Ser como los pecadores del mundo, notas predicación

domingo, 22 de agosto de 2021


La semana pasada hablamos de la parábola del hijo pródigo, enfocándonos a la actitud de su hermano mayor. Pues reconocemos que los que ya pertenecemos a una iglesia, incluso los que tenemos años sirviendo a Dios, necesitamos seguir esforzándonos por mejorar. El día de hoy, vamos a retomar esta ilustración, pero centrándonos en el hijo alejado:

Lucas 15:11-24 Dios Habla Hoy (DHH)
11 Jesús contó esto también: «Un hombre tenía dos hijos, 12 y el más joven le dijo a su padre: “Padre, dame la parte de la herencia que me toca.” Entonces el padre repartió los bienes entre ellos. 13 Pocos días después el hijo menor vendió su parte de la propiedad, y con ese dinero se fue lejos, a otro país, donde todo lo derrochó llevando una vida desenfrenada. 14 Pero cuando ya se lo había gastado todo, hubo una gran escasez de comida en aquel país, y él comenzó a pasar hambre. 15 Fue a pedir trabajo a un hombre del lugar, que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. 16 Y tenía ganas de llenarse con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. 17 Al fin se puso a pensar: “¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre! 18 Regresaré a casa de mi padre, y le diré: Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; 19 ya no merezco llamarme tu hijo; trátame como a uno de tus trabajadores.” 20 Así que se puso en camino y regresó a la casa de su padre. »Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión de él. Corrió a su encuentro, y lo recibió con abrazos y besos. 21 El hijo le dijo: “Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo.” 22 Pero el padre ordenó a sus criados: “Saquen pronto la mejor ropa y vístanlo; pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 23 Traigan el becerro más gordo y mátenlo. ¡Vamos a celebrar esto con un banquete! 24 Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado.” Comenzaron la fiesta.


Muchas veces, los que no nacimos en familia cristiana, nos sentimos identificados con el hijo pródigo por  la manera en que fuimos atraídos a la iglesia. Lo que también llega a sucederle a cristianos “de segunda generación” que atravesaron algún periodo de “rebeldía” pero se han reintegrado a la iglesia. Y esta es una manera agradable de pensar, que volvemos a la casa de nuestro creador a llenarla de gozo, a provocar una fiesta.

Por otro lado, como miembros, podríamos creer que ya estamos en su casa, que quienes asisten a la iglesia el domingo ya han vuelto a Él. Pero no necesariamente es así. 
  • Es posible que, entre los que están dentro del templo, todavía haya hijos pródigos, que vienen cada domingo a exigir su parte de la herencia, pero pasan el resto de la semana “en un país lejano” malgastándola. 
El ser hijo pródigo tiene más que ver con nuestra identidad que con nuestra ubicación geográfica. Volviendo al ejemplo, podemos ver a un joven que sabía que su padre era un hombre rico, pero que no se sentía parte de esa familia. Pues no solamente estaba dejando de ayudar en los negocios de su padre, sino que estaba desperdiciando sus riquezas en otro país. Que, al terminarse su herencia, fue a pedir un trabajo mal-pagado como cuidador de cerdos y, hasta que entró en desesperación, pensó en volver a su país a pedirle empleo a su padre. 

Es decir, había perdido su identidad y se comportaba como un extranjero. Pero esto sucedía aun desde antes que huyera, pues él pidió su herencia precisamente con la intención de irse muy lejos a hacer mal uso de ella. Él podría haber tomado su parte de herencia para iniciar una vida productiva en otro lugar y, haber replicado lo que sea que hizo a su padre rico. Pues, seguramente, conocía bien el negocio de la familia.

Desgraciadamente, este es el caso de muchos cristianos, saben quién es su padre y todos los beneficios que eso conlleva, pero no tienen un sentido de pertenencia con su familia, cuando están fuera de la vista de los “hermanos”, no se comportan como miembros. Podrán ir a la iglesia a exigir bendiciones o “tomar su herencia”, pero la quieren para irse lejos a vivir de una manera diferente. Y, no es sino hasta el momento en que las consecuencias de su comportamiento son innegables, que quieren correr de regreso a casa. 

Y esto es muy fácil de identificar cuando un miembro de la iglesia se va por meses o años. Pero también tenemos hermanos que cada domingo asisten a “desahogarse” porque tienen una nueva crisis (o actualizaciones de la crisis de siempre). Que cantan, bailan y agradecen alegremente, pero también lloran y piden oración desesperados por sus problemas. Porque una semana de su estilo de vida es suficiente para llevarlos hasta el límite, y ya no pueden soportar “el hambre” que hay lejos de Dios. 

Si usted siente que todos los domingos necesita ir a buscar paz, a que el grupo de alabanza “le baje la presencia de Dios” o que el pastor ore por usted, entonces ha estado actuando como el hijo pródigo.  Pero, si usted decide abrazar la identidad cristiana, no tendrá que sufrir el resto de la semana. 

Para esto, necesitamos aplicar las enseñanzas bíblicas en cualquier lugar que vayamos. Hay que comprender que Dios quiere que nosotros vivamos como miembros de su familia en todo lugar y todo momento, no solamente durante servicio dominical. De lo contrario, estaríamos actuando como alguien que no ama a Dios, como vemos en el siguiente versículo: 

1 Juan 2:15 Traducción en lenguaje actual (TLA)
15 No quieran ustedes ser como los pecadores del mundo, ni tampoco hacer lo que ellos hacen. Quienes lo hacen, no aman a Dios el Padre.

Abrazar nuestra identidad como hijos del Dios omnipotente hará que nuestra paz sea permanente y no dependiente de las situaciones externas. Y, esto no evitará que nos encontremos con dificultades, pero sí dejaremos de ser nosotros mismos quienes las crean. Tampoco dejaremos de necesitar oración, pero dejaremos de sentir imposible el hablar con Dios y de andar buscando quién le hable a Dios de nosotros. Cuando empecemos a vivir como Dios quiere que vivamos, empezaremos a ser bendición para todos los que nos rodean, seremos nosotros quienes estén en posición de ayudar a otros a formar una relación con su creador.

Juan 14:27 Nueva Traducción Viviente (NTV)
27 »Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.

Buscar un tema

Entradas populares

2 Corintios 4:7 (TLA)

Tenemos este tesoro en vasijas de barro para demostrar que este extraordinario poder que obra en nuestra vida no viene de nosotros, sino de Dios.

Redes sociales

Enlace para tu celular