El Señor es quien da la victoria, notas predicación
domingo, 12 de mayo de 2024
El tema del día de hoy es acerca de orar por cosas relevantes. La oración sin duda resulta ser un gran alivio al permitirnos depositar nuestras cargas en Dios, algunos la encuentran como un desahogo y otros como un medio de fortalecer a nuestro espíritu cuando hemos alcanzado el límite de nuestras capacidades al afrontar circunstancias de la vida. Esta no nos quita minutos de la vida, es más probable que nos agregue, la podemos realizar en privado y no necesitamos hacerla aburrida; son muchos los hombres que viviendo con prisas han alcanzado alguna forma de descanso debido a la oración y han retomado el impulso para continuar a la meta. Jesús nos enseñó a orar de una manera sencilla, veamos los siguientes versículos:
Lucas 11:2-4 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
2 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 3 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 4 Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.
La oración anterior es sencilla y efectiva para la mayoría del tiempo, nada nos impide en lo personal hacerle unas pequeñas adaptaciones de acuerdo a nuestra necesidad. En reuniones llegamos a tener la experiencia de que algunos hermanos se alargan por muchos minutos lo que en ocasiones es resultado de una mala relación con Dios pues al no encontrarse seguido con Él, desean hablar todo lo que no le han contado por semanas. También están quienes al sentir que les están escuchando otras personas empiezan a recitar versículos de memoria, a cantar y hasta a llorar; la crítica que estamos haciendo claramente se refiere que se está arrebatando el tiempo que otras personas no tienen al asistir a la iglesia al prolongar reuniones, lo cual lejos de edificar afecta, principalmente a quienes asisten a una reunión por primera vez.
Podemos decir que en ocasiones es necesario que hagamos todo esto si nos nace de lo más profundo de nuestro ser, mas Dios no necesita que hagamos “teatro” para ganar las almas de quienes se acercan a la congregación; si tomamos de ejemplo a Jesús nos daremos cuenta que en pocas ocasiones oraba tan intensamente (Lucas 6:13) y usualmente buscaba orar solo (Lucas 5:16) en ese momento él podía extenderse en hablar todo lo necesario.
En definitiva hay momentos más adecuados para orar y la forma es lo más importante (Lucas 18:9-14). Habiendo muchas necesidades en la congregación (entre estas el pecado) resultaría totalmente fuera de contexto tomar el tiempo de las visitas y pedirles en una reunión junto con la iglesia orar para que el pastor renueve su carro, le suban el sueldo u otros temas materiales que seguramente son “importantes de resolver” pero dañan la imagen del mismo y más cuando no hay claridad sobre sus ingresos.
En el pasado mucho antes de Jesús los profetas se preocupaban en hacer oración de manera efectiva por temas relevantes para todo el pueblo como lo sigue siendo el “avivamiento”. Veamos el siguiente versículo:
Habacuc 3:2 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.
Habacuc vivió en un siglo donde el pecado abundaba y aquellos tiempos no son muy distintos de los actuales o quizá hoy estamos más avanzados en lo que respecta a formas de pecar; el profeta pedía por un avivamiento en la obra del Señor. Piense que él podía estar orando por que Dios mejorara su “plan de retiro”, que le regalara más casas, más carros y unas vacaciones anuales todo pagado, como lo hacen muchos evangelistas en nuestros días e ignorando de igual manera que Dios tiene un día del juicio esperando (Romanos 2:5, Mateo 12:36-37) pero siendo un verdadero servidor del Señor lo que le preocupaba era la incertidumbre del momento preciso en que Dios juzgará a su pueblo. Él decía: “aviva tu obra en medio de los tiempos” y se animaba a orar también pidiendo: “En la ira acuérdate de la misericordia”. Nuestro Dios hasta ahora está lleno de misericordia pero nuestro mundo está lleno de maldad y su juicio en algún momento llegará.
Hoy estamos a tiempo de predicar el evangelio donde abunda su misericordia y la esperanza de la cual estamos necesitados. Oremos por un avivamiento por encima de nuestros deseos personales que logre sacudir a nuestra generación.
Proverbios 21:31 Dios Habla Hoy (DHH)
31 El hombre prepara el caballo para entrar en batalla, pero el Señor es quien da la victoria.
Lucas 11:2-4 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
2 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 3 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 4 Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.
La oración anterior es sencilla y efectiva para la mayoría del tiempo, nada nos impide en lo personal hacerle unas pequeñas adaptaciones de acuerdo a nuestra necesidad. En reuniones llegamos a tener la experiencia de que algunos hermanos se alargan por muchos minutos lo que en ocasiones es resultado de una mala relación con Dios pues al no encontrarse seguido con Él, desean hablar todo lo que no le han contado por semanas. También están quienes al sentir que les están escuchando otras personas empiezan a recitar versículos de memoria, a cantar y hasta a llorar; la crítica que estamos haciendo claramente se refiere que se está arrebatando el tiempo que otras personas no tienen al asistir a la iglesia al prolongar reuniones, lo cual lejos de edificar afecta, principalmente a quienes asisten a una reunión por primera vez.
Podemos decir que en ocasiones es necesario que hagamos todo esto si nos nace de lo más profundo de nuestro ser, mas Dios no necesita que hagamos “teatro” para ganar las almas de quienes se acercan a la congregación; si tomamos de ejemplo a Jesús nos daremos cuenta que en pocas ocasiones oraba tan intensamente (Lucas 6:13) y usualmente buscaba orar solo (Lucas 5:16) en ese momento él podía extenderse en hablar todo lo necesario.
En definitiva hay momentos más adecuados para orar y la forma es lo más importante (Lucas 18:9-14). Habiendo muchas necesidades en la congregación (entre estas el pecado) resultaría totalmente fuera de contexto tomar el tiempo de las visitas y pedirles en una reunión junto con la iglesia orar para que el pastor renueve su carro, le suban el sueldo u otros temas materiales que seguramente son “importantes de resolver” pero dañan la imagen del mismo y más cuando no hay claridad sobre sus ingresos.
En el pasado mucho antes de Jesús los profetas se preocupaban en hacer oración de manera efectiva por temas relevantes para todo el pueblo como lo sigue siendo el “avivamiento”. Veamos el siguiente versículo:
Habacuc 3:2 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.
Habacuc vivió en un siglo donde el pecado abundaba y aquellos tiempos no son muy distintos de los actuales o quizá hoy estamos más avanzados en lo que respecta a formas de pecar; el profeta pedía por un avivamiento en la obra del Señor. Piense que él podía estar orando por que Dios mejorara su “plan de retiro”, que le regalara más casas, más carros y unas vacaciones anuales todo pagado, como lo hacen muchos evangelistas en nuestros días e ignorando de igual manera que Dios tiene un día del juicio esperando (Romanos 2:5, Mateo 12:36-37) pero siendo un verdadero servidor del Señor lo que le preocupaba era la incertidumbre del momento preciso en que Dios juzgará a su pueblo. Él decía: “aviva tu obra en medio de los tiempos” y se animaba a orar también pidiendo: “En la ira acuérdate de la misericordia”. Nuestro Dios hasta ahora está lleno de misericordia pero nuestro mundo está lleno de maldad y su juicio en algún momento llegará.
Hoy estamos a tiempo de predicar el evangelio donde abunda su misericordia y la esperanza de la cual estamos necesitados. Oremos por un avivamiento por encima de nuestros deseos personales que logre sacudir a nuestra generación.
Proverbios 21:31 Dios Habla Hoy (DHH)
31 El hombre prepara el caballo para entrar en batalla, pero el Señor es quien da la victoria.
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