Él vendrá en tu ayuda, notas predicación.
domingo, 31 de marzo de 2024
El tema del día de hoy es acerca de tres cosas que nos roban la tranquilidad: el miedo, el compromiso y la soledad. A todos nos gusta tener tiempo para descansar y tener paz pero no siempre se consigue, esto es debido a que en este mundo decaído lo ideal depende de nuestras acciones y las influencias indirectas. Ejemplo de esto tenemos:
Juan 14:27 Traducción en lenguaje actual (TLA)
27 »Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar.
1 - Miedo.
La paz que menciona Jesús dice no ser “como la paz que se desea en este mundo”, permítame preguntarle: ¿Desde hace cuánto que no tiene un verdadero descanso? ¿Qué piensa que a usted le arrebata la paz? El mejor colchón y almohada no pueden traernos la paz interior (Proverbios 3:7-8). En la biblia nos encontramos a los que hoy llamamos apóstoles dispersarse en el momento que Jesús caminó a la cruz, el miedo se apoderó de quienes por tres años caminaron con él y se sentían por demás seguros.
Es decir que el miedo no es una reacción que solo experimenten los no creyentes, nosotros al igual que los apóstoles decimos confiar en Jesús pero las circunstancias bruscas de la vida nos pueden hacer perder la confianza en todo aquello que dábamos por hecho (1 corintios 10:13). Pero así como perdieron la tranquilidad a causa de ver a su maestro ser arrebatado y crucificado, a ellos también volvieron tanto Jesús como la confianza. Veamos el siguiente versículo:
Juan 20:19 Traducción en lenguaje actual (TLA)
19 En la noche de ese mismo domingo, los discípulos se reunieron en una casa. Las puertas de la casa estaban bien cerradas, porque los discípulos tenían miedo de los líderes judíos. Jesús entró, se puso en medio de ellos, y los saludó diciendo: «¡Que Dios los bendiga y les dé paz!»
2 - Compromiso.
La gente en ocasiones pierde la paz ante la necesidad de hacer un compromiso. Seguro usted conoce alguna historia cercana de gente que rechaza un ascenso de trabajo o que huyen del noviazgo-matrimonio a causa de tener que enfrentar nuevas responsabilidades. Vemos en el versículo anterior que no hay puertas cerradas que puedan detener a Jesús para que se haga presente en nuestras vidas, si usted las ha cerrado que no sea para el Señor. Los apóstoles en relativamente poco tiempo habían olvidado los compromisos que hicieron con Jesús en sus viajes (Mateo 26:35) y las dudas en sus corazones eran tan gruesas como las puertas tras las que se escondían.
Pero Jesús regresó con sus discípulos a recordarles el significado de la paz que habían perdido y ante su presencia todo sentimiento de culpa quedaría olvidado (Miqueas 7:18-20). Veamos el siguiente versículo:
Juan 20:20 Traducción en lenguaje actual (TLA)
20 Después les mostró las heridas de sus manos y de su costado, y los discípulos se alegraron de ver al Señor.
3 - Soledad.
La culpa hace que muchas personas quieran vivir en soledad física y emocional, solo podemos hablar con certeza de lo que conocemos a través de la biblia acerca de los eventos que acompañaron a los apóstoles pero humanamente no es difícil imaginar a la presión que se sentían sometidos después de la crucificción de Jesús; ahora todos estaban reunidos nuevamente bajo el mismo techo y recordaban como no pudieron mantenerse firmes y de repente Jesús se aparece ante ellos mostrando sus heridas en las manos y luego el costado donde fue también herido por parte de los soldados para asegurarse de su muerte.
El nivel de compromiso con la causa de redimir al mundo entero por parte de Jesús está en otro nivel al que los apóstoles aún no accedían, su sentimiento de soledad (Mateo 27:45) es de dimensiones tan profundas que no hay humano que las haya experimentado, entonces se muestra al grupo de apóstoles que quizá pensarían en un reclamo de su parte pero no ocurrió así. Veamos que ocurrió inmediatamente:
Juan 20:21 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
La tranquilidad del creyente puede ser restaurada por completo si escuchamos y hacemos lo que Jesús nos pide, los temores ante la incertidumbre de la vida, nuestra falta de seriedad a tomar compromisos, el sentimiento de soledad por estar fallando no tienen cabida en una persona que atiende a cumplir estas palabras “Como me envió el Padre, así también yo os envío.”
