Cuando leemos nuestras biblias encontramos diferentes tipos de sacrificios los cuales en la actualidad resultan algo cuestionables, en aquellos años la gente vivía muy intensamente todo lo relacionado con la palabra “honor” y en nuestros tiempos los llamados valores se han visto algo menguados por la opinión de las multitudes y medios de comunicación que en ocasiones manifiestan una intención de querernos decir en qué y cómo pensar.

Si tuviéramos que comparar valores que trascienden los siglos creo que estos se centrarán en todo aquello que tiene que ver con la crianza de nuestros hijos que al final resultan ser quienes los replican o terminan rechazándolos. En nuestros hijos habrá enseñanzas que no olvidarán a lo largo de su vida y que no están relacionadas directamente con regaños o instrucción en conocimientos. ¿Qué son aquellas enseñanzas que trascienden los siglos? Citemos algunas:

• El alimentarlos aunque tengamos que pasar hambre.
• Nuestro afecto no fingido y protección.
• El desapego para vestirles aunque traigamos rotos los zapatos.
• ¿Recuerda que sacrificaron sus padres por usted?

Entonces llegamos a tomar como ejemplo el sacrificio de los padres por excelencia, pero también en la historia de la humanidad o quizá en nuestras vidas hayamos llegado a conocer a alguien que de manera desinteresada estuviese dispuesto a darlo todo por nuestro bien o tan solo por lograr sacarnos una sonrisa de manera algo caprichosa. Veamos los siguientes versículos:

1 Crónicas 11:17-19 Dios Habla Hoy(DHH)
17 Y David expresó este deseo: «¡Ojalá alguien me diera a beber agua del pozo que está en la puerta de Belén!» 18 Entonces los tres valientes penetraron en el campamento filisteo y sacaron agua del pozo que está a la entrada de Belén, y se la llevaron a David. Pero David no quiso beberla, sino que la derramó como ofrenda al Señor, 19 diciendo: «¡Dios me libre de beberla! ¡Sería como beberme la sangre de estos hombres, pues arriesgando sus vidas fueron a traerla!» Y no quiso beberla. Esta hazaña la realizaron los tres valientes.

Esta historia nos narra cómo tres personas estuvieron dispuestas a jugarse su vida por algo que pareciera un simple capricho (deseo) por parte de David. Analicemos en breve que David no pidió que esto ocurriese, quizá se encontraba en medio de una plática donde recordaba tiempos pasados donde todo era mejor para él, en esta etapa él experimentaba muchos miedos y preocupaciones por que era prófugo y los soldados de Saúl le estaban buscando.

Estando lejos de casa más de alguno de nosotros ha anhelado la seguridad de su cama, sentarse a ver un juego en televisión, bañarse con agua caliente o quizá disfrutar una rica sopa en familia pero para David todo esto era ajeno y en su corazón guardaba el anhelo de regresar algún día a casa (Belén) y realizar algo que en otros tiempos habría sido tan sencillo como beber agua de un pozo.

No podemos vivir en los recuerdos y victorias del pasado pero tampoco podemos evitar traer a la memoria los momentos felices de otros tiempos. “Los tres valientes” de nuestra lectura comprenden los sentimientos de David y en un acto de lealtad y sacrificio se aventuraron a traerle el agua que deseaba que no sería muy diferente de la que traían con ellos en una cantimplora. Nuestro señor Jesús nos trajo el agua de vida que no se puede sustituir y que anhela nuestro ser, la cual nos sería únicamente accesible por medio de dar su vida.

Con el tiempo la gente olvida los sacrificios que seres queridos llegaron a realizar, lo mismo ocurre con la “gracia” de nuestro Señor que con el tiempo los creyentes la llegan a tener en poca estima como si de un recuerdo lejano se tratase. Hoy le invitamos a reflexionar por un instante en todo aquello que alguien cercano a dado por usted y de lo cual necesita estar agradecido; y también en que piense en el sacrificio de Jesús que le ha permitido llegar hasta aquí.

Juan 15:13 Dios Habla Hoy (DHH)
13 El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos.