El corazón hecho pedazos, notas predicación

domingo, 6 de marzo de 2022


En un mundo en que las circunstancias de la vida pueden transformarse a favor o en contra en cuestión de minutos, hablar de esperanza o invitar a esperar un futuro favorable resulta para muchas personas un cuento de hadas. Una vez que la semilla de la incertidumbre encuentra un lugar en el interior de una persona, de no podarse a tiempo y con cuidado, dará por fruto sentimientos como el miedo y la tristeza que pueden llegar al extremo de convertirse en pánico y depresión, entre otros tantos sentimientos que nos pueden llevar a un lugar bastante oscuro en nuestra mente.
 
Estos sentimientos negativos que hemos mencionado usualmente derivan en la toma de malas decisiones y terminan lastimando a nuestro seres cercanos. Los creyentes, a través de la vida, podemos llegar a toparnos con experiencias extremas que nos cambian y dependiendo de nuestra relación con Dios los resultados a mediano y a largo plazo se harán notar.
 
A manera de ejemplo, hubo una época donde los apóstoles experimentaron el amor de Dios a través de convivir con Jesús. Concretamente el apóstol Juan muchos años después de la crucificción recordaría los viajes, el comer y acudir a las mismas reuniones. También la ocasión en que les lavaran los pies a los discípulos (Juan 13:1-17) y nuevamente recordaría a Jesús colgado en la cruz y él estar al pie observando (Juan 19:25-27). Es decir que los tiempos de bonanza y de complicaciones tendrán lugar aun para los creyentes y resulta iluso pensar que en nuestras vidas solo vendrán las bendiciones y días soleados junto al mar. Veamos el siguiente versículo:
 
Juan 3:16 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

 
A través del versículo anterior podemos saber que el apóstol Juan comprendió hasta dónde está dispuesto Dios llegar por amor al mundo y esto marcaría su vida dándole identidad. Las familias a través de los siglos están conformadas por el lazo de la misma sangre pero hay que decir que en ocasiones no todos los miembros se sienten parte de esta. Dependiendo de las relaciones emocionales puede resultar obvio que llegamos a adoptar amigos y gente con necesidad como parte de nuestra familia.
 
Con algo de experiencia podemos identificar a los miembros de una familia por rasgos físicos o de personalidad que se comparten por la convivencia continua. Aspectos como la mirada y el color de cabello pueden darnos una idea de la procedencia genética pero en otras tantas ocasiones es el comportamiento y forma de hablar lo que nos señala de dónde viene su enseñanza.
 
Los que nos llamamos creyentes en cierta forma nos reconocen como cristianos, hermanos (en Cristo) o hijos de Dios por algo en común. Veamos el siguiente versículo:
 
1 Juan 3 Dios Habla Hoy (DHH)
3 Miren cuánto nos ama Dios el Padre, que se nos puede llamar hijos de Dios, y lo somos. Por eso, los que son del mundo no nos conocen, pues no han conocido a Dios.

 
Hay muchos aspectos profundos que podríamos rescatar del versículo anterior pero lo dejaremos para otro momento y pensemos en la siguiente pregunta ¿Qué tendrá mayor valor?
  • Que nos reconozcan como cristianos
  • Que nosotros nos digamos cristianos
En algo influyen nuestras acciones cotidianas con lo anterior, la respuesta a cada una de estas preguntas nos puede señalar la forma en que valoramos nuestra relación con Dios. Haga una pausa y vuelva a meditar en las preguntas.
 
Perfectos no somos pero si tenemos identidad como creyentes entonces necesitamos aspirar a imitar a Cristo en toda buena obra y pensamiento. (Juan 13:34, 1 Pedro 2:21, Filipenses 2:3-8, 2 Corintios 3:18, 1 Juan 2:6).
 
Permítame añadir que en una ocasión observé por cuestiones laborales a un joven que de manera continua vestía con playeras, tenis y todo tipo de indumentaria de marcas deportivas, al pasar de las semanas pregunté qué disciplina practicaba y su respuesta me dejó desconcertado: “no practico nada, me gusta vestir así por comodidad”.
 
Esto me hizo reflexionar sobre cómo el cristianismo actual en nuestras iglesias no logra despertar el interés de imitar a Cristo pero sí el de disfrazarnos como si en verdad practicáramos. Así como del porqué continuamente escuchamos falsos testimonios en nuestras congregaciones de gente que dice ser grandemente bendecida por Dios pero que al observarlos vemos todo aquello de lo que platicamos en un principio como es el miedo, la tristeza y la depresión.
 
Es entendible que ante los problemas que surgen queramos en algún momento fingir que no pasa nada e incluso pretender que estamos profundamente entregados en nuestra congregación (vestir de cristiano) pero los problemas llegarán y usted no sabe hasta qué punto su fe podría ser probada .
 
La invitación que le hacemos es a no buscar que lo reconozcan como cristiano y que empiece a vivir como un hombre con defectos y virtudes que ha aceptado a Cristo hasta que con el tiempo el mundo con conocerlo pueda intuir lo que Dios ha hecho en su vida.
 
Salmos 34:18 Dios Habla Hoy (DHH)
18 El Señor está cerca, para salvar a los que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza.

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