Me seréis testigos: notas predicación

domingo, 6 de abril de 2025


El día de hoy hablaremos acerca del avivamiento que se experimenta en estas fechas del año, con la intención de discernir el camino que falta por recorrer y quizá lograr mejorar la convicción por la que usted se encuentra aquí. Entonces, veamos su significado general: cuando las personas despiertan nuevamente el interés por algo ya conocido, pero a una escala aún mayor que en el pasado, estamos hablando de renovación. Las personas, con el paso del tiempo, pueden llegar a perder el interés por aquello que alguna vez les llenó de pasión, sea un deporte, los estudios o incluso la familia. La fuerza de la costumbre, de vivir siempre lo mismo, de experimentar las mismas emociones, termina en muchos casos desgastando nuestro interés.

Las personas se terminan aburriendo de salir de vacaciones, de sus trabajos, de los amigos. Todo a donde miremos y que en algún momento nos ha llegado a apasionar puede terminar siendo monótono o sin sentido. Por la misma razón, no son pocos quienes viven buscando a lo largo de su vida nuevas emociones, y su argumento es no sentirse estancados. Esta sensación hace que en ocasiones puedan llegar a cometer locuras al no comprender los límites para la inquietud que se ha desatado dentro de sus cabezas.

Dicho lo anterior, tener inquietudes no es algo necesariamente malo. Existen, para el creyente, aspectos en los que se debería buscar renovar, pero no por experimentar nuevas emociones, más bien porque le permitirán continuar creciendo. Cuando las personas en lo cotidiano creen haber alcanzado el máximo conocimiento, manejo del arte o destreza, esto se vuelve la razón principal para abandonar alguna práctica. Así también, el creyente de a pie, en su vida de fe, cuando no sabe cómo continuar su desarrollo y la misma congregación no tiene un plan de crecimiento claro, termina por fastidiarse.

Entonces, hablar de este tema en algunas congregaciones todo el año, pero no vivirlo, en ocasiones resulta contraproducente, al ser un tema que puede llegar a desgastar el interés de quienes ya tienen poco entusiasmo en asistir y seguir asistiendo sin ver nada de lo que se está hablando. Deseamos que no se malentienda lo anterior. De manera constante, a nivel personal, deberíamos vivir en avivamiento, pero no todos saben el camino para crecer hasta ese punto.

1 - Los Cuatro Puntos Hacia el Avivamiento
Enumeremos cuatro puntos que nos permitan saber en dónde nos encontramos en el camino hacia el avivamiento:
  • Convicción y conciencia de pecado.
  • Arrepentimiento espiritual.
  • Renovación de la fe.
  • Testimonio (predicar).
¿Puede discernir en cuál de los puntos anteriores se encuentra? El orden es importante y no puede estar, por ejemplo, en el cuarto sin pasar cada cierto tiempo por los anteriores puntos. Hay gente que toda su vida se encuentra dando vueltas en el primer punto, o así en el segundo o tercero. Participando de escuelas dominicales, congresos e institutos, terminan conociendo más Biblia que muchos pastores, sobrecalificados para iniciar una congregación o predicar, pero aunque aparenten avivamiento, al no ir al cuarto punto, entonces limitan su crecimiento y también, hay que decirlo, se están engañando.

2 - Ejemplos de Avivamiento en la Biblia
Veamos los siguientes versículos:

Mateo 27:57-61 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
57 Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. 58 Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo. 59 Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, 60 y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue. 61 Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro.


En la Biblia encontramos diferentes puntos en los que se produjeron avivamientos. Platiquemos brevemente de José de Arimatea, del cual se nos habla en los versículos anteriores. Sabemos que él era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo a la situación social (Juan 19:38). Al suceder los acontecimientos de la cruz, algo ocurrió en él y decidió salir, aun siendo ya tarde, a reclamar el cuerpo de Jesús. Esto lo expondría como creyente, sin duda.

Tenemos, por otro lado, a quienes siempre estuvieron presentes al pie de la cruz, como son María, la madre de Jesús, María Magdalena y Juan, “el discípulo amado” (Juan 19:25-27). También otras mujeres (Mateo 27:55-56, Marcos 15:40-41) y un centurión romano. Veamos su cita bíblica:

Mateo 27:54 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
54 El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente este era Hijo de Dios.


Este último, el centurión, habría presenciado, por su oficio, en distintas ocasiones mucho sufrimiento, situaciones similares, pero para esta ocasión algo fue distinto, tanto que llegó a expresar: “Verdaderamente este era Hijo de Dios”. El avivamiento de la iglesia primitiva inició aquel día y hoy tendríamos que preguntarnos si será necesario que nosotros estemos también al pie de la cruz.

Aunque aquí no mencionamos a los 12 discípulos cercanos a Jesús, sabemos que el avivamiento para ellos llegaría unos días después, y este a través de encontrarse nuevamente con Jesús resucitado. Hoy en día, algunos reclaman la falta de esa presencia para el avivamiento, pero esto podría ser debido precisamente a la falta de fortaleza de los cuatro puntos hacia el avivamiento que hemos mencionado.

Hechos 1:8 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
 
 

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