Si cambias y regresas a mí, yo te restauraré, notas predicación

domingo, 23 de agosto de 2020


En la semana pasada expusimos el tema «Extremos en el creyente» el cual puedes encontrar en nuestro sitio de Blogspot, o al revisar nuestras publicaciones en la pagina de Facebook. En dicha narrativa señalamos la necesidad de tener identidad siendo como «la sal y la luz del mundo». El saber valorarnos con la estima e identidad que Dios tiene en nosotros evita que nos estemos saboteando, y mas aun, nos hace vivir con un propósito. Sin propósito de vida es muy complicado que lleguemos a algún lado o que en el transcurso experimentemos la paz. Hay quienes con pocas o muchas horas de sueño simplemente no logran descansar. Aunque pueden existir muchos factores, le queremos pedir al lector que idealice lo que la gente llama «común o normal». Si no es por una enfermedad o por tener deudas con la «tanda» del trabajo, entonces debería ser mas sencilla la vida. Al terminar nuestras actividades cotidianas allí mismo terminarían nuestras preocupaciones y regresaríamos a casa para disfrutar con la familia de la disponibilidad del  poco o mucho tiempo que nos da Dios. Pero en muchos casos sabidos no ocurre así, leamos lo siguiente.

Jeremías 15:19 Palabra de Dios para Todos (PDT)
Entonces esto dijo el SEÑOR: «Si cambias y regresas a mí, yo te restauraré y estarás ante mi presencia. Si dejas de hablar bobadas y dices lo que en realidad tiene valor, entonces tú serás quien hable por mí. Son ellos los que tienen que volverse a ti y no tú quien tiene que volverse a ellos.

Siendo este un resumen de la predicación analizaremos en sentido inverso este versículo, dice así «Son ellos los que tienen que volverse a ti y no tú quien tienes que volverte a ellos.» Cuando las cosas se complican en la vida, eres el nuevo en el trabajo o simplemente tienes deseo de «encajar» con otras personas, lo que resulta mas sencillo para alcanzar este objetivo es mimetizarse (la Real Academia de la lengua Española lo define como: adoptar la apariencia de los seres u objetos del entorno). Y entonces nos enfrentamos al dilema de expresar lo que realmente pensamos o callarlo y hablar solo lo que realmente quieren oír otros. Si elegimos lo primero,  nuestros pensamientos son ordenados y controlamos nuestra lengua, entonces todo debería ir bien en nuestra vida. Pero la mayoría de las veces la gente opta por lo segundo y habla lo que otros quieren escuchar por ser parte del «rebaño». 

  • La expresión «no mientas por convivir» toma mucho sentido en este momento. Pero mas aun hemos observado seguramente casos donde encontramos personas que se mimetizan perfectamente con quienes no tienen un modo de convivencia sana. Fuman, se emborrachan y se drogan porque otros lo hacen, aprenden las malas mañas por estar con personas que nos les traen ningún beneficio.
  • El problema de la corrupción en la política, el trabajo o en las familias se ha generalizado porque algunos tienen malas practicas en su forma de comportarse y aparenta que tienen muchos beneficios. Por tanto, quienes no realizan dichas practicas son aquellos que no logran avanzar en los puestos que se desempeñan. Es así que deciden tomar el mismo camino corrupto para obtener los mismos beneficios. Pero lo que no alcanzan a prever es que esto solo les atraerá preocupaciones y quizá enemigos no necesarios. En cierto sentido es triste ver que  esta «enfermedad» (así nombrada por tener cura), le esta afectando al creyente por decisión propia; escoge contaminarse al actuar de igual forma que quienes no tienen temor de Dios, sorbe del agua puerca hasta incarse a dos rodillas.
  • En las iglesias vemos a gente cantando, rezando y predicando; pero, que por otro lado son uno mas, mimetizados con distintas formas de corrupción. No hay un distintivo fuera del espacio donde todos lo conocen como cristiano porque simplemente es uno mas del «rebaño».


Permítame decirle que estamos llamados a hacer la diferencia. Sigamos analizando nuestro versículo «Si dejas de hablar bobadas y dices lo que en realidad tiene valor, entonces tú serás quien hable por mí» Ciertamente es discutible a la vista de los NO creyentes si Dios habla o no con las personas. Y quizá nos critiquen de hablar con la pared o piensen que creemos en magia. Pero lo que NO es discutible es la forma de actuar de nosotros que ellos ven  en la calle, oficina y con nuestras familias. Nuestras acciones hablan mejor que nuestras palabras. Y están observando cada vez que nos cruzamos un semáforo en rojo, tiramos basura en la calle o robamos una pluma de la oficina; o cada vez que escuchan cómo le gritas y golpeas a tu «pareja» e hijos cuando crees que nadie te ve. Después de esto te encuentras a tu vecino al que le dices por las mañanas cuando te lo encuentras «Dios lo bendiga» y a unos pasos el murmura para si mismo y sonriendo «no te creo nada...»

  • En la actualidad tenemos muchos creyentes que están hablando bobadas y dicen cosas sin valor, porque su forma de actuar y vivir no los respaldan cuando expresan «Dios me ha hablado».
  • Tito 1:16 Traducción en lenguaje actual (TLA) Dicen que conocen a Dios pero, cuando vemos el mal que hacen, sabemos que eso no es cierto. Son odiosos y desobedientes, incapaces de hacer algo bueno.


Por ultimo veamos lo siguiente: «Entonces esto dijo el SEÑOR: «Si cambias y regresas a mí, yo te restauraré y estarás ante mi presencia». Si tu que estas leyendo esto eres creyente, sabes que el problema de la corrupción esta filtrado en todos los ámbitos de la sociedad y quizá tu mismo has tomado decisiones ligeras pensando que nadie sabe lo que has hecho, pero aun tienes una conciencia o quizá el mismo Espíritu Santo «te ha hablado»; entonces solo queda que te preguntes si estas dispuesto a hacer los cambios necesarios para regresar al Señor y estar en su presencia o seguirás siendo un «creyente mediocre» que se ha mimetizado con la sociedad y seguirás robándote las moneditas que sobraron de las compras que te encargaron como cuando eras niño.

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