Hay lugar para todos, notas predicación

domingo, 3 de septiembre de 2023


Hoy hablaremos de la “cena del Señor”, el pasar del tiempo ocurre en un parpadeo, así es como algunos describen sus primeros recuerdos de vida. Están quienes viven el presente con toda intensidad pero también aquellos que piensan en el pasado de manera recurrente lo cual no es tan malo si esto les motiva a hacer mejor las cosas. A todos nos gusta recordar los momentos felices al lado de alguien o quizá en algún lugar que visitamos y que disfrutamos como unas vacaciones pero ¿qué pasa con los recuerdos que no son tan agradables?
 
Como creyentes la celebración de la “cena del Señor” tiene como resultado, para quienes reconocen su significado profundo, una mezcla de emociones que van entre la tristeza y la alegría. Hay que decir que esta no se debe llevar a cabo como una tradición o solo una costumbre periódica porque termina insensibilizando  al propósito por el cual fue establecida, pero cada cierto tiempo acordado por la congregación se ha de llevar a cabo. Recordemos entonces por qué es que se sigue practicando, veamos los siguientes versículos:
 
1 Corintios 11:25-26 Traducción en lenguaje actual (TLA)
25 Después de cenar, Jesús tomó en sus manos la copa y dijo: «Esta copa de vino es mi sangre. Con ella, Dios hace un nuevo compromiso con ustedes. Cada vez que beban de esta copa, acuérdense de mí.» 26 Así que, cada vez que ustedes comen de ese pan, o beben de esa copa, anuncian la muerte del Señor Jesús hasta el día en que él vuelva.

 
El significado de la “cena del Señor” es conocido por muchos entonces repasemos en breve lo que esta simboliza: la muerte de Cristo pero también la redención para la humanidad. Pensar en la muerte de alguien amado no suele ser agradable, aun quienes trabajan en funerarias suelen ser sus sentimientos movidos por el fallecimiento de un familiar sin importar que tengan muchos años trabajando en esto.
 
Están quienes opinan que los creyentes no debemos entristecernos por el fallecimiento de otro pero la realidad usted la conoce, aunque conocemos que su partida no será por siempre, dentro de nosotros experimentamos un sentimiento de pérdida o quizá abandono y nuestro anhelo puede ser bien justificado en que les volveremos a ver. Mas si resulta natural entristecernos por aquellos que no han confesado el nombre de Cristo en sus vidas y así parten al juicio (Hebreos 9:27, Romanos 10:10).
 
Sea que nos resignemos a la muerte de un creyente o a la de uno que no lo es, mientras permanezcamos en esta tierra hemos de predicar el amor de Cristo por la humanidad y la redención a través de su muerte en la cruz (Tito 2:14, 1 Pedro 1: 18-19).
 
El significado de uso general de la palabra redención se aplica para decir que se rescata, se compra, se libera algo de alguien, lo cual retoma significado en cada ocasión que celebramos la “cena del Señor” porque nadie nos debe obligar a recordar lo que Cristo hizo por nosotros pero de manera voluntaria cada creyente decide traer a su memoria este momento cuando reconocemos que de algo fuimos redimidos.
 
Cuando éramos niños dábamos por hecho que el refrigerador se llenaba solo y la ropa se planchaba a sí misma, nos acostumbramos muy rápido a que algunas cosas siempre estén en nuestro presente hasta que un día ya no lo están. Siendo adultos independientes puede ocurrir que un día olvidemos pagar la electricidad y lo sabemos por la ausencia de luz, lo primero que nos llega a preocupar es el refrigerador porque la comida se puede echar a perder. El creyente que olvida cada cierto tiempo recordar a su redentor debido quizá a que en la vida le va bien o da por hecho que siempre está presente suele reflejar “falta de luz”. Veamos los siguientes versículos:
 
Juan 15:4-6 Dios Habla Hoy (DHH)
4 Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. 5 »Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. 6 El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego.

 
Vemos en los versículos anteriores como Jesús nos explica que nada podemos hacer si no tenemos una relación con Él, es de entenderse que una relación nace por la convivencia. La ausencia de un padre o madre de familia se refleja en los hijos en muy distintas maneras, es entonces que podemos decir que “la cena del Señor” tiene el propósito de que estemos recordando que nuestro Padre celestial no está ausente. Permanecer en Cristo es recordarle no solo como quien fue a la cruz como pago para redimirnos, también es quien resucitó y pronto volverá por nosotros.  

Confiamos que en cada ocasión que llevamos a cabo “la cena del Señor” nuestra esperanza y fuerzas se renuevan. Aun en familia es posible tener esta en los tiempos más difíciles como un vínculo de unidad en la misma fe, seguramente la iglesia primitiva así la practicó en los tiempos de persecución. ¿Está listo para el regreso de Cristo, hace cuánto tiempo que no lo tiene en su memoria?

Juan 14:2 Traducción en lenguaje actual (TLA)
2 En la casa de mi Padre hay lugar para todos. Si no fuera cierto, no les habría dicho que voy allá a prepararles un lugar.
 
 

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