He aquí que yo hago cosa nueva, notas de predicación

domingo, 24 de noviembre de 2024


La expresión "lo mejor está por venir" solo es válida para aquellos que no se quedan donde se encuentran cómodos. Las complicaciones que suelen llegar a la vida están sorteadas de tal manera que no hay mal para el cual Dios no haya preparado una solución en nuestro camino (Romanos 8:28). Sin embargo, hay que decir que para algunos creyentes, las situaciones que afrontan son de dimensiones colosales. A lo largo de los años, he llegado a conocer hermanos en la fe con enfermedades terminales, y no solo ellos, sino también sus familias, que son desafiados a mantenerse firmes en lo que ya han establecido como su "destino".

Si bien no hay una forma certera para el hombre de saber qué tiene Dios preparado para su camino y también contamos con libre albedrío, es la voluntad de Dios la que permanece a través de los siglos. Debemos confiar en que nuestros aconteceres, sean rudos o dóciles, están en la mano de Dios, llevándose a cabo con un propósito.

Dicho lo anterior, para esta ocasión queremos reflexionar y dejarlo como una pregunta: ¿Qué pasaría si, sabiendo el plan personal que tiene Dios para nosotros, simplemente nos negáramos a ejecutarlo? Una persona que desconoce cuánto tiempo de vida le queda —ya sea porque es muy joven, anciana o por enfermedad— podría simplemente decidir gozar la vida y poner sus necesidades en primer lugar. ¿Pensaríamos que no es creyente? ¿Es un mal creyente? ¿Está confundido? Las iglesias están repletas de gente que se congrega pero no siente ninguna responsabilidad por interceder, orar, predicar o ayudar al prójimo.

Es probable que usted concluya, así como nosotros, que estas personas no resultan ser creyentes, pero sí forman parte de la congregación o, en su defecto, son personas que nos visitan con frecuencia. Entonces, ¿qué podemos hacer para que la congregación cumpla su propósito y no se estanque? Necesitamos conocer qué motiva a la gente a seguir asistiendo y, a su vez, qué podemos hacer para impulsarlos a llevar el evangelio. Veamos el siguiente versículo:

2 Corintios 10:16 Dios Habla Hoy (DHH)
16 También esperamos extendernos y anunciar el evangelio en lugares más allá de donde están ustedes, pero sin meternos en campos ajenos, para no gloriarnos de los trabajos que otros han hecho.

 
Las anteriores palabras las pronunció Pablo, uno de los más grandes evangelistas de todos los tiempos. Él sentía la motivación de llevar "el evangelio a lugares más allá", sabiendo que cuando la iglesia local está trabajando le llevará un tiempo desarrollarse. Entonces, entendió que no era oportuno meter las manos donde ya hay suficientes trabajando en la obra, y que era mejor ir a otro lado. Sin embargo, lo que tenemos hoy en día son iglesias donde faltan esas manos. Vemos al grupo de jóvenes organizar convivios que dicen ser evangelísticos, pero están distantes de hacer llamados al arrepentimiento o de levantar predicadores serios y formados. Y así ocurre con otras tantas reuniones, como las de oración, que en ocasiones funcionan como un "lavadero de vecindad", donde solo se dispersan chismes.

Si la gente no está acudiendo a la iglesia motivada por la búsqueda de santidad, ¿entonces, por qué siguen acudiendo? La respuesta puede resultar compleja o sencilla, pero no necesariamente satisfactoria. Lo hacen simplemente, y lo seguirán haciendo mientras no encuentren otra cosa que hacer. Porque, aunque cada semana les es revelado el plan de Dios para sus vidas y tienen muchos años congregándose, aún no han sido transformados por la palabra de Dios. Y esto es responsabilidad del predicador, en parte, por insistir en mantener números inflados en la asistencia: "se ve triste el lugar con poca gente y la alcancía vacía", en lugar de reflexionar en el fuego que podría encender si se enfocara en aquellos que están allí por la motivación correcta (Santiago 4:8, Juan 14:23).

Tenemos que orar por aquellos que acuden a congregarse con la motivación equivocada y hacerles saber que el propósito de la reunión es siempre evangelizar. Ser parte de la congregación conlleva esto, y mientras tanto, debemos buscar ser un faro para aquellos que aún no han llegado a los pies de Cristo y están en busca del evangelio fresco y vivo que nosotros debemos procurar. Los "lugares más allá" a los que hacía referencia Pablo, hoy en día, los podemos señalar como lo que ocurre inmediatamente después de la puerta de la congregación, hacia afuera. Es decir, debemos insistir en que quienes acuden en la actualidad sean transformados en verdaderos creyentes. Pero hay un sinnúmero de personas que están esperando que nos demos el tiempo de salir de ese lugar que hemos convertido en la congregación, con la gente que acude cada semana y no quiere cambiar. ¿Cuándo fue la última vez que perdiste la comodidad por hablar de Cristo?

Isaías 43:19 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
 
 

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