El amor sea sin fingimiento, notas de predicación

domingo, 17 de noviembre de 2024


El tema del día de hoy trata sobre un amor que necesitamos experimentar, también conocido como “ágape”. Este amor se caracteriza principalmente por no buscar recibir nada a nivel personal, sino entregarse con generosidad, compasión e incluso clemencia. Si reflexionamos sobre el comportamiento humano, lo cotidiano es que el llamado “amor” suele centrarse en buscar beneficios de algún tipo que pueden ir desde lo emocional hasta lo práctico y material.

Las relaciones de pareja en la actualidad suelen ser poco duraderas debido a que cada individuo decide no renunciar a sus metas personales, y permanecen juntos mientras estas metas estén alineadas, como si las personas no tuvieran derecho a cambiar durante la vida. El egoísmo, en algún punto, puede volverse insostenible para uno o ambos en la relación, y entonces comienzan a lastimarse mutuamente, dando como resultado un rompimiento, quizás sin maltrato físico, pero con un gran dolor emocional.

Relacionarse con otras personas de cualquier forma conlleva la confrontación de ideas. Hay que decir que también nos encontraremos con quienes se esfuerzan por no ser amados, con aquellos que buscan el conflicto de manera constante y viven provocando sufrimiento en otros. Algunos de ellos también terminarán llegando a la congregación. ¿Por qué ocurre esto?

La Biblia ya nos enseña que todos tenemos pecado (Romanos 3:23-24). Las experiencias de la vida pueden empujar a algunos hermanos al sufrimiento y hacerles creer que es justo desquitarse de sus frustraciones. Por eso, todos necesitamos del amor de Cristo para ser realmente libres de todo aquello que cargamos y que nos somete (Juan 8:36, Romanos 6:22, Gálatas 1:4, 2 Corintios 3:17). Entonces, ¿qué podemos hacer para aprender a amar?

Para poder amar, necesitamos conocer, en primer lugar, qué es el amor verdadero. La Biblia también nos enseña acerca de esto, especialmente en los libros de Juan. Aunque el propósito de hoy no es centrarnos en su vida, es bueno conocer algunos aspectos que nos sugieren comenzar nuestra búsqueda del verdadero amor a través de la lectura de este libro. Veamos el siguiente versículo:

1 Juan 3:1 Dios Habla Hoy (DHH)
1 Miren cuánto nos ama Dios el Padre, que se nos puede llamar hijos de Dios, y lo somos. Por eso, los que son del mundo no nos conocen, pues no han conocido a Dios.

 
Este versículo comienza algo fuerte, afirmando que somos distintos al resto de la humanidad debido a que poseemos algo que procede de Dios. ¿Qué podrá ser esto? Juan aprendió directamente de Jesús quién es el Padre (Juan 14:9). Al menos en tres ocasiones, Juan aprendió sobre el amor:
  • Juan deseó que Jesús hiciera descender fuego sobre una aldea que no lo recibió (Lucas 9:51-54).
  • Juan fue testigo de cómo Jesús perdonaba a una mujer acusada de adulterio (Juan 8:1-12).
  • Juan observó cómo Jesús se compadeció de una mujer junto a un pozo en Samaria (Juan 4:1-30).
Así, él llegó a comprender que el verdadero creyente ama, perdona y no aborrece a otros, por muy complicados que sean. Este mismo Juan estuvo al pie de la cruz y allí observó en qué consiste el verdadero amor, un amor que se entrega completamente. El egoísmo es lo contrario al amor y, en algún punto de nuestras vidas, todos hemos caído en él, pero necesitamos aprender a liberarnos de este egoísmo, viéndonos reflejados en Cristo.

El amor “ágape” es lo que nos convierte en creyentes, y por lo tanto, necesitamos reflexionar acerca de lo que nos motiva, tanto dentro como fuera de la congregación, a relacionarnos con otras personas.

Romanos 12:9 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.
 
 

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