La vida está llena de decisiones, algunas mejores que otras, de estas ¿cuántas son meditadas con respecto a las consecuencias? Es decir, la gente se detiene a pensar con profundidad al respecto cuando las cosas ya no van bien del todo y entonces escuchamos expresiones como “de haber sabido” o “si alguien me hubiese avisado”. Mucha gente está viviendo las malas consecuencias de decisiones tomadas en un momento de estrés, enojo, tristeza, soledad, capricho y aquí puede añadir cualquier emoción que en desorden llegó a tomar por instantes el control de usted. Entonces llegarán momentos a su vida que lo llevarán al límite.
 
Cuando estudiamos la vida de Moisés en el antiguo testamento nos encontramos con un hombre que vivió una vida muy complicada hasta sus días finales, veamos los siguientes versículos:
 
Deuteronomio 30:19-20 Traducción en lenguaje actual (TLA)
19 »El cielo y la tierra son testigos de que hoy les he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Yo les aconsejo, a ustedes y a sus descendientes, que elijan la vida, 20 y que amen a Dios y lo obedezcan siempre. De ustedes depende que vivan muchos años en el territorio que él prometió a Abraham, a Isaac y a Jacob, los antepasados de ustedes».
 
Moisés desde que empezó a caminar con Dios y hasta sus últimos días tenía una preocupación por quienes continuarían su legado el día que él falleciera, seguramente a algunos nos ha venido a la mente algo similar. En la vida cotidiana están quienes destruyen a sus familias peleando por las herencias y otros factores materiales pero cuando observamos los versículos anteriores tenemos que resaltar que Moisés quería heredar su fe en Dios “Yo les aconsejo, a ustedes y a sus descendientes, que elijan la vida, y que amen a Dios y lo obedezcan siempre” como resultado de “elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición”.
 
¿Cuáles son las elecciones que tenemos que hacer hoy en día para permanecer en la fe? Amar a Dios y obedecerle, desde la perspectiva del creyente no ha cambiado. En las iglesias son muchos quienes afirman amar a Dios pero en la práctica son pocos quienes realmente se comprometen a obedecerle. Los casos de maltrato familiar e infidelidad que en su mayoría se concretan en deshonestidad nos están señalando la desobediencia y situación de pecado.
 
Alguien que dice amar a Dios no puede andar por la vida pecando de manera holgada, sin vergüenza y deshonestamente. Pero cuando decimos amar a Dios es porque él nos ha amado primero, nadie que ha experimentado el amor de Dios puede volver a una vida de pecado y sin conciencia. Cuando usted conoce a alguien en la iglesia y que en lo personal lleva una vida de pecado abiertamente escandalosa entonces puede estar seguro que esta persona solo ha escuchado de Dios pero no es un creyente.
 
Moisés quiso heredar su fe en Dios a quienes venían después de él, un propósito hermoso, un pensamiento bonito, pueden ser muchas cosas pero en la práctica la única manera de que alguien pueda heredar nuestra fe en Dios es que usted lo lleve a tener un encuentro personal con Cristo. Veamos los siguientes versículos:
 
Juan 14:6-7 Reina-Valera 1960 (RVR-1960)
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
 
¿Cómo podemos llevar a otros a heredar nuestra fe en Dios? Pues la respuesta es simple pero hacerlo es complejo, Jesús es el camino y nunca ha habido otro, por tanto necesitamos enseñar sobre Jesús a nuestros seres amados, pero se vuelve complejo cuando nosotros mismos no estamos motivados a aprender para transmitir. Veamos los siguientes versículos:
 
Mateo 11:28-30 Palabra de Dios para Todos (PDT)
28 »Vengan a mí los que estén cansados y agobiados, que yo los haré descansar. 29 Acepten mi enseñanza y aprendan de mí que soy paciente y humilde. Conmigo encontrarán descanso. 30 Mi enseñanza es agradable y mi carga es fácil de llevar».
 
La gente vive cansada y agobiada, luego acuden a la iglesia pero NO hacen lo que Jesús nos invita a imitar “Acepten mi enseñanza y aprendan de mí que soy paciente y humilde” ¿Entonces qué aprenden quienes asisten a la iglesia? Algunos religión o a dormir, otros a criticar y tantos más a quejarse en lo que no están dispuestos a ayudar. Pero en realidad deberíamos estar aprendiendo a hacer su palabra efectiva a través de amarle y obedecer. Veamos el siguiente versículo:
 
Juan 1:12 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
 
Cuando llegamos a ser “hijos de Dios” podemos amarle y obedecerle como resultado de recibirle y creer en su nombre. Un hijo aprende a obedecer a su padre de manera natural y mientras NO tengamos a Dios como nuestro padre celestial de manera “natural” no podemos obedecerle. ¿Queda claro porque varios que se hacen llamar “hermanos” no son ni siquiera nuestros primos en Cristo?
 
Enseñemos a nuestros hijos que por asistir a la iglesia o nosotros ser cristianos esto NO los vuelve automáticamente cristianos (Juan 3:3) hasta que sean conscientes de que Cristo esté actuando en sus decisiones de vida podríamos decir que están en el camino de ser hijos de Dios (Romanos 8:14-17).
 
En la vida tendrás que tomar muchas decisiones pero solo una realmente importante. ¿Estás dispuesto a amar y obedecer a Dios? Entonces es tiempo que decidas conocerlo como tu Padre, confiar en él y permitirle tomar las decisiones que realmente te convienen. Abandona la doble vida que llevas como “creyente” y entrégate. Que el Señor bendiga y alargue tus días en su servicio y puedas heredar la fe.
 
1 Juan 4:19 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.