El tema de hoy es acerca de la salvación y la oportunidad de cambiar. El mundo está en constante cambio, y lo que creemos hoy quizá el día de mañana no nos dará la misma confianza. Debido a esto, es normal que surjan en nuestro interior conflictos o incluso depresión. En cada momento que el reloj avanza estamos cambiando tanto en lo físico como en lo intelectual. Las personas con las que convivimos cambiarán y crecerán con el pasar del tiempo, y sería egoísta de nuestra parte prohibirles hacerlo. Así mismo, esta transformación que es necesaria que ocurra también en nosotros, podemos dirigirla en una dirección que nos permita mejorar como personas o, por el contrario, sembrar semillas de amargura que florecerán al ver que no tenemos el control de muchas cosas en este viaje llamado vida.

Entonces, también es necesario decir que hay algunas cosas que son constantes, es decir, inmutables, en las cuales podemos confiar plenamente y nos advierten de resultados. ¿Qué cosas no cambian con el tiempo? Veamos el siguiente versículo:

Isaías 59:1 Dios Habla Hoy (DHH)
1 El poder del Señor no ha disminuido como para no poder salvar, ni él se ha vuelto tan sordo como para no poder oír.
 
Nos encontramos en el versículo anterior con una declaración poderosa que permanece por los siglos, y en la cual, como creyentes, no podemos dudar. Tenemos ejemplos conocidos:

• Pedro es liberado de la cárcel (Hechos 12:6-11)
• La resurrección de Lázaro (Juan 11:38-44)
• La mujer enferma de flujo de sangre (Marcos 5:25-34)
• La conversión de Pablo (Hechos 9:1-19)
• La salvación de Jonás (Jonás 2:1-10)

Aún podemos añadir más, pero simplemente queremos señalar que Dios puede intervenir de manera directa en nuestros problemas cotidianos y no está restringido solo a escuchar y resolver situaciones interiores. Los creyentes han confiado desde siempre en que la oración puede intervenir en el mundo material y que Dios suele actuar en las situaciones que para nosotros resultan imposibles de resolver.

Hemos hablado de que este mundo es cambiante, así como su gente, y quizá, en especial, usted se ha visto movido a transformarse y hacer cosas que no le convenían. Siente culpa, dolor, tristeza y tantos sentimientos que no sabe ni cómo nombrarlos. Cree que no puede ser perdonado por sus seres queridos o por Dios, pero esto no es así. En cuanto a lo espiritual, Él mismo nos ayuda con la oración cuando no encontramos las palabras pero le estamos buscando (Romanos 8:26).

El amor de Dios no cambia y tampoco su deseo de que nos encontremos mejor, pero el poder del pecado para destruir vidas tampoco ha cambiado con el tiempo. No se confunda con que allí donde se encuentra está bien, porque también la salvación por medio de Cristo sigue siendo accesible para todo aquel que invoca su nombre (Romanos 10:10). El tiempo es finito, comprométase hoy a buscarle, es el mejor cambio que puede vivir.
 
Jeremías 33:3 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
3 Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.