Acepten con humildad el mensaje, notas predicación
domingo, 27 de marzo de 2022
Hace algunos días mientras visitaba una exposición de artesanías me sorprendió ver la creatividad que el ser humano puede desarrollar para representar sus sueños e ideas a través del arte. Algunos artesanos muestran una gran capacidad en el manejo de herramientas por lo que me llegué a preguntar si dentro de los retos que representa su trabajo habrá algo que no puedan solucionar. Y, de ser así, ¿cuáles serían sus límites?
Nuestras capacidades están de alguna manera predeterminadas de acuerdo al entrenamiento al que nos sometemos por las experiencias que pueden ser voluntarias como algún tipo de instrucción al igual que por las involuntarias o el camino por donde la vida nos empuje. Es decir, es poco probable que yo pueda manejar mejor las herramientas que usa un carpintero puesto que yo no lo soy.
En este oficio de predicar el evangelio con el pasar de los años he llegado a percatarme que es mucha la gente que asume tener su vida bajo control hasta llegar a algún límite y entonces perdelo. Cuando se llega a este punto es porque el artesano que todos llevamos dentro se declara incompetente en creatividad o manejo de sus herramientas. Para esta situación existe la expresión “tocar fondo” y mientras no ocurra son muchos quienes no aceptan ningún tipo de ayuda.
En alguna ocasión el discípulo Pedro creyó que era autosuficiente y que no necesitaba ayuda pero estaba muy equivocado como lo están las multitudes en la actualidad diciendo creer en Jesús pero no dejándole intervenir en sus vidas. Veamos el siguiente versículo:
Juan 13:8 Palabra de Dios para Todos (PDT)
8 Pedro le dijo: —¡Tú nunca vas a lavarme los pies! Jesús le respondió: —Si no te lavo los pies, no podrás ser de los míos.
Previamente a este evento “Jesús sabía que ya era hora de dejar este mundo y regresar al Padre” (Juan 13:1b) entonces se encontraban todos sus seguidores reunidos y “Mientras estaban comiendo, Jesús se levantó, se quitó el manto y se ató una toalla. Luego echó agua en un recipiente, empezó a lavarles los pies a sus seguidores y les secaba los pies con la toalla que llevaba en la cintura.” (Juan 13:4-5).
En el estudio semanal hay quienes llegan a pensar de este evento en la biblia que Pedro no se sentía cómodo de ser servido por Jesús, a otros he escuchado decir que en aquellos tiempos los zapatos no eran cerrados más bien como sandalias y que después de un día de caminar sudando sentiría vergüenza de que le olieran los pies, de todo lo anterior no tenemos idea si es cierto. Pero la costumbre de la época es que el de menor rango social servía a otros y por tanto podría suponer Pedro que todos los allí presentes deberían prestar su servicio a nuestro Señor.
No descartamos la probabilidad de que Pedro quisiera lavar sus propios pies, pero aquí debemos tomar en cuenta que las acciones de Jesús siempre tendrán un propósito. Cito en el versículo 8 “Jesús le respondió: —Si no te lavo los pies, no podrás ser de los míos.” vemos que condiciona a Pedro de una manera radical. Veamos el siguiente versículo:
Santiago 1:21 Palabra de Dios para Todos (PDT)
21 Por eso, dejen toda esa mala conducta y todo el mal que tanto los rodean, y acepten con humildad el mensaje que Dios ha puesto en cada uno de ustedes. Ese mensaje tiene el poder de salvarlos.
Este versículo en el libro de Santiago nos habla sobre la problemática cotidiana que nos rodea pero que el mensaje de Dios tiene el poder de salvarnos. Todo creyente necesita en algún momento salir de su casa a trabajar, estudiar y resolver sus asuntos. Nuestras habilidades para manejar como artesanía nuestra vida nos conlleva en cierta medida a ensuciarnos frecuentemente los pies (estamos expuestos a filosofías, doctrinas, modas y más). El mensaje de Dios es el agua que nos limpia hoy en día pero así como Pedro hay quienes creen tener una mejor idea y que pueden limpiarse los pies mejor ellos mismos o que no es necesario que Jesús lo haga.
La determinación, la disciplina, la fuerza de voluntad para lograr mejorar muchos aspectos de nuestra vida a través del auto control NO nos garantiza la salvación. Pedro llegó a negar a Jesús tres veces (Mateo 26:69-75). Actualmente está claro que no perdió la salvación pero su corazón ¿estaría limpio en aquel instante? Continuemos con nuestro tema, veamos el siguiente versículo:
Juan 13:14 Palabra de Dios para Todos (PDT)
14 Yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies. Así que ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo
Vamos a una conclusión, el orgullo de creernos autosuficientes o cualquier otra idea que esté relacionada con que debamos ser servidos por otras personas a estas alturas necesita ser descartada. Nuestra enseñanza es un llamado a mantenernos limpios y permitirnos ser limpiados por la palabra de Dios pero también a ayudar a otros a ser limpios. Jesús no usó su posición para beneficiarse de sus seguidores, en cada momento fue humilde para servir y perdonar. Es a través únicamente de Jesús que el creyente puede permanecer realmente limpio.
