El tema del día de hoy es acerca de la inconstancia. Seguro que todos hemos, en algún momento, experimentado situaciones en las que, por alguna razón, una actividad que debíamos realizar no hemos podido concluir o se nos ha dificultado llevarla a cabo por razones como las siguientes:

• La procrastinación: Nos vemos continuamente buscando hacer cosas distintas que requieren menos esfuerzo en lugar de entregarnos a realizar aquello que se nos dificulta.
• La falta de motivación: Nos encontramos sin entender el propósito para concluir alguna tarea.
• El perfeccionismo: Algunas personas deciden no continuar con lo que están realizando al darse cuenta de que no podrán completarlo de manera perfecta.
• La falta de planificación: Debido a no prever situaciones inesperadas o reservar un tiempo adecuado, y confiando en nuestra experiencia, solemos dejar cosas inconclusas.

Las anteriores son solo algunas de las muchas razones por las cuales llegamos a desistir de hacer lo que debíamos. Pensemos si esto nos señala, por algún momento, como nuestros propios enemigos. Nuestro comportamiento está moldeado por las prácticas cotidianas, y lo único que nos puede llegar a limitar es decir que podemos cambiar rompiendo las malas costumbres. Pero decirlo es más fácil que hacerlo, y en cada caso debemos ser conscientes de que no ocurre solo con proponérselo (Filipenses 4:13, Isaías 40:31, 2 Corintios 12:9-10). Veamos el siguiente versículo:

Mateo 6:34 Dios Habla Hoy (DHH)
34 No se preocupen por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día tiene bastante con sus propios problemas.

Entre los creyentes es común escuchar que depender de Dios implica no preocuparse, y a veces se llega a sacar de contexto el versículo anterior. Pero si lo leemos con detalle, lo que realmente dice es: "Cada día tiene bastante con sus propios problemas". Es decir, debemos ocuparnos de lo que estamos haciendo ahora, lo que implica hacernos responsables de lo que debemos hacer. Podemos planear a futuro e ir avanzando en cada día que transcurre.

Algunas congregaciones simplemente trabajan sin ningún tipo de planificación para, de esta manera, no tener que dar explicaciones por la falta de resultados. Es cómodo decir que nuestra vida está completamente en manos del "Espíritu Santo" y que no estamos improvisando (porque "fluimos", a lo cual se le dan muchos significados). Lo anterior puede ser discutible, pero nuestra deuda con Dios no lo es. Jesús, estando en la cruz, pronunció lo siguiente:

Juan 19:30 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
 
Las palabras "Consumado es", que vemos en el versículo anterior, provienen del griego "tetelestai", que originalmente se utilizaban para señalar que algo ha sido completado, y también se usaba para referirse a los impuestos, es decir, a un tipo de deuda. Existen cosas que la mayoría de las personas no desean realizar, pero que son una obligación. Jesús decidió pagar de la manera más difícil nuestra deuda con Dios; no procrastinó, no vio falta de motivación. En Él hay perfección y planificación, lo que lo llevó a no dejar ningún pendiente.

Cuando, como creyentes, nos sintamos incapaces de realizar nuestras obligaciones, necesitamos recordar lo anterior: nada nos llegará a exigir el máximo sacrificio que Jesús realizó así que ninguna tarea nos será imposible de completar.

Hebreos 10:36 Palabra de Dios para Todos (PDT)
36 Tengan paciencia y hagan la voluntad de Dios para que reciban lo prometido.