Este mundo, notas predicación
domingo, 21 de noviembre de 2021
En la mayoría de los países alrededor del mundo, los creyentes no sufren persecución como en el pasado. Estamos viviendo un tiempo ideal para comunicar la palabra de Dios pero, desde cierta perspectiva, en los últimos años parece ser que ahora no se tiene tan claro el propósito de congregarse. Y, por otro lado, ha menguado el deseo de compartir la palabra convirtiendo a los cristianos en espectadores del pasar de los días.
Son muchos los distractores por los cuales intercambiamos predicar la palabra en nuestra congregación, hay quienes mencionan el no saber hablar en público y a quienes les es más cómodo tocar algún instrumento, barrer el templo, cuidar carros de las visitas, entre tantas otras cosas. Y aunque todo esto es necesario para la convivencia, no es el motivo principal para reunirnos. Veamos el siguiente versículo:
Marcos 16:15 Traducción en lenguaje actual (TLA)
15 Jesús les dijo: «Vayan por todos los países del mundo y anuncien las buenas noticias a todo el mundo.
Quizá no tengas mucha oportunidad de viajar a otros países pero ¿qué hay de tu ciudad? Tenemos gente tomando cursos de teología (algunos muy buenos) y quienes memorizan y recitan muchos versículos en lo privado, están quienes esperan les regalen una congregación para entonces comenzar a predicar y también los que esperan que alguien les patrocine una vida pastoral o viajes misioneros, y sin fin de pretextos para esperar una situación idónea para abrir la boca y empezar a hacer aquello a lo que Dios nos ha llamado.
Ahora, no queremos decir que no haya quien realmente esté buscando predicar la palabra en nuestros días, sino que hay quienes no lo intentan. Están esperando sin saber cómo accionarse o simplemente en ausencia del deseo de hacerlo. Somos un pueblo que ha sido libertado por la sangre de Cristo pero no somos capaces de cruzar el “Mar Rojo” que nos separa de las promesas de Dios (que en muchos casos tampoco conocemos).
Ya sea por nuestra inseguridad o porque creemos tener otros talentos al servicio de Dios, la palabra no está siendo compartida y tampoco vivida de manera práctica. Sin embargo, Dios conoce nuestros días, cansancio, dificultades, sufrimientos y aun así se nos encomienda ir por el mundo anunciando las buenas noticias (evangelio) pero en ocasiones parece ser que ya no tenemos la fuerza ni la misma motivación que como cuando le declaramos como nuestro Dios. Hemos pasado a estar más comprometidos con las promesas que nos dan los tiempos actuales.
- Un buen trabajo.
- Una familia.
- Una carrera.
- Una bonita casa.
- Vacaciones constantes.
En cada una de estas situaciones nos llega a incomodar que se note que somos cristianos. Entre más somos partícipes de los placeres del mundo menos deseamos tener compromiso con los caminos de nuestro Señor. Decimos no tener tiempo pero es precisamente allí en medio de una situación cotidiana donde Dios nos quiere evangelizando. Realmente resulta cómodo predicar el evangelio en la iglesia, allí cantarle y hacer todo tipo de servicio pero Marcos 16:15 va muchos pasos más lejos: “anuncien las buenas noticias a todo el mundo”. Tómese un momento para reconocer que en nuestras congregaciones los creyentes persiguen las promesas espirituales solo los días que acuden a la iglesia y el resto de la semana están comprometidos con otras “promesas”. La distracción del Diablo es hacernos creer que hay algo deseable en este mundo.
1 Juan 2:15 Dios Habla Hoy (DHH)
15 No amen al mundo, ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no ama al Padre;
Como acabamos de leer del mundo no hay nada que amar y por tanto nuestros compromisos con este son meramente circunstanciales y necesarios para continuar la evangelización.
Marcos 8:36 Dios Habla Hoy (DHH)
36 ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?
En base al versículo anterior podemos decir que algunos hombres se esfuerzan todos los días por alcanzar éxitos en este mundo pero la vida eterna se les termina escapando.
Todos los días que vivamos requieren que nuestra fe y compromiso con el Señor no falle, tu familia, amigos y compañeros de convivencia que no han aceptado a Cristo dependen de ti. Por tanto no puedes permitirte seducir por las promesas que este mundo te pueda ofrecer. El evangelio no se predica porque tú acudes a la iglesia esto ocurre cuando tú lo transmites y lo vives. Si sientes que te falta comprometerte con Dios recuerda entonces la cruz que aceptó Cristo. Si te hace falta fortaleza entonces pon tu mirada en su resurrección.
2 Corintios 10:3 Traducción en lenguaje actual (TLA)
3 Es verdad que vivimos en este mundo, pero no actuamos como todo el mundo,
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