Pero tú habla, notas predicación.

domingo, 12 de noviembre de 2023


El tema del día de hoy es acerca de los cambios que necesitan ocurrir en el predicador del evangelio y quien lo escucha. Las experiencias de la vida moldean nuestro carácter, están quienes a través de una vida sufrida su carácter se endurece y quienes por el contrario desarrollan empatía hacia otros en situaciones similares. En este momento desconocemos quien recibirá este mensaje pero la manera en que será interpretado dependerá precisamente de los sufrimientos y con esto no queremos decir que todo en esta vida es sufrir pero queremos manejar una perspectiva de blanco y negro en esta ocasión debido al tiempo limitado.
 
Entonces también podemos hablar de la felicidad y que nuestras experiencias pasajeras nos permiten ablandarnos y generar empatía hacia las personas con una vida similar. En este instante queremos que reflexione lo necesario que resulta alcanzar una conexión a nivel emocional con aquellas personas a las que desea compartir la palabra de Dios, muchas son las necesidades que hay en este mundo y aunque para todos es necesario llegar a conocer el evangelio nuestra prioridad es lograr que continúen descubriéndolo y que no sea asunto de una sola ocasión el compartirselos.
 
Son muchos los hermanos que cada semana se esfuerzan en preparar un mensaje lleno de sabiduría y elementos teológicos muy necesarios pero no logran conectar con el “corazón” de la gente y esto en alguna medida es debido a que la gente no puede conectarse con el evangelio debido a las distracciones de la vida, necesidades básicas como el agua, la comida y el trabajo se vuelven distractores de lo verdaderamente indispensable, pero en ese momento ellos no lo saben. Veamos los siguientes versículos:
 
Mateo 4:3-7 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.

 
En los versículos anteriores vemos que Jesús siendo humano experimentó el sufrimiento, la fatiga y el hambre de la misma manera que nosotros lo experimentamos. No importa quienes seamos los problemas llegarán y nuestra necesidad nos puede llevar al “desierto” donde experimentemos toda carencia, soledad y las tentaciones surjan para resolver de manera inmediata lo que nos hace sufrir.
 
En el ministerio y vida de Jesús el “diablo” estuvo esperando oculto y calladamente hasta que creyó encontrar una oportunidad en el hambre y luego en el vértigo (inseguridad). Como creyentes no somos perfectos y buscamos ciertamente imitar a Jesús entonces no podemos dejar de esperar que en alguna medida al que llamamos diablo un día se nos aproxime esperando encontrarnos con hambre e inseguridad, nosotros conocemos qué respondió nuestro señor pero no debe asombrarnos e incluso molestarnos  que aquellos que apenas están por iniciar en sus caminos se vean constantemente distraídos y alejados de responder de igual manera.
 
La falta de empatía por aquellos que aún no conocen de las escrituras o aun no se acercan a Dios nos hace juzgarlos y condenarlos por no acudir a la iglesia como si de menos espirituales se tratase y la respuesta no va en ese sentido, el hambre que tienen y su deseo de seguridad simplemente se encuentra en otro lugar.

Usted va a conocer gente que manifiesta un deseo real por oír la palabra de Dios y creer pero sus distracciones y sufrimientos en la vida no le deja decidir seguirle (Hechos 13: 6-11). Mientras que usted insiste en instruir con sabiduría y metódicamente el evangelio a un futuro creyente el mundo se encargará de presentarle a esta misma persona una salida “mágica” y más fácil para vivir. Entonces ¿cómo podemos ayudarles?
  • Hágales saber las limitaciones de la sabiduría humana (Efesios 15:16).
  • Hágales saber las limitaciones de nuestra propia voluntad (Proverbios 3:5-7).
  • Hágales saber que hay caminos de engaño (Hechos 13: 10).
  • Hágales saber que hay caminos de maldad (Hechos 13: 10).
  • Hágales saber lo mucho que desearían saber más de Dios (Salmos 119:81).
Por último para esta ocasión debemos llegar a comprender que Dios tiene preparado un tiempo para cada uno de nosotros en el cual se nos brinda la oportunidad de seguirle, no dejemos de compartir el evangelio pero consideremos que nosotros no convencemos a nadie de seguir a Cristo, es él quien por medio de su espíritu santo produce el cambio y gana las almas que se han de añadir a su rebaño. No está en nosotros producir un cambio en alguien pero cuando compartimos el evangelio somos nosotros quienes continuamos creciendo y terminaremos cambiando.
 
Tito 2:1 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
2 Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
 
 

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