Comerán de su fruto, notas predicación
domingo, 13 de agosto de 2023
El tema del día de hoy es acerca de cuidar lo que expresamos al hablar. Cuando el hombre nace comienza un camino de decisiones y consecuencias que lo acompañaran a lo largo de la vida, en los primeros años hay elementos importantes que formarán nuestra personalidad pero ya entrados en años esto no termina, siempre nos estamos transformando en algo nuevo y solo conservando algunos elementos de nuestro pasado.
Entonces permítame preguntarle ¿qué cambiarías de su “YO” del pasado? La respuesta más frecuente, que quizá también sea la suya, es la forma de tratar a las personas, esto va muy ligado a la forma de hablar. Necesitamos comprender que nuestras palabras pueden en ocasiones lastimar profundamente a otros aun sin la intención de hacerlo pero hay ocasiones donde por la falta de dominio propio sí llegamos a causar mucho daño con intención. Veamos los siguientes versículos:
Gálatas 5:22-23 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Algunos hermanos de la fe han concluido que la religión les ayuda a vivir mejor y entonces llenan su propio conjunto de reglas que pueden o no estar en la biblia pero que les hace experimentar tranquilidad emocional de la forma en que se llegan a comportar. En parte esto es correcto pues el propósito de toda religión sana necesita ser que vivamos de mejor manera pero de entre esos hermanos algunos pueden llegar a perder el piso y creer que son más santos que Dios mismo.
1 - Lado A.
Cuando estudiamos las escrituras lo hacemos para aplicarlo a nuestras vidas y por lo general no deberíamos señalar a otras personas que no las conocen o que están en pecado sino es que antes les hayamos compartido el evangelio o ya conozcan de Cristo. La línea es muy delgada entre exhortación y crítica, si tiene duda es mejor no decir nada. Veamos el siguiente versículo:
Santiago 1:27 Dios Habla Hoy (DHH)
27 La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es ésta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y no mancharse con la maldad del mundo.
Si usted piensa que este mensaje no es para usted es porque usted vive haciendo como el apóstol Santiago nos dice en el anterior versículo. Es decir, ocupa su tiempo ayudando al realmente necesitado y no solamente criticándolos por lo que usted califica de pecado. Necesitamos quitarnos la idea de que estamos ayudando a Dios cuando compartimos su palabra, es esta la que nos hace saber en qué pecamos y no una persona (Job 2:4-5, Apocalipsis 12:10).
Si usted ve a su hijo hacer el mal entonces platica con él y lo exhorta a hacer el bien, para eso Dios le da autoridad siendo su padre. Con respecto a otras personas usted tiene como primera opción comenzar a evangelizarles y si le piden su opinión con respecto a sí mismos usted puede responderles con la palabra de Dios que encuentre más adecuada. Si no sabe qué decir entonces no diga nada, entregue la situación al Espíritu Santo, ore por la persona y continúen estudiando las escrituras.
Así como le podemos pedir sabiduría a Dios para abrir nuestras bocas y saber cómo exhortar también deberíamos pedirle entendimiento entonces de cuándo cerrar la boca. Vemos el siguiente versículo:
Salmos 39:1 Palabra de Dios para Todos (PDT)
1 Yo dije: «Seré cuidadoso con lo que haga, cuidaré mis palabras; mantendré mi boca cerrada cuando esté rodeado de perversos».
Existe una condicional al final del versículo anterior “cuando esté rodeado de perversos”. Hemos dicho antes que con nuestras palabras podemos dañar a otras personas pero también puede ocurrir que otras quieran aprovechar nuestra falta de conocimiento en las escrituras y madurez espiritual para hacernos daño. ¿Cómo es que descubriremos a tales sujetos?
- Confrontan sin la intención de conocer las escrituras.
- Buscan nuestras fallas humanas pero no cambiarán las suyas.
- No encontrando qué señalar de nosotros tergiversan nuestras palabras.
2 - Lado B.
Llegados a este punto quizá a usted le cueste mucho trabajo quedarse callado pero le quiero recordar que nuestro Señor ante las falsas acusaciones mantuvo la boca cerrada (Mateo 27: 11-14). A manera de una conclusión parcial podemos decir que hay palabras que decimos y de las cuales nos podemos disculpar pero algunas que difícilmente se podrán olvidar. Veamos el siguiente versículo:
Mateo 12:36 Traducción en lenguaje actual (TLA)
36 Les aseguro que en el día del juicio final todos tendrán que explicar por qué hablaron para hacerles daño a los demás.
¿Entonces cuándo es momento para hablar? ¿Viviremos con la boca cerrada por siempre? Entendiendo que toda acción tiene consecuencias no debería ser un problema entender la situación más adecuada para hablar y para no hacerlo, pero pregúntese ¿a quién edifica lo que usted va a decir?¿Puede simplemente no decirlo? (1 Corintios 9:16)
Proverbios 18:21 Nueva Versión Internacional (NVI)
21 En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto.
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