Dios no miente, notas predicación

domingo, 26 de septiembre de 2021


Esta semana queremos hablar del cuándo y por qué permanecer quietos y confiados ante las adversidades. Seguramente usted conoce muchos de los llamados versículos de promesa —esos que comparten hasta las personas que no pisan una iglesia ni por error y llenan de esperanza a cualquiera como si de un “hechizo” se tratase—, incluso me atrevería a decir que ya le deben haber “recetado” alguno para una situación complicada pero ¿en realidad debería confiarse de estos?

Si nosotros no confiáramos en Dios o en su palabra, no estaríamos aquí el día de hoy. Así que la mitad de la respuesta está clara: le recomendamos creerle al creador del universo. Leamos el siguiente versículo:

Hebreos 6:18 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Ahora bien, como Dios no miente, su promesa y su juramento no pueden cambiar. Esto nos consuela, porque nosotros queremos que Dios nos proteja, y confiamos en que él nos dará lo prometido.


Sin embargo, queremos explicar el por qué esto no significa que todo va a estar bien en ciertos escenarios. Normalmente, junto con cada promesa que encuentre en la biblia, también habrá un “público” a quien se dirige. Es decir, ese beneficio ofrecido, no es para todos. Leamos el siguiente versículo:

Salmos 34:15-16 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Dios siempre cuida a los suyos y escucha sus oraciones, pero a los que hacen lo malo les vuelve la espalda y borra de este mundo su recuerdo.


Tal vez usted, en algún momento, se ha repetido algo del estilo: “Dios conmigo, ¿quién contra mí?” Pero como puede observar en los versículos anteriores, cabe la posibilidad de que él no esté con usted. Ni asistir regularmente a una iglesia ni repetir ninguna “oración mágica” obligan a el Señor a protegerlo. Cuando alguien busca deliberadamente dañar a terceros, no puede esperar que el mismo defensor de los oprimidos lo proteja. Él defenderá a los suyos, a quienes actuaron rectamente y no a los que los agredieron. Por lo que le recomendamos que, antes de pensar en qué oración lo va a sacar de alguna dificultad, medite si es que usted mismo provocó la situación. En cuyo caso, necesita arrepentirse de su falta,  pedir perdón a Dios y, en dado caso, a los perjudicados.

Por otra parte, si usted no ha actuado con dolo hacia otros, sigue existiendo una probabilidad de que quien le causa la adversidad sea aquel que lo mira desde el espejo cada mañana. Puede estar viviendo una vida aparentemente buena y, al mismo tiempo, ir en contra de la voluntad de Dios. Tal vez él le ha dado alguna instrucción que usted se rehúsa a obedecer. Veamos el siguiente versículo:

1 Reyes 2:3 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Cumple los requisitos del Señor tu Dios y sigue todos sus caminos. Obedece los decretos, los mandatos, las ordenanzas y las leyes que están escritos en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todo lo que hagas y dondequiera que vayas.


Como puede ver, aquí hay una promesa de éxito que tiene una lista de condiciones. No dice que todo aquel que repita el versículo triunfará en lo que emprenda. Ni siquiera dice que todos los hijos de Dios lograrán lo que se propongan. Habla de conseguir la victoria como consecuencia de seguir los caminos del Señor y obedecerle. Si usted ya está cumpliendo con no tratar de perjudicar a otros y aún encuentra problemas todo el tiempo, le proponemos cuestionarse si está siguiendo el trayecto que se trazó para usted. Pues bien podría ser un ciudadano modelo en un país muy lejano de aquel al que Dios lo llamó, estando así, como en el caso de Jonás, en desobediencia.

También necesitamos entender que para que el rey de reyes esté de nuestro lado, nosotros tendremos que dejar las actitudes de este mundo y actuar como parte de su equipo. Ya hablábamos de no agredir a otros como forma de obedecer pero el siguiente versículo se nos pide algo más. Para seguir los caminos de Dios es necesario servir al prójimo:

Marcos 10:42-45 Palabra de Dios para Todos (PDT)
Pero Jesús los llamó y les dijo: —Ustedes saben que a los que gobiernan entre las naciones les gusta mostrar su poder. A sus principales dirigentes les gusta ejercer su autoridad sobre la gente. Pero entre ustedes no debe ser así. Más bien, el que quiera ser más importante entre ustedes debe hacerse su siervo. El que quiera ser el número uno entre ustedes debe ser el esclavo de todos. Porque ni aun el Hijo del hombre vino a que le sirvieran, sino a servir a los demás y a dar su vida en rescate por muchos.


A manera de conclusión, le animamos a seguir buscando las promesas de Dios en sus lecturas bíblicas pero le recomendamos poner atención e intención en cumplir las condiciones para que estas se vuelvan realidad en su vida. Sepa que cuando vivimos dentro de la voluntad del creador, él nos protegerá.

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