La mayoría de la gente vive pensando en el hoy y ahora, son muchos los problemas que el hombre enfrenta en su día a día como el hambre, las guerras o quizá situaciones familiares o el desempleo y todos estos resultan ser problemas temporales para la vida corta de un ser humano. Por otra parte, la eternidad para los creyentes es un tema en el que pocas veces nos centramos a meditar porque no lo pensamos como un futuro inmediato en la práctica y se comprende el motivo, mientras que esta vida ofrece poco o nada está claro que nos mantiene lo suficientemente distraídos para que nos olvidemos de Dios.
 
Quienes hemos nacido de nuevo (Juan 3:16) sabemos que no hay nada a qué aferrarnos en esta vida pues la eternidad a lado de Dios es nuestra esperanza y lo único que deseamos, veamos el siguiente versículo:
 
Salmos 73:28 Dios Habla Hoy (DHH)
28 Pero yo me acercaré a Dios, pues para mí eso es lo mejor. Tú, Señor y Dios, eres mi refugio, y he de proclamar todo lo que has hecho.
 
En el versículo anterior muchos creyentes han encontrado fuerzas en medio de las dificultades de esta vida, para el creyente no son motivo para alejarse de Dios u olvidarlo más son motivo para proclamar todo lo que Él ha hecho en el sentido que Dios nos llevará hasta donde tengamos que estar y por complicada que parezca nuestra situación actual la victoria final no está en lo que logremos hacer en el presente sino en lo que nos espera en la eternidad donde todo será mucho mejor. ¿Qué nos espera en la eternidad? Sabemos por el momento lo siguiente (Apocalipsis 21:4):
 

 
Sin importar a qué lugar huyamos en la vida de una u otra forma nos acompañarán las lágrimas, la muerte, el llanto o el dolor. ¿Acaso algo de lo anterior somos exentos en esta vida? Con el tiempo llegamos a conocer personas que en medio de complicaciones han sufrido mucho más que nosotros. La vida o la fortuna nos puede cambiar en un instante pudiendo perder todo lo que dábamos hasta hoy como un hecho.
 
Hay quienes se lamentan por la pérdida de un trabajo, la casa, de uno o varios hijos pero sin menospreciar todo lo anterior para el creyente hay un extravío aún mayor y es la certeza de pasar la eternidad junto a Dios donde todo aquello que nos ha lastimado no será más. Veamos el siguiente versículo:
 
Apocalipsis 21:3 Dios Habla Hoy (DHH)
3 Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía: «Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
 
Tremendas palabras contiene el versículo anterior que fueron escritas por el apóstol Juan y si usted desea saber más sobre el contexto le recomendamos leer todo el capítulo veintiuno. El libro de Apocalipsis aunque nos puede resultar en varias partes un tanto complejo de entender sin duda nos narra el triunfo total de Jesús y la iglesia (los verdaderos creyentes). Se nos da a conocer lo suficiente acerca del reino Dios para anhelarlo y tanto como el apóstol Juan pudo comprender. Veamos los siguientes versículos:
 
Apocalipsis 21:5-6 Dios Habla Hoy (DHH)
5 El que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas.» Y también dijo: «Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza.» 6 Después me dijo: «Ya está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed le daré a beber del manantial del agua de la vida, sin que le cueste nada.
 
Las anteriores palabras fueron escritas para que quedaran de testimonio para nosotros acerca de lo que ha de venir mientras caminamos hacia la eternidad “Yo hago nuevas todas las cosas” “estas palabras son verdaderas y dignas de confianza”.
 
El concepto acerca de pasar la eternidad junto a Dios en los creyentes actuales se está desvaneciendo en medio de los placeres momentáneos de la vida como una medida de escape al sufrimiento. Como iglesia nos es necesario exhortar nuevamente a todo quien quiera ser salvo a abandonar la vida de pecado y no observarlo como algo también pasajero. Ponga atención en el versículo seis nuevamente:
 
Apocalipsis 21:6 Dios Habla Hoy (DHH)
6 Después me dijo: «Ya está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed le daré a beber del manantial del agua de la vida, sin que le cueste nada.
 
Estas palabras quedaron escritas para recordarnos que Jesús es el agua de vida en quien podemos confiar desde un principio y hasta el fin de los tiempos. Sin importar la pena, amargura, soledad o pecado que podamos estar pasando, si hemos creído en Jesús entonces aún tenemos la oportunidad de la vida eterna. Oramos desde aquí para que Dios le de fuerzas en medio de lo que se encuentre experimentando y decida levantarse en triunfo para hacer lo que Dios le ha encargado en esta vida. Le dejamos las siguientes palabras:
 
Mateo 24:46-47 Dios Habla Hoy (DHH)
46 Dichoso el criado a quien su amo, cuando llega, lo encuentra cumpliendo con su deber. 47 Les aseguro que el amo lo pondrá como encargado de todos sus bienes.