Aleja al amigo: notas de predicación

domingo, 9 de marzo de 2025


El tema del día de hoy es acerca de aprender a perdonar y cómo esto nos beneficia. Hablar de este tema es fácil en comparación con dar los pasos para otorgarlo. Desde que uno se plantea las posibles razones por las cuales deberíamos aprender a perdonar, inmediatamente vienen a la mente los recuerdos de por qué llegamos a estar resentidos con alguien o una circunstancia.
 
De las primeras cosas que escuchamos argumentar es que necesitamos conocer los acontecimientos y motivos para que alguien nos llegara a lastimar, y es entonces que incluso algunos piensan en cosas como la venganza. Al momento de estar preparando este tema, nosotros no podemos saber el sufrimiento que usted ha experimentado por causa de otras personas, pero conocemos la agonía que causamos como humanidad a Jesús, el hijo de Dios.
 
Lo que hablamos a continuación está enfocado para creyentes, pero si algo le es útil, entonces hágalo suyo. Aprender a perdonar puede llegar a ser incluso mucho más doloroso que lo que nos causó la herida. Comúnmente se dice que en el ámbito médico, cuando una herida está mal curada o infectada, se requiere limpiarla tallando (raspando) hasta conseguir una área limpia donde se pueda suturar o intervenir de alguna manera, y es entonces que podemos comenzar a sanar. Mientras esto no ocurra, podemos encontrarnos con reinfecciones e incluso agravar nuestro estado de salud.
 
Las personas ajenas a usted no podemos saber cómo ha sido dañado, y si sus heridas son superficiales o muy profundas (en el alma). Pero lo que sí comprendemos con lo que hemos expuesto es que perdonar nos permitirá sanar de reinfecciones. ¿Qué situaciones acompañan la falta de perdón?
  • Amargura
  • Resentimiento
  • Desconfianza
  • Tristeza
  • Falta de paz
Piense por un momento tener una o todas las anteriores. Esto requiere de un breve autoanálisis, y siempre es más fácil señalarlo en otras personas que reconocer nuestra situación. Aun así, con el tiempo podemos llegar a reconocer nuestra situación, pero no saber cómo lidiar con esto. Veamos los siguientes versículos:
 
Lucas 23:39-41 Dios Habla Hoy (DHH)
39 Uno de los criminales que estaban colgados, lo insultaba: —¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos también a nosotros! 40 Pero el otro reprendió a su compañero, diciéndole: —¿No tienes temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo? 41 Nosotros estamos sufriendo con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo.

 
Para continuar, dividiremos la forma de pensar de la humanidad en dos extremos, aunque resulta más complejo, pero nos servirá para la narrativa que estamos llevando. Están quienes, a lo largo de la vida, aprenden a dañar a otros y también quienes cuidan de otros. Las razones de por qué ocurre esto las desconocemos, pues la vida nos trata de muy diversas formas, pero lo que está claro es que, cuando los días se acortan y comenzamos a hacer caso de la experiencia, podemos llegar a estar conscientes, en lo individual, de qué es lo que nos ha llevado a tomar decisiones y ser de determinada forma hasta ese momento.
 
Los criminales que se encontraban colgados junto con Jesús al parecer sabían que el castigo de la cruz estaba reservado para faltas muy graves en la sociedad, y aun así, uno de ellos dijo: “Nosotros estamos sufriendo con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo.” Es decir, se veía a sí mismo y al otro criminal como personas que no tenían derecho al perdón por sus faltas y posiblemente por el daño que habían ocasionado a otras personas. El arrepentimiento por errores cometidos en el pasado no debería esperar hasta que nuestros días terminen. Eso es lo que podemos extraer del fragmento que leímos de las escrituras, porque mientras unos lo encuentran, para otros, al parecer, ni estando Jesús a su lado podrán hacerlo.
 
Así como nosotros necesitamos buscar el perdón, también necesitamos aprender a perdonar, y aunque usted sienta que ha sido muy lastimado y por momentos lo crea imposible, basta con observar la vida de Jesús para comprender en qué consiste el verdadero perdón. Él, teniendo a legiones de sus ángeles (Mateo 26:53) dispuestas a auxiliarle, se reservó su derecho a desquitarse por el maltrato que estaba recibiendo. De igual manera, humanamente podemos pensar que, aunque la vida da vueltas y un día podamos llegar a tener el control de la vida de otras personas, no deberíamos guardar sentimientos negativos por un pasado donde ellos nos hayan lastimado. Ahora nosotros podemos perdonarles, y si las cosas no mejoran, alejarnos de estas personas.
 
Entendamos que las personas que tenemos a Cristo en nuestras vidas podemos llegar a perdonar y continuar, a veces apartados de aquellos que no saben perdonar y están atrapados en el rencor. Solo Dios puede cambiarte y sanar aquellas cosas que ha considerado imposibles. Insistimos en que, si alguien se encuentra en este momento dañándolo, perdone, ore y se aleje. Considere las acciones legales pertinentes, pero no sea guiado por la falta de perdón. En algún punto de la vida de esa persona, se encontrará con Dios (Romanos 14:10-12). Necesitamos aprender a perdonar y perdonarnos para no quedar atrapados en los recuerdos del pasado.
 
Proverbios 17:9 Dios Habla Hoy (DHH)
9 Quien pasa por alto la ofensa, crea lazos de amor; quien insiste en ella, aleja al amigo.
 
 

Buscar un tema

Entradas populares

2 Corintios 4:7 (TLA)

Tenemos este tesoro en vasijas de barro para demostrar que este extraordinario poder que obra en nuestra vida no viene de nosotros, sino de Dios.

Redes sociales

Enlace para tu celular