren sanas finanzas al menos. En los tiempos actuales quizá nuestra economía no nos permita lujos pero si gastos inteligentes. Desayunar todos los días con «refresco» y cenar comida a domicilio no es un gasto que toda la gente pueda llevar y al final del mes aun poder pagar la electricidad o el gas. Vivir de prestado tampoco parece ser muy inteligente cuando tienes tres sistemas de «televisión por cable e internet». Con todo esto lo que queremos decir es que tenemos excesos que resultan innecesarios, gastos no esenciales y decisiones no meditadas.
Cuando vemos el panorama actual quizá estemos pensando en nuestra familia y que acciones podemos tomar para garantizarles un mejor futuro que el nuestro, lo cual parece bien por tanto analicemos brevemente el aspecto familiar. Leamos el siguiente versículo.
Salmos 128:1-4 Traducción en lenguaje actual (TLA)
¡Dios bendice a todos los que lo obedecen y siguen sus enseñanzas! Si tú eres uno de ellos, Dios te bendecirá mucho. En el seno de tu hogar comerás y disfrutarás de lo que ganes con tu trabajo. Tu esposa tendrá muchos hijos. ¡Parecerá un racimo de uvas! Nunca en tu mesa faltará comida, y tus hijos crecerán fuertes como los olivos. ¡Así es como Dios bendice a todos los que lo obedecen!
Existen distintos aspectos por los cuales Dios puede traer bendición a la familia pero en breve se nos da a conocer que esta llega a través de una persona y dice « Si tú eres uno de ellos» de los que obedecen y siguen sus enseñanzas. Por tanto, hay que prestar atención a qué obedecer. Por ejemplo, citando en el versículo anterior de proverbios: «Por eso, cuida bien tus rebaños.» Y también en salmos: «En el seno de tu hogar comerás y disfrutarás de lo que ganes con tu trabajo» Con lo que tenemos, al ponerlo en el contexto actual, que debemos cuidar nuestra economía y también de lo recibido por nuestro trabajo . Entonces nuestra esposa e hijos percibirán que «Nunca en tu mesa faltará comida».
Si bien tenemos que ir a una conclusión, esta seria que la bendición de Dios y la abundancia en «nuestra mesa» no radica en lo que nos esforcemos en poseer rebaños, o qué tan inteligentes podamos ser en las finanzas. Mas bien «¡Dios bendice a todos los que lo obedecen y siguen sus enseñanzas!». Nuestro trabajo no es lo que genera nuestras ganancias, sino Dios quien las provee. Sea inteligente y hágale caso al Señor en estos tiempos difíciles.
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