Nuestras capacidades están de alguna manera predeterminadas de acuerdo al entrenamiento al que nos sometemos por las experiencias que pueden ser voluntarias como algún tipo de instrucción al igual que por las involuntarias o el camino por donde la vida nos empuje. Es decir, es poco probable que yo pueda manejar mejor las herramientas que usa un carpintero puesto que yo no lo soy.
En este oficio de predicar el evangelio con el pasar de los años he llegado a percatarme que es mucha la gente que asume tener su vida bajo control hasta llegar a algún límite y entonces perdelo. Cuando se llega a este punto es porque el artesano que todos llevamos dentro se declara incompetente en creatividad o manejo de sus herramientas. Para esta situación existe la expresión “tocar fondo” y mientras no ocurra son muchos quienes no aceptan ningún tipo de ayuda.
En alguna ocasión el discípulo Pedro creyó que era autosuficiente y que no necesitaba ayuda pero estaba muy equivocado como lo están las multitudes en la actualidad diciendo creer en Jesús pero no dejándole intervenir en sus vidas. Veamos el siguiente versículo:
Juan 13:8 Palabra de Dios para Todos (PDT)
8 Pedro le dijo: —¡Tú nunca vas a lavarme los pies! Jesús le respondió: —Si no te lavo los pies, no podrás ser de los míos.
Previamente a este evento “Jesús sabía que ya era hora de dejar este mundo y regresar al Padre” (Juan 13:1b) entonces se encontraban todos sus seguidores reunidos y “Mientras estaban comiendo, Jesús se levantó, se quitó el manto y se ató una toalla. Luego echó agua en un recipiente, empezó a lavarles los pies a sus seguidores y les secaba los pies con la toalla que llevaba en la cintura.” (Juan 13:4-5).
En el estudio semanal hay quienes llegan a pensar de este evento en la biblia que Pedro no se sentía cómodo de ser servido por Jesús, a otros he escuchado decir que en aquellos tiempos los zapatos no eran cerrados más bien como sandalias y que después de un día de caminar sudando sentiría vergüenza de que le olieran los pies, de todo lo anterior no tenemos idea si es cierto. Pero la costumbre de la época es que el de menor rango social servía a otros y por tanto podría suponer Pedro que todos los allí presentes deberían prestar su servicio a nuestro Señor.
No descartamos la probabilidad de que Pedro quisiera lavar sus propios pies, pero aquí debemos tomar en cuenta que las acciones de Jesús siempre tendrán un propósito. Cito en el versículo 8 “Jesús le respondió: —Si no te lavo los pies, no podrás ser de los míos.” vemos que condiciona a Pedro de una manera radical. Veamos el siguiente versículo:
Santiago 1:21 Palabra de Dios para Todos (PDT)
21 Por eso, dejen toda esa mala conducta y todo el mal que tanto los rodean, y acepten con humildad el mensaje que Dios ha puesto en cada uno de ustedes. Ese mensaje tiene el poder de salvarlos.
Este versículo en el libro de Santiago nos habla sobre la problemática cotidiana que nos rodea pero que el mensaje de Dios tiene el poder de salvarnos. Todo creyente necesita en algún momento salir de su casa a trabajar, estudiar y resolver sus asuntos. Nuestras habilidades para manejar como artesanía nuestra vida nos conlleva en cierta medida a ensuciarnos frecuentemente los pies (estamos expuestos a filosofías, doctrinas, modas y más). El mensaje de Dios es el agua que nos limpia hoy en día pero así como Pedro hay quienes creen tener una mejor idea y que pueden limpiarse los pies mejor ellos mismos o que no es necesario que Jesús lo haga.
La determinación, la disciplina, la fuerza de voluntad para lograr mejorar muchos aspectos de nuestra vida a través del auto control NO nos garantiza la salvación. Pedro llegó a negar a Jesús tres veces (Mateo 26:69-75). Actualmente está claro que no perdió la salvación pero su corazón ¿estaría limpio en aquel instante? Continuemos con nuestro tema, veamos el siguiente versículo:
Juan 13:14 Palabra de Dios para Todos (PDT)
14 Yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies. Así que ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo
Vamos a una conclusión, el orgullo de creernos autosuficientes o cualquier otra idea que esté relacionada con que debamos ser servidos por otras personas a estas alturas necesita ser descartada. Nuestra enseñanza es un llamado a mantenernos limpios y permitirnos ser limpiados por la palabra de Dios pero también a ayudar a otros a ser limpios. Jesús no usó su posición para beneficiarse de sus seguidores, en cada momento fue humilde para servir y perdonar. Es a través únicamente de Jesús que el creyente puede permanecer realmente limpio.
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