Vale más prestarle atención, notas predicación

domingo, 11 de julio de 2021


 
En tiempos actuales, hay dos o tres posturas dominantes acerca de Dios:
  • La primera es ser creyente o tener interés y tratar de acercarse desde las muy diferentes costumbres o credos de cada iglesia.
  • La segunda es no tener interés en asuntos espirituales y declararse indiferente a todas las posturas derivadas, sin tomar partido.
  • La tercera es negar a Dios y, en algunos casos, incluso “buscar alguna evidencia” para confirmar la duda de su existencia.
En el primer caso, el que se declara creyente, considera la existencia de premisas que garantizan que sus razonamientos tienen sustento acerca de lo que cree o no respecto a Dios. Conllevando esto un ritmo de vida y acciones como resultado el creer en promesas por parte de Dios. Un ejemplo breve es la vida de el personaje de Moisés en el antiguo testamento. Sin entrar en detalle, liberó a su “gente” de la opresión de Egipto cuando eran esclavos, y confrontó al faraón porque Moisés “conoció” la voluntad de Dios.
En el segundo caso, las personas manifiestan no tener interés por la carencia de experiencias muchas veces de carácter sobrenatural. O, también, porque el entendimiento común no les permite afirmar la existencia de Dios a través del razonamiento, ya sea científico o sensorial. Ejemplo de ello es la multitud de gente en la actualidad que no son retractores de Dios, aun entre académicos, sino indiferentes a cualquier postura relacionada.
En el tercer caso, nos encontramos las situaciones más complicadas de analizar, pero estableceremos generalidades con respecto a negar a Dios. Decepción, dudas o, interés propio. Si bien hemos aprendido en otra ocasión acerca de la necesidad de la fe para relacionarse con Dios (Hebreos 11:11), está claro que en nuestra mente siempre tendremos ideas que se confrontan entre qué creer y qué nos conviene hacer. Ejemplo de esto sería el faraón del cual nos narra la biblia en el antiguo testamento, que según la costumbre, le convenía “verse similar y hacerse nombrar como algún dios”.
Entonces analicemos a continuación la exigencia de la fe en el creyente por parte de Moisés y el Faraón. Veamos el siguiente versículo:

Éxodo 5:1 La Palabra (BLP)
Después de esto, Moisés y Aarón se fueron a ver al faraón y le dijeron: — Esto dice el Señor, Dios de Israel: deja salir a mi pueblo para que celebre en mi honor una fiesta en el desierto.


Al confrontar estas dos figuras, hay varios aspectos a tener en cuenta. Por una parte, el Faraón era el personaje que gobernaba esas tierras, tenía el poder de dictar a su voluntad y decidir sin restricciones quién vivía o moría. Su poder humano le permitía nombrarse a si mismo similar a los dioses de la cultura egipcia. Moisés carecía de todo esto, e incluso se percibía como nada a si mismo ( Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Éxodo 3:11 RVR60).

Ahora, teniendo esto más claro veamos el siguiente versículo:
Éxodo 5:2 La Palabra (BLP)
Pero el faraón respondió: — ¿Quién es el Señor para que yo lo obedezca y deje salir a los israelitas? Ni conozco al Señor, ni dejaré salir a los israelitas.


La postura del Faraón, siendo un personaje tan importante fue recibir y escuchar a Moisés. No le negó la audiencia, pero sí dejó en claro que él no obedecía o escuchaba alguna otra voluntad mas que la propia. Y, a través de los siglos, Dios a hablado por medio de hombres y de las escrituras. Pero, la respuesta de las personas, sigue siendo similar: “Sí, escucho el plan de Dios. Pero, no me gusta, mejor voy a hacer lo que yo quiera.” La respuesta de Faraón no solo responde a no dejar salir a los israelitas, hay mucho más cuando reflexionamos que la historia de la humanidad está de continuo en rebeldía contra el plan de Dios.

Desde los tiempos del huerto de Edén, no pudimos, como humanidad, guardar obediencia. El pueblo de Israel en la biblia lo encontramos de continuo desobedeciendo hasta peregrinar por 40 años en el desierto. Incluso hasta hoy en día, el hombre rechaza el nombre de Cristo. Cuando se trata de reconocer nuestros pecados, en cierta manera, hay una voz interior que reza “¿Quién es el Señor para que yo lo obedezca?”.

Entonces, te diré quién es el Señor en base a su plan. Así como quiso liberar a los israelitas de la esclavitud, hoy en día quiere liberarnos del poder del pecado. Un poder que muchos no llegamos a percibir aun observando la nota amarilla de los noticieros. Para que esto ocurra, se requiere de obediencia y esta se basa precisamente en saber qué es lo que el Señor desea de y para nosotros. Todo ya está en la biblia pero, al igual que en épocas pasadas, son pocos quienes quieren leer y escudriñar las escrituras, la mayoría solo guardan las fiestas y prácticas que les convienen. Leamos el siguiente versículo:

1 Samuel 15:22 Dios Habla Hoy (DHH)
Entonces Samuel dijo: «Más le agrada al Señor que se le obedezca, y no que se le ofrezcan sacrificios y holocaustos; vale más obedecerlo y prestarle atención que ofrecerle sacrificios y grasa de carneros.


Al parecer, algunos de nosotros insistimos en tener un mejor plan que Dios. Pues, ya sea porque no hemos conocido a Cristo o no tenemos fe en él, al escuchar sus instrucciones, sentimos que mantener nuestra comodidad o perseguir nuestros anhelos es más importante. Para llegar a conocer a Dios y creer en él y sus promesas, es necesario que primero alguien nos comparta las escrituras. Pero también necesitamos sencillamente evitar la actitud del Faraón, que al cerrarse a conocer más acerca de la voluntad del Señor, no pudo evaluar adecuadamente sus opciones o dejar al menos un margen para la duda. Con esto quiero decir que no está escrito que el Faraón manifestara interés en querer saber más del Dios que Moisés le estaba predicando en ese momento, al menos por precaución.

No sabemos hasta qué punto el Faraón se creía a si mismo un dios. Pero, lo que sí sabemos, es que hoy en día la gente, cuando experimenta el poder sobre otras personas, “puede llegar a perder el piso”. Que, en medio de su arrogancia, se extravían en delirios y aun en pecado. En la historia de la sociedad ha habido muchos gobernadores que en el exceso de poder se han ahogado en su soberbia. Puede leer sobre Calígula como ejemplo. Pero, muchas veces podemos caer en estos pecados sin tener ningún puesto de “poder”. Lo más importante a resaltar aquí, es que necesitamos saber quiénes somos delante del Señor y no tanto delante de la gente. Pues todos conocemos a alguien o quizá seamos nosotros quienes actuamos como faraones al haber alcanzado un nivel de éxito que nos hace creer que actuamos correctamente y querer continuar en el mismo camino. Pero, este camino puede estar alejándonos de la voluntad de Dios.

Nuestra invitación hoy es que le permitas a Dios intervenir en tu vida. Sin importar cuáles sean tus logros ni los planes personales que tengas, aun si estás convencido de estar sirviendo a Dios, él tiene algo mejor para ti si te dispones a escuchar y obedecer.

Proverbios 14:12 Palabra de Dios para Todos (PDT)
Hay caminos que a uno le parecen correctos, pero en realidad llevan a la muerte.


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