Sin tener fe, notas predicación
domingo, 27 de junio de 2021
Hoy en día, mucha de la gente pasa tiempo pensando cómo agradar a otras personas: la familia, los amigos o la pareja. Y esto puede llegar a ser algo muy complejo cuando nos ponemos a pensar que cada quien tiene una forman diferente de vivir y alegrar sus días, lo cual puede llegar a ser indescifrable. Por otro lado, también están aquellos que ni siquiera saben qué quieren para desayunar hoy.
Vivir para satisfacer las necesidades de otras personas puede llegar a ser frustrante. Sin tomar en cuenta que en ocasiones, ese esfuerzo no será correspondido. También tenemos casos en donde no importa la reciprocidad, en los que el buscar agradar a otros se convierte en un acto de amor. Como, por ejemplo, la relación padres-hijos.
Entonces podemos decir que existen diferentes maneras de amar. Por lo cual existen diferentes maneras de buscar agradar a otras personas. Definamos las cuatro más comunes:
Mientras que en lo común podemos llegar a buscar agradar a otras personas o a nosotros mismos, son los pocos quienes realmente se comprometen a buscar agradar a Dios. Tenemos quienes hablan de «adorar a Dios con cantos» pero se enamoran de los reflectores y la atención. También quienes dicen tener un «llamado a predicar la palabra a otras naciones» pero no hacen el mínimo esfuerzo para prepararse en otros idiomas o de menos ahorrar para comprar el boleto de avión. A esto, hay que agregar a quienes se consideran a sí mismos «llamados a pastorear multitudes» pero no preparan diligentemente a su congregación y mucho menos levantan líderes que les sucedan. Y, por qué no agregar a quienes día con día dicen llevar una vida recta observando las escrituras, pero «algo no cuadra». En realidad nadie sabe qué tan comprometido estás en buscar los caminos de Dios y agradarle, excepto él mismo.
Pero en un acto de autocrítica y reflexión podemos confrontarnos y ver si al menos nosotros lo estamos intentando. Veamos el siguiente versículo:
Hebreos 11:6 Dios Habla Hoy (DHH)
Pero no es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.
Uno de los requisitos para poder agradar a Dios es la fe. En la actualidad tenemos el problema de que cada vez más gente duda de su existencia. Quisiéramos ver descender su reino aquí a la Tierra ahora. Pero muchos dudan que tal cosa exista y aun de los milagros o eventos sobrenaturales. Con el avance del conocimiento y ciencias, el humano busca comprender el universo. Pero, a la par, negar la existencia de Dios; pues así, el humano puede justificar cualquier acción que emprenda en la vida sin importar las consecuencias.
Sin fe, la salvación que predicamos no se significa nada. Esta solo está garantizada por el acto de creer que la hay y alguien la otorga. La oración que hacemos por nuestras necesidades como la salud, comida o trabajo sin fe solo serían el resultado de nuestros esfuerzo y límite tecnológico. Pero Dios actúa por medio de la fe para quienes creen en él. Y para quienes no, están las leyes del universo, creadas por él, para que le lleguen a conocer. Así lo entendemos en los siguientes versículos:
Romanos 1:19-20 Palabra de Dios para Todos (PDT)
Lo que se conoce sobre Dios, ellos lo saben muy bien porque Dios mismo se lo ha mostrado. Porque lo que de Dios es invisible, o sea su poder eterno y todo aquello que lo hace ser Dios, se ha hecho claramente visible desde la creación del mundo. El ser humano ha podido entender todo eso con facilidad al observar la creación de Dios. Así que la humanidad no tiene excusa alguna para hacer todo el mal que hace.
Entonces, ¿Qué podemos hacer para saber que hay fe en nosotros? veamos algunos puntos que debemos auto-criticar y contestar en silencio en base a lo ya expuesto:
Por fe Noé trabajó para Dios, por fe Abel adoró a Dios, por fe Enoc caminó con Dios. Todos tienen en común que buscaron agradar a Dios en la acción y no en el conformismo o la inmovilidad. De nosotros mismos podemos estar seguros que nuestras acciones, o falta de ellas, hablarán con el tiempo y encontrarán su recompensa.