Salmos 37:5 Dios Habla Hoy (DHH)
5 Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda.
- Las vacaciones significan para muchos una subida en los gastos y consigo deudas que arrebatan el sueño.
- El tener 3 comidas al día y poder sentarse a la sombra no significa que los problemas están ausentes.
- Las enfermedades pueden desmoronar aun a las personas más recias.
Juan 14:27 Traducción en lenguaje actual (TLA)
27 »Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar.
1 - Miedo.
La paz que menciona Jesús dice no ser “como la paz que se desea en este mundo”, permítame preguntarle: ¿Desde hace cuánto que no tiene un verdadero descanso? ¿Qué piensa que a usted le arrebata la paz? El mejor colchón y almohada no pueden traernos la paz interior (Proverbios 3:7-8). En la biblia nos encontramos a los que hoy llamamos apóstoles dispersarse en el momento que Jesús caminó a la cruz, el miedo se apoderó de quienes por tres años caminaron con él y se sentían por demás seguros.
Es decir que el miedo no es una reacción que solo experimenten los no creyentes, nosotros al igual que los apóstoles decimos confiar en Jesús pero las circunstancias bruscas de la vida nos pueden hacer perder la confianza en todo aquello que dábamos por hecho (1 corintios 10:13). Pero así como perdieron la tranquilidad a causa de ver a su maestro ser arrebatado y crucificado, a ellos también volvieron tanto Jesús como la confianza. Veamos el siguiente versículo:
Juan 20:19 Traducción en lenguaje actual (TLA)
19 En la noche de ese mismo domingo, los discípulos se reunieron en una casa. Las puertas de la casa estaban bien cerradas, porque los discípulos tenían miedo de los líderes judíos. Jesús entró, se puso en medio de ellos, y los saludó diciendo: «¡Que Dios los bendiga y les dé paz!»
2 - Compromiso.
La gente en ocasiones pierde la paz ante la necesidad de hacer un compromiso. Seguro usted conoce alguna historia cercana de gente que rechaza un ascenso de trabajo o que huyen del noviazgo-matrimonio a causa de tener que enfrentar nuevas responsabilidades. Vemos en el versículo anterior que no hay puertas cerradas que puedan detener a Jesús para que se haga presente en nuestras vidas, si usted las ha cerrado que no sea para el Señor. Los apóstoles en relativamente poco tiempo habían olvidado los compromisos que hicieron con Jesús en sus viajes (Mateo 26:35) y las dudas en sus corazones eran tan gruesas como las puertas tras las que se escondían.
Pero Jesús regresó con sus discípulos a recordarles el significado de la paz que habían perdido y ante su presencia todo sentimiento de culpa quedaría olvidado (Miqueas 7:18-20). Veamos el siguiente versículo:
Juan 20:20 Traducción en lenguaje actual (TLA)
20 Después les mostró las heridas de sus manos y de su costado, y los discípulos se alegraron de ver al Señor.
3 - Soledad.
La culpa hace que muchas personas quieran vivir en soledad física y emocional, solo podemos hablar con certeza de lo que conocemos a través de la biblia acerca de los eventos que acompañaron a los apóstoles pero humanamente no es difícil imaginar a la presión que se sentían sometidos después de la crucificción de Jesús; ahora todos estaban reunidos nuevamente bajo el mismo techo y recordaban como no pudieron mantenerse firmes y de repente Jesús se aparece ante ellos mostrando sus heridas en las manos y luego el costado donde fue también herido por parte de los soldados para asegurarse de su muerte.
El nivel de compromiso con la causa de redimir al mundo entero por parte de Jesús está en otro nivel al que los apóstoles aún no accedían, su sentimiento de soledad (Mateo 27:45) es de dimensiones tan profundas que no hay humano que las haya experimentado, entonces se muestra al grupo de apóstoles que quizá pensarían en un reclamo de su parte pero no ocurrió así. Veamos que ocurrió inmediatamente:
Juan 20:21 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
La tranquilidad del creyente puede ser restaurada por completo si escuchamos y hacemos lo que Jesús nos pide, los temores ante la incertidumbre de la vida, nuestra falta de seriedad a tomar compromisos, el sentimiento de soledad por estar fallando no tienen cabida en una persona que atiende a cumplir estas palabras “Como me envió el Padre, así también yo os envío.”
Salmos 37:5 Dios Habla Hoy (DHH)
5 Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda.
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