Uno de los problemas que nos llegamos a encontrar en la vida diaria es la apatía por parte de nuestros colaboradores, amigos o incluso familia a integrarse a nuestros proyectos. Siendo que en ocasiones desconocen el propósito con el cual estamos realizando una actividad o bien no les apasiona lo mismo que a nosotros entonces resulta muy complicado transmitirles la misma motivación que nos mueve.

En las empresas frecuentemente nos encontramos con empleados que hacen el mínimo de lo que se les pide, en la familia algunos solamente realizan lo que se necesita. Ahora piense cómo esto afecta a su país si también los servidores públicos están decididos a realizar únicamente lo esencial. Esto mismo se termina transmitiendo a nuestras iglesias donde se llega a carecer de la formación de los “servidores” a causa de un mal discipulado.

En el antiguo testamento nos encontramos con Moisés que a duras penas podía gobernar a su nación emergente. Un hombre con un llamado genuino al servicio, que gozaba de una relación personal con Dios y estaba cumpliendo su voluntad. Leyendo la biblia, es evidente que su suegro Jetró estaba observando su desempeño, así como en su momento Aaron y María (aunque con enfoques muy distintos). Y aún en la actualidad, nosotros continuamos con el estudio de sus acciones.

Todo creyente necesita saber que influye de alguna manera a sus relaciones sociales en casa y fuera de esta. También comprender que será observado y criticado por quienes aún no aceptan a Cristo como fuente de vida y depende de nuestra actitud y comportamiento (testimonio) el que algunos nuevos creyentes dejen de calentar las sillas en las reuniones de la iglesia y pasen a servir a otros hermanos.

A pesar del buen testimonio de Moisés, su suegro Jetró podía observar que las veinticuatro horas del día no le eran suficientes, así que dejó de calentar las bancas y decidió intervenir. Una de las mejores maneras de saber si una iglesia está creciendo o si los hermanos de la fe se están desarrollando es ver si les surge deseo de servir de manera natural. Tener que rogarle a una persona por su tiempo y servicio son indicadores de alguien que no está convencido o preparado.

Cada día usted se levanta de su cama y acude al trabajo o quizá a la escuela porque está convencido de que de no hacerlo algo no ocurrirá, lo hace por el salario o lo hace por tener mejores oportunidades en la vida. De igual manera cuando un creyente acude a la iglesia sin que se le tenga que insistir es debido a un beneficio espiritual que necesita y espera obtener (en caso de  tener alguna otra motivación, con el tiempo los frutos de sus acciones se pondrán en evidencia).

Los nuevos creyentes necesitan ser enseñados para servir, no todos lo hacen desde el primer día y no necesariamente saben qué tienen que hacer. Sin embargo es necesario prestar atención porque en ocasiones llegará un Jetró a nuestras vidas que sabrá que es lo que se necesita hacer y dependerá de nosotros el no cerrar nuestros oídos a sus consejos. Veamos el siguiente versículo:

Éxodo 18:13 Dios Habla Hoy (DHH)
13 Al día siguiente Moisés se sentó para resolver los pleitos de los israelitas, los cuales acudían a él desde la mañana hasta la tarde.
 
Así serían los días de Moisés antes de que nombrara a los “jueces” que lo ayudarían a aconsejar y gobernar al numeroso pueblo hebreo. De manera similar, hoy en día nos encontramos con iglesias donde quienes participan en las primeras posiciones llegan a estar más que agotados. Somos humanos y nuestras capacidades tienen sus límites que cada persona necesita saber reconocer. De otra manera, nuestro servicio se vuelve deficiente y transmitimos nuestro agotamiento. Veamos el siguiente versículo:
 
Éxodo 18:17-18 Dios Habla Hoy (DHH)
17 Pero su suegro Jetró le advirtió: —No está bien lo que haces, 18 pues te cansas tú y se cansa la gente que está contigo. La tarea sobrepasa tus fuerzas, y tú solo no vas a poder realizarla.
 
En ningún momento Jetró aconsejó a Moisés que dejara de hacer su trabajo pero sí le sugirió una manera más eficiente de hacerlo para que no se agotara. Hay personas con llamado y deseo genuino de servicio pero si el trabajo es mucho entonces se necesita ayuda.

Aquí señalaremos la existencia de iglesias que por “activismo sin propósito” agendan congresos, campamentos, retiros y actividades que lejos de cumplir una planeación llegan a ser distractores y fuentes de cansancio. Pues más que caminar en una dirección clara para expandir el reino de Dios parecen vagar por el desierto siguiendo cualquier doctrina de moda.

La iglesia primitiva estaba organizada y buscaba enfocarse en anunciar el mensaje de Dios. Veamos los siguientes versículos:
 
Hechos 6:2-4 Dios Habla Hoy (DHH)
2 Los doce apóstoles reunieron a todos los creyentes, y les dijeron: —No está bien que nosotros dejemos de anunciar el mensaje de Dios para dedicarnos a la administración. 3 Así que, hermanos, busquen entre ustedes siete hombres de confianza, entendidos y llenos del Espíritu Santo, para que les encarguemos estos trabajos. 4 Nosotros seguiremos orando y proclamando el mensaje de Dios.
 
En el versículo tres podemos leer “busquen entre ustedes siete hombres de confianza, entendidos y llenos del Espíritu Santo” y podemos comprender que el consejo o ayuda que podamos recibir para la iglesia necesita retener estas características. Incluso para los tiempos actuales donde se escucha hablar de continuo de abusos podemos añadir el siguiente versículo:
 
1 Timoteo 6:10 Dios Habla Hoy (DHH)
10 Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males; y hay quienes, por codicia, se han desviado de la fe y se han causado terribles sufrimientos.
 
Entonces enumeremos estos puntos para continuar:

• Hombres de confianza.
• Entendidos.
• Llenos del Espíritu Santo.
• No codiciosos.

Y ahora veamos lo que Jetró aconsejo a Moisés leamos los siguientes versículos:
 
Éxodo 18:21 Dios Habla Hoy (DHH)
21 Por lo que a ti toca, escoge entre el pueblo hombres capaces, que tengan temor de Dios y que sean sinceros, hombres que no busquen ganancias mal habidas, y a unos dales autoridad sobre grupos de mil personas, a otros sobre grupos de cien, a otros sobre grupos de cincuenta y a otros sobre grupos de diez.
 
Y ahora enumeremos esto en puntos:

• Hombres capaces.
• Sinceros.
• Que tengan temor de Dios.
• Que no busquen ganancias mal habidas.

Ahora le pregunto ¿observa cierto grado de similitud entre el antiguo y nuevo testamento? ¿Ocurre lo mismo con la iglesia en que usted participa? Porque esta predicación no se trata de señalar las fallas de nuestras iglesias pero sí de exponer si nosotros somos parte de esas fallas. Nosotros podemos llegar a pensar que estamos colaborando con la expansión del evangelio pero si llegamos a algún puesto dentro de la organización sin cumplir los requisitos que señala Dios entonces estamos viviendo una mentira.