Conclusión:
La fe que agrada a Dios está muy lejos de la religiosidad que llegamos a practicar en nuestras casas o en la iglesia. Veamos el siguiente versículo:
Mateo 15:7-9 Traducción en lenguaje actual (TLA)
¡Son unos hipócritas! Dios tenía razón cuando dijo por medio del profeta Isaías: “Este pueblo dice que me obedece, pero en verdad nunca piensa en mí. De nada sirve que ustedes me alaben, pues inventan reglas y luego las enseñan diciendo que yo las ordené.”
Cientos de iglesias hoy en día congregan a millones de personas que no conocen en absoluto a Dios ni cómo agradarle. Pero, muchos de ellos, guardan las tradiciones por cultura, por costumbre, por las amistades que ahí encuentran, por los beneficios que reciben, y la lista puede seguir, pero cada quien sabe su verdadera motivación. Sin embargo, para quienes sí tienen entendimiento de por quién se reúnen, hacemos un llamado a poner en práctica su fe, acudiendo a ese llamado que Dios puso en sus corazones, a no conformarse con la tradición, a no congregarse solamente a calentar un asiento.
Vivir para satisfacer las necesidades de otras personas puede llegar a ser frustrante. Sin tomar en cuenta que en ocasiones, ese esfuerzo no será correspondido. También tenemos casos en donde no importa la reciprocidad, en los que el buscar agradar a otros se convierte en un acto de amor. Como, por ejemplo, la relación padres-hijos.
Entonces podemos decir que existen diferentes maneras de amar. Por lo cual existen diferentes maneras de buscar agradar a otras personas. Definamos las cuatro más comunes:
- Eros: Este se centra en el conjunto de tendencias e impulsos sexuales de la persona (REA). Se puede interpretar como el desarrollo de la relación entre una pareja de connotación sexual.
- Storge: Este se centra en la relación entre familiares como es el caso de padres, hijos y hermanos.
- Philia: Este se centra en las relaciones afectivas hacia otras personas de carácter fraterno, amistad y afecto.
- Ágape: Este se centra en ser incondicional y se manifiesta en el auto-sacrificio y la caridad. Comúnmente empleado en el cristianismo para referir el amor de Dios hacia el humano.
Mientras que en lo común podemos llegar a buscar agradar a otras personas o a nosotros mismos, son los pocos quienes realmente se comprometen a buscar agradar a Dios. Tenemos quienes hablan de «adorar a Dios con cantos» pero se enamoran de los reflectores y la atención. También quienes dicen tener un «llamado a predicar la palabra a otras naciones» pero no hacen el mínimo esfuerzo para prepararse en otros idiomas o de menos ahorrar para comprar el boleto de avión. A esto, hay que agregar a quienes se consideran a sí mismos «llamados a pastorear multitudes» pero no preparan diligentemente a su congregación y mucho menos levantan líderes que les sucedan. Y, por qué no agregar a quienes día con día dicen llevar una vida recta observando las escrituras, pero «algo no cuadra». En realidad nadie sabe qué tan comprometido estás en buscar los caminos de Dios y agradarle, excepto él mismo.
Pero en un acto de autocrítica y reflexión podemos confrontarnos y ver si al menos nosotros lo estamos intentando. Veamos el siguiente versículo:
Hebreos 11:6 Dios Habla Hoy (DHH)
Pero no es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.
Uno de los requisitos para poder agradar a Dios es la fe. En la actualidad tenemos el problema de que cada vez más gente duda de su existencia. Quisiéramos ver descender su reino aquí a la Tierra ahora. Pero muchos dudan que tal cosa exista y aun de los milagros o eventos sobrenaturales. Con el avance del conocimiento y ciencias, el humano busca comprender el universo. Pero, a la par, negar la existencia de Dios; pues así, el humano puede justificar cualquier acción que emprenda en la vida sin importar las consecuencias.
