Yo amo a los que me aman, notas predicación.

domingo, 20 de agosto de 2023


Hoy hablaremos de la necesidad de hacer pausas en la vida en los tiempos donde Dios aparenta estar quieto. Existen momentos en nuestra vida donde necesitamos mirarnos en lo más profundo para lograr acercarnos a Dios, los motivos suelen ser diversos pero por lo general están relacionados con la angustia, miedos e incertidumbre en periodos de cambio. No existe nada de malo en que un creyente busque la soledad para reflexionar (Mateo 6:6, Marcos 1:35, Hechos 10:9, 1 Reyes 19:11-13). De la misma manera un creyente necesita saber dónde y cuándo buscar ayuda (Proverbios 15:22, Proverbios 19:21, Proverbios 15:5).

En algún instante muy probablemente todos experimentamos frustración y no vemos claro hacia dónde nos dirigimos, es allí donde podemos conocer más profundamente el amor de Dios cuando damos espacio a reflexionar sobre cómo ha sido nuestra relación con Él. Todo el tiempo escucho de gente que habla de ser bendecida por Dios pero al invitarla a hacer una pausa y nombrar claramente dónde es que esta esa bendición por parte de Dios y cuáles son las que no provienen de Él es allí donde se asoma una relación débil producto de la gracia divina o solo de casualidades.

Lo típico que escuchamos en nuestras reuniones es que un hermano estaba en angustia por no encontrar trabajo pero hace pocos días Dios le bendijo con un buen empleo y ahora ya no tiene “tiempo” para congregarse. Podemos entender que se ha solucionado un problema grave pero que da entrada a uno más profundo. Con esto queremos decir que las bendiciones de Dios son completas y no traen consigo situaciones que nos alejan de Él.

Por tanto es necesario hacer pausas en nuestra vida las veces que sea necesario para profundizar sobre la dirección que estamos tomando y el destino al que llegaremos. La gente que se acerca a nosotros viene con muchos problemas que son resultado de querer vivir con toda prisa cada instante de la vida, no piensan en un mañana y tan solo se interesan en los placeres inmediatos. ¿Por qué ocurre esto? Veamos los siguientes versículos:

Salmos 10:2-7 Traducción en lenguaje actual (TLA)
2 Los malvados y orgullosos persiguen a los humildes, pero acabarán por caer en sus propias trampas. 3-4 Alaban a los ambiciosos, pero a ti te menosprecian. No te buscan, porque para ellos no existes. Son groseros. Levantan la nariz y presumen de su codicia, pues sólo en eso piensan; 5 ¡siempre les va bien en todo lo que hacen! Tus leyes, Dios mío, no las pueden entender. Se burlan de sus enemigos, 6 y en su interior piensan que jamás fracasarán, que nunca tendrán problemas y que siempre serán felices. 7 Sus palabras ofenden y lastiman; tras sus palabras esconden sus malas intenciones.

 
Lo versículos anteriores resultan ser palabras fuertes que para mejor comprensión le sugerimos leer todo el capítulo y un poco más, pero lo que deseamos que quede claro es que cuando no se encuentra Dios como la prioridad máxima de nuestra vida, entonces viviremos con las prioridades que la mayoría del mundo tiene, dando como consecuencia una vida con desórdenes, relacionándonos con gente que vive de la misma manera y quedando atados en un círculo. Veamos otro versículo:

Salmos 42:5 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.

 
Pero supongamos en base al versículo anterior que nuestra relación con Dios no está demasiado desgastada y nuestra voz interior no tan adormecida que nos dice “¿Por qué te abates, oh alma mía?” es decir hay quien ante una vida derrumbada se insensibiliza a las necesidades del alma pero también están quienes aún reflexionan sobre la situación que los tiene así. ¿Qué cosas abaten (inquietan) el alma?

  • La falta de trabajo.
  • Los problemas familiares.
  • La pérdida de salud.
 
Sea que exista o se carezca de un problema en los puntos anteriores todos los humanos tenemos inquietud en estas tres áreas pero NO necesariamente preocupación (¿Y te turbas dentro de mí?), el creyente que está en proceso de madurez comprende que hay momentos donde solo la voluntad de Dios puede solucionar y que depende de nosotros convencernos que así es a través de orar.

Puede resultar muy fácil orar cuando estamos convencidos de que la gracia de Dios es suficiente y todo funciona correctamente con respecto a los tres puntos anteriores, pero necesitamos estar preparados para los tiempos donde todo pareciese estar en contra fortaleciendo en lo privado nuestra relación con Dios. Las iglesias están llenas de gente que acude a calmar sus ansias y culpas ante un Dios que limita a cuatro paredes pero Dios también quiere estar contigo en su trabajo, casa y salud a cada instante. Para que ocurra esto somos nosotros quienes debemos abrir nuestra privacidad.

Dios desea que le adoremos, que le hablemos y nos hinquemos, cuando nadie nos ve hacerlo.

Proverbios 8:17 Traducción en lenguaje actual (TLA)
17 Yo amo a los que me aman, y me dejo encontrar por todos los que me buscan.
 
 

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