Las cosas viejas pasaron, notas predicación
domingo, 5 de marzo de 2023
El tema del día de hoy es acerca de las multitudes que se congregan y los pocos que predican, para ello haremos una breve introducción sobre la problemática previa a un discipulado. Es decir, cómo era nuestra situación personal antes de aceptar a Cristo y aunque generalizamos muchos aspectos esperamos se pueda identificar con algunos.
Con cierta frecuencia escuchamos a la gente quejarse de los problemas sociales pero poco o nada hacen por contribuir a la solución. Por ejemplo, son más los que piensan que las calles están desordenadas por culpa de los gobiernos que no las limpian que por culpa de la gente que las ensucia. Vemos los parques, las playas o cualquier otro lugar público donde acuden las multitudes como sitios donde nadie se quiere responsabilizar de sus acciones y esperan que otros sean quienes se encarguen de arreglar los destrozos que se ocasionan. ¿Por qué ocurre esto?
Aunque no tenemos todas las respuestas podemos hablar que la educación que se recibe en casa es parte del origen del problema. En muchas familias las responsabilidades caen sobre los padres y a los hijos no se les enseña a atender a las necesidades de la casa. Un comportamiento enseñado repetidas veces en la infancia se manifestará en la madurez como buenos o malos valores.
Estas son las personas que se llegan a congregar en nuestras iglesias: personas rotas, maltratadas que por muchos años han reforzado la carencia de valores personales, civiles y aunque puedan haber aceptado a Cristo hay mucho por arreglar en sus vidas.
En la iglesia moderna el problema se ha agudizado enormemente debido a que “acumulan basura” y les da miedo limpiar, pasando más tiempo “apagando fuegos” que evangelizando y discipulando. Este segundo término adquiere suma importancia porque tanto la congregación como los pastores terminan confundiéndose con la idea de que un discipulado se sostiene únicamente con acudir regularmente a la iglesia y entonces se preocupan más por la asistencia que por los problemas de los asistentes. Veamos los siguientes versículos:
Marcos 1:17-18 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. 18 Y dejando luego sus redes, le siguieron.
Cuando Jesús comenzó el discipulado con los futuros apóstoles ellos debieron tomar una decisión. No sabemos si Jesús ante una negativa pasaría otro día de regreso a volverlos a llamar pero lo que es evidente es que en el momento les requirió una respuesta inmediata y así los primeros discípulos dejaron lo que estaban haciendo para seguirle. En los tiempos actuales pasamos mucho tiempo tratando de convencer al “hermano” de congregarse y seguir a Jesús pero en realidad deberíamos estar discipulando primeramente a quienes están inmediatamente dispuestos a seguirle.
La forma en que se relacionaba Jesús con las multitudes nos debería ser el ejemplo adecuado para llegar a ser pescadores de hombres. Con esto nos referimos a que les amaba sin distinguir entre pobres, ricos o situación social, el llamado que realiza nuestro Señor no se fundamenta en un beneficio que pueda obtener por quienes somos nosotros. Veamos los siguientes versículos:
1 Corintios 1:25-29 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. 26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Los versículos anteriores aunque resultan conocidos por muchos creyentes, en la práctica les resultan contradictorios, ya sea una iglesia pequeña y con más razón en alguna grande siempre nos encontraremos a quienes desean que esta se gobierne como una institución reprobada y lo interesante es que se quedan a congregarse cuando la encuentran. ¿Cómo podemos distinguirlos? Veamos los siguientes versículos:
Mateo 23:13-15 Traducción en lenguaje actual (TLA)
13-14 Jesús les dijo a los fariseos y a los maestros de la Ley: «¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Ustedes les cierran la puerta del reino de Dios a los demás. Y ni entran ustedes ni dejan que otros entren. 15 »¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Ustedes van por todas partes tratando de ganar un seguidor y, cuando lo consiguen, lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes mismos.
Existen más elementos en el capítulo veintitrés para analizar y lo dejaremos para que usted los revise pero podemos saber que no se incomodan y no se esfuerzan en nada que no signifique un beneficio a su imagen (en la actualidad esto también incluye el dinero). Los verá congregarse y cumplir en toda apariencia.
Aun en el momento más complicado de Jesús en esta tierra él pescó una alma (Lucas 23:41-43) esto significa en todo momento (2 Timoteo 4:2). Pero con tristeza vemos que son muchos los creyentes que se esconden de ganar un alma de las multitudes (familia, amigos, conocidos) diciendo que están muy ocupados. ¿Entonces para qué dicen que se congregan a discipularse? Las iglesias modernas se están transformando en un club social, de entretenimiento, donde cada quien persigue intereses que en la mayoría de los casos aparentan no estar alineados a los planes de Dios.
Para terminar, algunos pastores se esconden en sus iglesias fingiendo evangelizar a la congregación, pero no les enseñan a pescar (Juan 6:38, Mateo 28:18-20, 1 Corintios 13). Conforme a la biblia, si usted no está pescando almas entonces no está siguiendo a Jesús así usted asista a cada reunión, llene las alcancías o remodele todo el templo.
