En ocasiones llegamos a sentir que la vida realmente se complica. Como si todos los días fueran  nublados y no tuviéramos otra alternativa que caminar sin paraguas (sombrilla) y con el frio de frente. Trabajamos más, pero no dejan de llegar otras ocupaciones. La familia nos lo reclama y, nuestra salud y estado de ánimo lo resienten. Es como estar atrapados en un ciclo de actividades que no termina y nos sentimos asfixiados. En el antiguo testamento el pueblo de Israel llegó a experimentar algo similar por un periodo mayor a 400 años debido a la esclavitud. ¿Te has sentido sin salida o atrapado sin descanso? Entonces presta atención.
Recientemente hemos estado enseñando sobre los personajes de Moisés y Faraón en el antiguo testamento. El segundo no permite que el pueblo de Israel se aparte del trabajo o tengan tiempo para celebrar alguna fiesta para Dios. Es importante en este punto detenernos a pensar qué es lo más adecuado hacer con nuestro tiempo libre. Siendo que puede haber varios escenarios solo plantearemos dos:

• Todo el tiempo libre para divertirse en fiestas, con los amigos, la familia.
• Todo el tiempo libre para acercarse más a Dios.

Estos dos puntos algo radicales son poco probables, mas no imposibles. En veintitrés años de enseñar la palabra, he visto muchas situaciones, y seguro me falta ver otras tantas. Pero una de las constantes entre los «creyentes» es no saber qué hacer con su tiempo libre. 

Ocurre el caso del hipotético de ganarse la lotería, donde dejan su empleo y gastan prontamente su nueva fortuna en caprichos y necedades, quedando en muchas ocasiones peor que antes de ganarla. ¿A qué se debe esto? El deseo de mucha gente es ser bendecidos en lo material de manera abundante. Pero el problema se presenta al no estar preparados correctamente para una situación así. El pueblo de Israel deseaba salir de Egipto pero su situación espiritual y pensamiento no les permitiría por 40 años saber qué hacer con esa libertad (números 14:33). 

El descanso y la libertad de hacer con nuestro tiempo lo que queramos es un buen deseo. Dios mismo tuvo la voluntad de quitar la carga que experimentaba el pueblo de Israel. Veamos el siguiente versículo:
 

Éxodo 6:6 Dios Habla Hoy (DHH)
Por lo tanto, ve a decir a los israelitas que yo, el Señor, voy a librarlos de su esclavitud y de los duros trabajos a que han sido sometidos por los egipcios. Desplegaré mi poder y los salvaré con grandes actos de justicia;

En el anterior versículo, el Señor da su palabra de libertad y de quitar el duro trabajo. Todo aquello que nos esclaviza o nos ata en esta vida a Él le preocupa. Seguro alguien pensará: «yo soy libre y nada me esclaviza». Pero le invitamos a voltear en otras direcciones, por ejemplo de las emociones descontroladas (enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, envidias, etc.), y los deseos descontrolados (gula, compras compulsivas, acumulación de dinero, adulterio, alcoholismo, etc.). En el mundo actual, por ejemplo, tenemos millones de jóvenes que con su tiempo libre, y aun sin tenerlo, son esclavos de las drogas, alcohol o hasta del mismo trabajo. Estas situaciones llegan a controlar nuestras emociones y tienen el suficiente poder para destruir a tu familia.

Pero hoy en día Jesús nos da la libertad del pecado y su carga. Veamos el siguiente versículo:
 

Mateo 11:28 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso.

Aunque no pretendemos extendernos mucho con esta explicación, sí queremos dejar claro que el pecado es una forma de esclavitud. Aunque haya quien dice disfrutarlo, en algún momento este, o sus consecuencias, lo cansarán y sentirá el peso de no encontrar salida y lo destruirá.

También es común decir que es la única forma en que saben vivir y por tanto no desean traer cambios a su vida. Sin embargo, también los he escuchado decir que se sienten cansados de su situación. De allí la importancia de dejar de depender de nuestras fuerzas para vivir y entender el día a día. Y, ciertamente, los miedos llegarán cuando abandones tu situación de esclavitud porque no has conocido algo distinto, pero el Señor te acompañará. Veamos el siguiente versículo:

Éxodo 13:21-22 Traducción en lenguaje actual (TLA)
21-22 En ningún momento Dios los dejó solos. De día los guiaba mediante una nube en forma de columna, y de noche les alumbraba el camino con una columna de fuego.

Permitir que Dios intervenga en tu vida es una decisión tuya. Él quiere ser tu Dios, guardarte y guiarte de día y noche para que en ti no haya más temor. También quiere suplir tus necesidades y llevarte a un lugar mejor al que te encuentras en este momento. ¿Estás preparado para, por fe, permitirle sacarte de tu esclavitud?