El que cae y está solo, notas predicación

domingo, 15 de noviembre de 2020


Durante los últimos meses, algunas personas se han dado cuenta de que su casa no es un hogar; que ahí no se sienten tranquilas o seguras. Esto lo podemos leer en redes sociales, donde nuestros contactos publican cómo han incrementado sus niveles de estrés y ansiedad. O en noticieros, donde escuchamos que la violencia intrafamiliar ha aumentado. Y, podríamos creer que el factor económico es el único culpable de esos problemas. Pero, también podríamos ser honestos y reconocer que, en muchos casos, esos problemas ya estaban ahí, y los estábamos ignorando.

-- ¿Problemas en el matrimonio, yo? ¡Claro que no! Si cada “San Valentín”, cumpleaños y aniversario nos llenamos mutuamente de regalos, así como de declaraciones públicas de amor, respeto y admiración. Si siempre que preguntan en la iglesia quién tiene algo que agradecer a Dios, corremos por el micrófono para informarle a todos lo bendecidos que somos por tener a nuestra familia.

“Mi matrimonio está bien” es un autoengaño muy fácil de mantener cuando todo nuestro tiempo en pareja está también compartido con alguien más; cuando cada que salimos juntos, también estamos con amigos, compañeros de trabajo o familia; cuando realmente no dejamos tiempo en el día para escuchar las experiencias, proyectos o anhelos del otro. Todo el tiempo fuera de casa y las abundantes interacciones sociales nos permitían negar una situación a la que ahora nos vemos obligados a enfrentar. Tal vez usted sea uno de los que, al quitar las distracciones externas, han descubierto que su cónyuge, quien se supone que es “parte de su equipo”, en realidad está trabajando en su contra.

Puede que usted se esté esforzando por ser una persona decente y mantener una buena reputación. Pero, la confianza que usted le ha dado a su pareja, al permitirle conocerlo en cada aspecto de su vida, es usada para descubrir todos sus errores. Si su pareja no desperdicia ocasión para “balconearlo” o, al llegar a casa lo único que escucha son quejas, y lo que usted hace jamás es suficiente para satisfacerla, pasar tiempo en casa puede llegar a sentirse como estar en un campo de guerra. Veamos qué dice la biblia de eso:

Proverbios 27:15-16 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Una esposa que busca pleitos es tan molesta como una gotera continua en un día de lluvia. Poner fin a sus quejas es como tratar de detener el viento o de sostener algo con las manos llenas de grasa.


Quizá, su pareja tiene desatendida a su familia nuclear por invertir su tiempo, esfuerzo y dinero en cuidar de otros. Tal vez no sea su pareja sino usted mismo quien tiene la boca llena de halagos, consejos y bendiciones para la gente de su trabajo, su escuela y su iglesia, mientras que su pareja e hijos viven en depresión y usted ni siquiera lo ha notado por falta de tiempo o ganas de escuchar qué está pasando en sus vidas. Puede que acostumbre llenar de regalos a sus amistades para cada fecha “importante”, y vaciar su despensa para ir a donar en cada lugar que puede. Pero, en su casa, hay que orar por milagros para cubrir sus gastos básicos. En el siguiente versículo leemos que:

1 Timoteo 5:8 Traducción en lenguaje actual (TLA) 
Quien no cuida de sus parientes, y especialmente de su familia, no se porta como un cristiano; es más, tal persona es peor que quien nunca ha creído en Dios.

Si usted ha estado experimentando, en algún nivel, un matrimonio similar a lo que acabamos de describir, lo invitamos a pedirle a Dios ayuda y poner todo su esfuerzo para cambiarlo. No se trata de únicamente “doblar la rodilla entre rezos”, lo que usted ha destruido con su indiferencia requiere que usted abra la boca y pida perdón a su cónyuge, que hagan un compromiso entre ambos, seguido de acciones visibles, solo intenciones o buenos pensamientos no solucionarán nada.

Si usted quiere que su casa sea un lugar lleno de paz y armonía, necesita relacionarse con su familia de la manera en Dios nos ha aconsejado:

Efesios 5:33 Dios Habla Hoy (DHH)
En todo caso, que cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete al esposo.


Cuando usted ama a su cónyuge como a usted mismo, no se encontrará ignorándolo, insultándolo, o usando su esfuerzo para levantar familias ajenas. Cuando usted respete a su cónyuge no se encontrará exhibiendo sus errores para la diversión de otros. Mejor aún, cuando usted ame y respete a su cónyuge, puede ser que logre recuperar el amor y respeto que su cónyuge tenía por usted. Entonces, con los dos trabajando como uno mismo, como Dios manda, su familia pasará de estar sobreviviendo de crisis en crisis a realmente ser la bendición que siempre debió ser.

Eclesiastés 4:9-10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
9 Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. 10 Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas.

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