Oramos desde aquí porque corrija su discipulado o inicie uno donde usted decida salir a pescar y seguir a Jesús.
2 Corintios 5:17 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Con cierta frecuencia escuchamos a la gente quejarse de los problemas sociales pero poco o nada hacen por contribuir a la solución. Por ejemplo, son más los que piensan que las calles están desordenadas por culpa de los gobiernos que no las limpian que por culpa de la gente que las ensucia. Vemos los parques, las playas o cualquier otro lugar público donde acuden las multitudes como sitios donde nadie se quiere responsabilizar de sus acciones y esperan que otros sean quienes se encarguen de arreglar los destrozos que se ocasionan. ¿Por qué ocurre esto?
Aunque no tenemos todas las respuestas podemos hablar que la educación que se recibe en casa es parte del origen del problema. En muchas familias las responsabilidades caen sobre los padres y a los hijos no se les enseña a atender a las necesidades de la casa. Un comportamiento enseñado repetidas veces en la infancia se manifestará en la madurez como buenos o malos valores.
Estas son las personas que se llegan a congregar en nuestras iglesias: personas rotas, maltratadas que por muchos años han reforzado la carencia de valores personales, civiles y aunque puedan haber aceptado a Cristo hay mucho por arreglar en sus vidas.
En la iglesia moderna el problema se ha agudizado enormemente debido a que “acumulan basura” y les da miedo limpiar, pasando más tiempo “apagando fuegos” que evangelizando y discipulando. Este segundo término adquiere suma importancia porque tanto la congregación como los pastores terminan confundiéndose con la idea de que un discipulado se sostiene únicamente con acudir regularmente a la iglesia y entonces se preocupan más por la asistencia que por los problemas de los asistentes. Veamos los siguientes versículos:
Marcos 1:17-18 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. 18 Y dejando luego sus redes, le siguieron.
Cuando Jesús comenzó el discipulado con los futuros apóstoles ellos debieron tomar una decisión. No sabemos si Jesús ante una negativa pasaría otro día de regreso a volverlos a llamar pero lo que es evidente es que en el momento les requirió una respuesta inmediata y así los primeros discípulos dejaron lo que estaban haciendo para seguirle. En los tiempos actuales pasamos mucho tiempo tratando de convencer al “hermano” de congregarse y seguir a Jesús pero en realidad deberíamos estar discipulando primeramente a quienes están inmediatamente dispuestos a seguirle.
La forma en que se relacionaba Jesús con las multitudes nos debería ser el ejemplo adecuado para llegar a ser pescadores de hombres. Con esto nos referimos a que les amaba sin distinguir entre pobres, ricos o situación social, el llamado que realiza nuestro Señor no se fundamenta en un beneficio que pueda obtener por quienes somos nosotros. Veamos los siguientes versículos:
1 Corintios 1:25-29 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. 26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Los versículos anteriores aunque resultan conocidos por muchos creyentes, en la práctica les resultan contradictorios, ya sea una iglesia pequeña y con más razón en alguna grande siempre nos encontraremos a quienes desean que esta se gobierne como una institución reprobada y lo interesante es que se quedan a congregarse cuando la encuentran. ¿Cómo podemos distinguirlos? Veamos los siguientes versículos:
Mateo 23:13-15 Traducción en lenguaje actual (TLA)
13-14 Jesús les dijo a los fariseos y a los maestros de la Ley: «¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Ustedes les cierran la puerta del reino de Dios a los demás. Y ni entran ustedes ni dejan que otros entren. 15 »¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Ustedes van por todas partes tratando de ganar un seguidor y, cuando lo consiguen, lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes mismos.
Existen más elementos en el capítulo veintitrés para analizar y lo dejaremos para que usted los revise pero podemos saber que no se incomodan y no se esfuerzan en nada que no signifique un beneficio a su imagen (en la actualidad esto también incluye el dinero). Los verá congregarse y cumplir en toda apariencia.
- Fingen predicar salvación.
- Hablan elegantemente.
- NO evangelizan.
Aun en el momento más complicado de Jesús en esta tierra él pescó una alma (Lucas 23:41-43) esto significa en todo momento (2 Timoteo 4:2). Pero con tristeza vemos que son muchos los creyentes que se esconden de ganar un alma de las multitudes (familia, amigos, conocidos) diciendo que están muy ocupados. ¿Entonces para qué dicen que se congregan a discipularse? Las iglesias modernas se están transformando en un club social, de entretenimiento, donde cada quien persigue intereses que en la mayoría de los casos aparentan no estar alineados a los planes de Dios.
Para terminar, algunos pastores se esconden en sus iglesias fingiendo evangelizar a la congregación, pero no les enseñan a pescar (Juan 6:38, Mateo 28:18-20, 1 Corintios 13). Conforme a la biblia, si usted no está pescando almas entonces no está siguiendo a Jesús así usted asista a cada reunión, llene las alcancías o remodele todo el templo.
Oramos desde aquí porque corrija su discipulado o inicie uno donde usted decida salir a pescar y seguir a Jesús.
2 Corintios 5:17 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
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