El tema del día de hoy es acerca de cómo la comodidad y lo inmediato no siempre representan el mejor camino a recorrer. Los mayores aprendizajes de la vida provienen de sobreponerse ante las dificultades y acumular logros al salir adelante en las situaciones más exigentes. Hagamos memoria de todo aquello a lo que nos hemos sobrepuesto y por qué el camino complicado fue la mejor elección que podíamos escoger.

1 – Lo complicado me prepara mejor.
Cuando hablamos de dificultades no deberíamos centrarnos en pensar en dolor o sufrimiento, sino en los desafíos a la incertidumbre que nos permitirán crecer. Nunca debemos pensar ante una dificultad que será nuestro fin. Sí, lo sabemos, estás pasándola muy mal, cada día se ve más complicado que el anterior; pero permíteme decirte que hay habilidades que Dios quiere cultivar en ti y no se darán en la comodidad. Hay situaciones que no incluyen un manual de quinientas hojas donde venga detallado paso por paso cómo solucionar todo aquello que te genera ruido en la cabeza y no te permite dormir.

Ahora no lo ves, pero en un futuro cercano comprenderás que los obstáculos fortalecen nuestra creatividad, paciencia, carácter, etc. y cuando lleguen los siguientes conflictos, tú serás más sabio y decidirás mejor. Dios te permitirá vencer la situación imposible que enfrentas hoy y te capacitará para encontrar una ventana de oportunidades. En las Escrituras, en el libro de Números capítulo trece, nos encontramos parte de la historia de Caleb, uno de doce hombres que fueron enviados por Moisés a explorar la Tierra Prometida y cómo, incluso después de cuarenta y cinco años (teniendo él ya ochenta y cinco) recordaba esa aventura.

La historia de Caleb nos habla de la tierra donde fluye la “leche y miel”, pero también nos habla de dificultades, de gigantes en aquella tierra, y cómo la mayoría de quienes le acompañaron veían solo problemas.

2 – Lo complicado puede ser una prueba divina.
Quiero recordarte que nuestro paso por la vida es momentáneo:

Algunos pensarán que el tiempo que le dedicas a servir a Dios es tiempo que no recuperarás, que podrías usarlo para hacer dinero, para estar más tiempo con tu familia, y seguro que tendrán otras buenas ideas. Claro que tú no debes pasar todo el tiempo en la congregación, pero tampoco ausentarte. No puedes estar en todos lados a la vez y, sin embargo, necesitas priorizar. Tus hijos no te esperarán para crecer, tu pareja la escogiste tú, no lo olvides. Pero con respecto al trabajo y otras situaciones, eso podrá cambiar.

Un hombre de Dios necesita revisar diario su “agenda”. Cumplir con todo no es fácil, y en ocasiones has pensado en darte por vencido, olvidarte de todo y escaparte. Eso te dicen precisamente quienes no tienen temor de Dios. Pero tú no eres parte de esa muchedumbre, tú fuiste escogido por Dios para predicar su palabra y cuidar de tu familia. Otros se quejan por no encontrar más tiempo para perderse en los vicios y caminar por todo aquello que ofrece el mundo. ¿Te parece mucho? La eternidad al lado de Dios y nuestros seres queridos me parece más atractiva.

Cuando te sientas cansado, recuerda las victorias que Dios te ha dado en el pasado. Trae a memoria tu primer encuentro con Dios:

Debido a ese primer amor dejaste pasar muchas oportunidades que el mundo corrupto y lleno de avaricia ofrece. Seguir a Dios y cuidar de tu familia es algo que pocos realmente comprenden. Hoy en día, las congregaciones y las familias se están resquebrajando por falta de ética y principios, pero este camino nos da aprendizajes profundos y Dios está observando nuestra fidelidad.

Conclusión:
No siempre el camino que recorremos será fácil, y lo inmediato no resulta del todo conveniente. En materia de fe, hay tanto por decir, pero principalmente siempre se centra en que las adversidades son las que desarrollan en nosotros las cualidades que Dios busca. Podemos aprender de Caleb, quien supo mantener viva su fe aun con el paso del tiempo. No le daba importancia a su edad ni a las circunstancias. La vida no se trata solo de resistir y recordar tiempos pasados cuando todo era más sencillo y sin complicaciones. Hoy, Dios nos llama a avanzar sin miedo, porque aún hay victorias que lograr.