Planes para su bienestar, notas predicación
domingo, 12 de septiembre de 2021
¿Alguna vez ha experimentado la tranquilidad de la naturaleza? En nuestro planeta existen lugares que son muy agradables y que en tan solo algunos minutos nos producen gozo y tranquilidad. Estos con el tiempo han llegado a ser populares como sitios para vacacionar y huir del estrés del trabajo y las ciudades.
Quizá sintamos dicho descanso debido a que solo vamos por cortos periodos de tiempo, normalmente a pasear y disfrutar pero, ¿qué ocurre cuando estos lugares se convierten en lugares permanentes para vivir?
- ¿Acaso pierden el encanto?
- ¿Nos acostumbramos?
- ¿Dejan de ser lo que eran?
Continuando nuestro estudio del libro de Éxodo nos encontramos al pueblo hebreo después de cruzar el Mar Rojo como un grupo de “vacacionistas cantantes (Éxodo 15 )” que aunque llenos de gozo no lograban comprender que en ocasiones seguir los caminos del Señor nos harán ahondarnos en un desierto. Veamos el siguiente versículo:
Éxodo 15:22 Dios Habla Hoy (DHH)
22 Moisés guió a los israelitas lejos del mar Rojo, por el desierto de Sur. Viajaron durante tres días por el desierto sin poder encontrar agua.
Jesús también caminó al desierto para enseñarnos el camino. Cuando en la vida llegue a experimentar calor, frio, cansancio, dolor, soledad o todo lo anterior junto, quizá esté por entrar al “desierto”. Si fue nuestra decisión por seguir a Cristo lo que nos llevó ahí, entonces Dios mismo nos dará la salida de este lugar; NO para regresar a las costumbres pasadas, mas bien para salir transformados. Aun así, caminar hacia el desierto necesita ser una decisión nuestra.
Hoy en día muchos creyentes, al experimentar algún tipo de sufrimiento, andan diciendo que Dios los ha puesto en un desierto, cuando en realidad llegaron solos, debido a su mala toma de decisiones.
El pueblo hebreo, en obediencia a Dios, en un principio llevaba provisiones y caminaba contento y confiado hasta que el agua se agotó. De igual forma, algunos creyentes confían que con congregarse una vez a la semana el “recipiente” no se vaciará y también hay quienes desde un principio no han tomado lo necesario para el viaje. Veamos el siguiente versículo:
Éxodo 15:23 Palabra de Dios para Todos (PDT)
23 Cuando llegaron a Mara, no pudieron tomar del agua que había allí porque era amarga. Por eso ese sitio se llama Mara.
Viendo el anterior versículo podemos decir que no solo al pueblo hebreo se le terminaron las raciones de agua sino que también a usted se le agotarán. Necesitamos comprender que a lo largo del viaje de la vida cristiana es necesario rellenar varias veces y de manera constante nuestro interior con aquello que solo Dios nos puede dar.
En el camino nos toparemos con aguas de amargura y desilusión, imagine lo que algunos del pueblo hebreo —que no miraron a Dios al entrar al desierto sino a Moisés— pensarían: “Este no es el paseo que nos prometiste. ” También algunos cristianos que recién comienzan en los caminos del Señor llegan a experimentar desilusión al llegar las primeras pruebas de su fe.
Hay pruebas que Dios pone en nuestra vida y hay situaciones complicadas que nosotros provocamos a causa de nuestros pecados. Veamos los siguientes versículos:
Éxodo 15:24-25 Palabra de Dios para Todos (PDT)
24 El pueblo se quejó con Moisés y le preguntaron: «¿Qué vamos a beber?»
25 Moisés le pidió ayuda al SEÑOR y el SEÑOR le mostró un árbol. Moisés echó el árbol al agua y el agua se volvió dulce. En ese lugar Dios puso a prueba al pueblo y estableció una ley y una norma de conducta.
En los versículos anteriores podemos leer como quienes no tienen un diálogo con Dios enfocan su mirada en el hombre. El pueblo se quejaba con Moisés, nadie expresó “clamemos a Dios por su ayuda” o “doblemos las rodillas en oración”. En las congregaciones llega a ocurrir algo similar, en vez de buscar a Dios para que supla nuestras necesidades, acusamos a quien nos invitó de haber provocado nuestras desgracias. Moisés le pidió ayuda al Señor, no se preocupó en ese momento por la falta de oración del pueblo ni tampoco se quejó de su pesimismo, él asumió su responsabilidad y entonces Dios le mostro una solución.
“Un árbol que endulzó las aguas amargas” contiene muchos aspectos espirituales profundos que dejaremos para otro momento pero hagamos la comparativa con otra madera, la cruz de nuestro Señor Jesús, en la cual podemos llegar a enfrentar toda situación de desierto.
Cuando realmente seguimos a Cristo sabemos que habrá con qué endulzar las aguas amargas de la vida. Podemos adentrarnos en las profundidades del desierto con la seguridad de que hay un propósito para atravesar por ahí y que hay un destino que hará que todo el cansancio valga la pena.
Jeremías 29:11 Palabra de Dios para Todos (PDT)
11 Sé muy bien lo que tengo planeado para ustedes, dice el SEÑOR, son planes para su bienestar, no para su mal. Son planes de darles un futuro y una esperanza.
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