Sin fe, la salvación que predicamos no se significa nada. Esta solo está garantizada por el acto de creer que la hay y alguien la otorga. La oración que hacemos por nuestras necesidades como la salud, comida o trabajo sin fe solo serían el resultado de nuestros esfuerzo y límite tecnológico. Pero Dios actúa por medio de la fe para quienes creen en él. Y para quienes no, están las leyes del universo, creadas por él, para que le lleguen a conocer. Así lo entendemos en los siguientes versículos:
Romanos 1:19-20 Palabra de Dios para Todos (PDT)
Lo que se conoce sobre Dios, ellos lo saben muy bien porque Dios mismo se lo ha mostrado. Porque lo que de Dios es invisible, o sea su poder eterno y todo aquello que lo hace ser Dios, se ha hecho claramente visible desde la creación del mundo. El ser humano ha podido entender todo eso con facilidad al observar la creación de Dios. Así que la humanidad no tiene excusa alguna para hacer todo el mal que hace.
Entonces, ¿Qué podemos hacer para saber que hay fe en nosotros? veamos algunos puntos que debemos auto-criticar y contestar en silencio en base a lo ya expuesto:
- Si solo alabamos de labios hacia afuera, sin procurar ni entender ni implementar lo que las canciones dicen, ¿tenemos la fe para hacer los cambios de los que las alabanzas dicen dar testimonio en nuestras vidas, o seguiremos forzando a Dios a escuchar nuestras mentiras?
- Si decimos tener «un llamado por parte de Dios», ¿tenemos la fe para empezar a actuar de acuerdo a este (ejerciéndolo o capacitándonos para hacerlo), o vamos a seguir actuando como incrédulos, esperando que los cambios sean hechos por alguien externo?
- Si decimos ser llamados a pastorear mega-iglesias, ¿tenemos la fe para seguir predicando a los no-creyentes y discipular a nuestra congregación preparándolos para ser pastores y líderes, o vamos a seguir solamente entreteniendo a los que lleguen por su cuenta y siendo estériles?
- Si decimos llevar una vida recta conforme a las escrituras, ¿tenemos la fe para aceptar que «No hay justo, ¡ni uno solo! No hay quien tenga entendimiento. No hay quien de verdad quiera conocer a Dios.?» (Romanos 3:10-11 PDT), y que debemos seguir siendo perfeccionados por Dios el resto de nuestras vidas, o vamos a seguir viviendo en autoengaño y señalando los pecados ajenos por falta de quehacer?
Por fe Noé trabajó para Dios, por fe Abel adoró a Dios, por fe Enoc caminó con Dios. Todos tienen en común que buscaron agradar a Dios en la acción y no en el conformismo o la inmovilidad. De nosotros mismos podemos estar seguros que nuestras acciones, o falta de ellas, hablarán con el tiempo y encontrarán su recompensa.
Conclusión:
La fe que agrada a Dios está muy lejos de la religiosidad que llegamos a practicar en nuestras casas o en la iglesia. Veamos el siguiente versículo:
Mateo 15:7-9 Traducción en lenguaje actual (TLA)
¡Son unos hipócritas! Dios tenía razón cuando dijo por medio del profeta Isaías: “Este pueblo dice que me obedece, pero en verdad nunca piensa en mí. De nada sirve que ustedes me alaben, pues inventan reglas y luego las enseñan diciendo que yo las ordené.”
Cientos de iglesias hoy en día congregan a millones de personas que no conocen en absoluto a Dios ni cómo agradarle. Pero, muchos de ellos, guardan las tradiciones por cultura, por costumbre, por las amistades que ahí encuentran, por los beneficios que reciben, y la lista puede seguir, pero cada quien sabe su verdadera motivación. Sin embargo, para quienes sí tienen entendimiento de por quién se reúnen, hacemos un llamado a poner en práctica su fe, acudiendo a ese llamado que Dios puso en sus corazones, a no conformarse con la tradición, a no congregarse solamente a calentar un asiento.
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