Los jóvenes ante el mundo, notas predicación

domingo, 9 de agosto de 2020


Día con día vemos a los jóvenes de esta generación apresurarse a buscar un destino, una meta, una realización, donde quizá para algunos no hay ningún proposito. La desesperación  por lograr sobresalir los hace tomar decisiones apresuradas que en ocasiones solo les traen problemas. El mundo cambia constantemente y parece exigirles correr más rápido de lo que pueden, algunos se cansan, otros descansan y están aquellos que se «retiran» permanentemente ante la frustración de sentir que no logran nada. Las modas y estilos de vida parecen mostrar unas exigencias cada vez mayores, ¿estamos ante un engaño que solo pretende esclavizarnos como máquinas de producción desechables? 

Si bien esta idea quizá resulta insultante para los jóvenes llenos de sensación de libertad y poder de decisión, en la práctica son sus deseos los que toman sus decisiones. Hoy ve un nuevo celular o quizá un carro nuevo y entonces dentro de si se dispara una sensación de «deseo», ¿qué tiene que hacer y por cuánto tiempo para obtener aquello que sus ojos miran? Esto conlleva a la toma de decisiones, el camino largo que resulta de estudiar muchos años, trabajar horas extras, abstenerse de algunos antojos por ahorrar, o quizá un camino más corto como robar la tarjeta de crédito de los padres, salir a la calle a pedir una cooperación «voluntaria» con un cuchillo en la mano, o incluso involucrarse en negocios ilícitos.

Dependiendo de las prisas que tenga por obtener el objeto de su «deseo», los límites éticos, morales y la educación recibida en sus primeros años de vida me aventuro a expresar que será un 80 por ciento lo que influirá en la toma de sus decisiones. Si bien este resulta ser un número al azar, el grado de frustración del joven de no obtener las cosas que desea de manera inmediata no está determinada por arrojar unos dados del juego de la oca. Veamos el siguiente versículo.

1 Juan 2:16 Dios Habla Hoy (DHH)
porque nada de lo que el mundo ofrece viene del Padre, sino del mundo mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece: los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los ojos y el orgullo de las riquezas.

En este versículo hay tres factores que a continuación analizaremos en resumen para entender un poco de donde se origina todo esto.
  • Los malos deseos de la naturaleza humana. La semana pasada explicamos cómo es que Dios nos conoce y sabe todo acerca de nosotros (El carácter, notas predicación). Y por explicar de alguna manera cómo es que se generan los malos deseos en el humano podríamos decir «el fruto no cae lejos del árbol», mucho de lo que somos se lo debemos a nuestros padres, pero no con esto los vamos hacer responsables de todas nuestras acciones cuando ya somos adultos. Veamos qué explicación encontramos en el siguiente versículo.
Mateo 15:19-20 Traducción en lenguaje actual (TLA)
18-20 Pero si la gente dice cosas malas, es porque es mala y siempre está pensando en lo malo: en cómo matar, en cómo ser infieles en el matrimonio, en cómo hacer cosas indecentes, o en cómo robar, o insultar a otras personas, y mentir. A Dios no le agrada que gente así lo alabe. Pero cualquiera puede alabar a Dios, aunque coma sin lavarse las manos.
  • El deseo de poseer lo que agrada a los ojos, esto recibe el nombre de envidia y por siglos a sido un mal que acompaña a la humanidad. Veamos qué explicación encontramos en el siguiente versículo.
Santiago 4:2 Traducción en lenguaje actual (TLA)
2 Son tan envidiosos que quisieran tenerlo todo, y cuando no lo pueden conseguir, son capaces hasta de pelear, matar y promover la guerra. ¡Pero ni así pueden conseguir lo que quieren!
Ustedes no tienen, porque no se lo piden a Dios.
  • El orgullo de las riquezas, tener lo que otros no tienen, estarse comparando, desear impresionar a gente no nos lleva a ningún lado. Veamos qué explicación encontramos en el siguiente versículo.
1 Corintios 13:3 Nueva Traducción Viviente (NTV)
3 Si diera todo lo que tengo a los pobres y hasta sacrificara mi cuerpo, podría jactarme de eso; pero si no amara a los demás, no habría logrado nada.

Como podemos leer, mientras nuestros jóvenes tengan su mirada en las cosas terrenales estas dominarán su conducta y principios, lo cual los llevará a experimentar día con día frustración, esta es una trampa tanto para los que aún no logran sus «deseos» de triunfo, logro, y superación como para quienes creen que ya han alcanzado la meta. Mientras nuestra mirada no esté puesta en las cosas espirituales más altas, el materialismo será quien nos conduzca a la decadencia.

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2 Corintios 4:7 (TLA)

Tenemos este tesoro en vasijas de barro para demostrar que este extraordinario poder que obra en nuestra vida no viene de nosotros, sino de Dios.

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