Todo lo que tengo es tuyo, notas predicación

domingo, 15 de agosto de 2021


¿Recuerda la primera vez que escuchó la parábola del hijo pródigo? Ese típico mensaje esperanzador en el que, le hicieron ver que Dios lo quería recibir en su casa a pesar de cualquier pecado que hubiera cometido, es muy popular entre cristianos. Todos nos alegramos al conocer del amor incondicional que el Señor tiene para nosotros y pensar que pondrá todo lo mejor de sus pertenencias a nuestro servicio, como vemos en los siguientes versículos:

Lucas 15:22-24 Palabra de Dios para Todos (PDT)
22 Pero el padre les dijo a sus siervos: “¡Apresúrense! Vístanlo con la mejor ropa. También pónganle un anillo y sandalias. 23 Maten el mejor ternero y prepárenlo. ¡Celebremos y comamos! 24 Mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido encontrado”. Y empezaron la fiesta.


Probablemente usted también, en algún momento, haya pensado: “Sí, yo era ese hijo pródigo que andaba lejos pero ahora quiero volver a la casa de mi padre pues ahí estaré mucho mejor”, y tendría mucha razón. Sin embargo, déjeme llamar su atención a dos puntos:
  • Esta parábola usa el caso de la riqueza material de un humano puesta al servicio de sus hijos. Pero, si bien Dios es el dueño del oro y la plata, él tiene mucha más riqueza que eso. El dinero no es lo mejor que el Señor posee ni lo que más puede beneficiarnos.
  • Dios puede regalarnos amor, gozo, paz, misericordia, sabiduría, autocontrol, y muchas más cosas que no se pueden comprar con dinero.
La buena voluntad de nuestro Padre celestial va mucho más allá de ofrecer una fiesta en nuestro honor, Él quiere que tengamos una vida con propósito y una eternidad a su lado.

Pero, el día de hoy, no queremos centrarnos precisamente en el hijo pródigo, sino en su hermano. Este mensaje es para que reflexionemos quienes ya nos encontramos dentro de la iglesia y no estamos aprovechando dicha cercanía. Le invitamos a preguntarse si usted está en la situación del hijo mayor. Veamos los siguientes versículos:

Lucas 15:25-30 Palabra de Dios para Todos (PDT)
25 »El hermano mayor estaba en el campo y al acercarse a la casa, escuchó la música del baile. 26 Entonces llamó a uno de los siervos y le preguntó: “¿Qué es todo esto?” 27 El siervo le dijo: “Tu hermano ha vuelto y tu padre mandó preparar el mejor ternero porque lo recuperó sano y salvo”. 28 El hijo mayor se enojó mucho y no quiso entrar. Entonces el padre salió a pedirle que entrara. 29 Pero él le respondió a su padre: “Yo he trabajado para ti todos estos años, no he dejado de obedecerte, y nunca me has dado ni un cabrito para celebrar con mis amigos. 30 En cambio, cuando llega ese hijo tuyo, que ha malgastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él el mejor ternero”.


A pesar de que este hijo dice haber trabajado para su padre toda la vida obedientemente, aquí no observamos un sentido de pertenencia a su familia. Y es precisamente en esto que queremos hacer nuestra reflexión de hoy:
  • Si este hijo tuviera su identidad ligada a la de su padre, se gozaría con él por el regreso de su hermano.
  • En cambio, en el versículo 28, vemos una reacción de ira, que en los versículos siguientes podemos entender que es generada por algún tipo de rivalidad, envidia u orgullo.

Nuestra identidad como cristianos debe ir más allá de servir en una iglesia o publicar “versículos bonitos” en redes sociales. Un verdadero creyente necesita sentirse y actuar como “parte del equipo” de Dios. Si alguien manifiesta constantemente reacciones negativas contra otros miembros de la iglesia cuando estos hacen un progreso en su vida espiritual, entonces no ha logrado formar su identidad en Cristo.

Y sí, hay personas que tienen “toda una vida” de cristianos, pero creen que es normal vivir siempre en derrota, manifestando las obras de la carne. Mientras sean las “menos escandalosas”, claro. Es decir: enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones y envidias.

Si usted se encuentra en este caso, está actuando como el hermano mayor. Si está llenándose de amargura al observar que otros son bendecidos mientras usted espera que el Padre venga a reconocerle su buen comportamiento, lea con atención el siguiente versículo:

Lucas 15:31  Palabra de Dios para Todos (PDT)
31 »El padre le dijo: “Hijo mío, tú siempre estás conmigo y todo lo que tengo es tuyo.


Leyó bien. Dios quiere darle todo lo que tiene. Su amor por usted no conoce límites y tampoco su deseo de bendecirlo. Él no lo ha rechazado ni ha perdido de vista el trabajo que usted ha hecho para su reino. Tal vez, usted no le ha pedido lo que necesita o no ha querido tomarlo, no ha aceptado que es un hijo de Dios o no ha logrado actuar como tal. Es decir, no ha formado su identidad.

Si usted se sabe hijo de Dios, necesita creer que tiene acceso a todas las bendiciones. Y necesita actuar como tal en toda circunstancia:
  • A usted ya no lo pueden dominar los malos comportamientos, reclame su parte de la herencia que necesita: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre o templanza.
  • Tome dominio sobre la actitud pecaminosa que ha permitido que lo controle. La victoria sobre el pecado ya es suya, pero usted necesita ejercerla.
  • Deje de perseguir los placeres que ofrece este mundo y enfóquese en lo que puede lograr para el reino de Dios.
1 Corintios 10:13 Traducción en lenguaje actual (TLA)
13 Ustedes no han pasado por ninguna tentación que otros no hayan tenido. Y pueden confiar en Dios, pues él no va a permitir que sufran más tentaciones de las que pueden soportar. Además, cuando vengan las tentaciones, Dios mismo les mostrará cómo vencerlas, y así podrán resistir.
 

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