Ahora, con eso en mente, pensemos en Dios como el ser supremo que tiene planes a través de los siglos, de los cuales nosotros poco entendemos (a menos que sea por la revelación que nos ha dado por escrito en la biblia) y volvamos al versículo de Isaías 9:6:

Isaías 9:6 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
 
Todos estos nombres con los que se refiere a Jesús son elementos para que con el pasar de los años nosotros incluso después de su nacimiento y hasta nuestros días podamos no solo identificarlo sino conocer su carácter sobrenatural. En la semana pasada abordamos la situación en los creyentes actuales quienes ya no buscan consejo en Jesús sino en las modas e ideologías modernas.
 
Pero hay situaciones de continuo en nuestra vida común y aun espiritual que requieren de sabiduría y es entonces donde nos encontramos que como creyentes estamos inutilizados. ¿Cómo llegamos a estar inutilizados los creyentes que decimos confiar y depender en Dios? Esto ocurre porque cada siglo que avanza son menos los creyentes que desean escudriñar las escrituras. Siendo que con el avance tecnológico aún gente con capacidades diferentes puede escuchar o leer la biblia, el interés se está perdiendo, las iglesias de sana doctrina se quedan vacías y los lugares de vicios cada vez son más concurridos.
 
El creyente está inutilizado en el presente siglo porque no sabe cómo aplicar las escrituras a  la vida cotidiana. Algunos memorizan grandes porciones de la biblia, algunos ya solo citan “dichos y frases” motivacionales de tele-evangelistas pero algo aún más preocupante es que terminan convirtiendo su vida de creyente en ritos y festividades a cumplir a lo largo de un año.
 
Cada diciembre es tiempo de escuchar un mensaje navideño y luego el de año nuevo será de propósitos y buenos deseos. Algunos simplemente están pendientes de los convivios en comidas y cenas. Pero las festividades no son malas e incluso nos dan oportunidad de predicar “las buenas nuevas” entonces ¿dónde está el problema?
 
Es probable que al terminar el maratón de fiestas decembrinas olvide por el resto del año quién es este Jesús que nació en un pesebre, creció y caminó hasta la cruz por nosotros, y tiene respuestas a todas las inquietudes de las que nos hemos quejado a lo largo de este año y todos los anteriores. No son pocos los creyentes que cada año terminan sin esperanza pero con una sonrisa fingida acudiendo a la iglesia y reuniones familiares, por lo que le quiero recordar algunas citas:

• Jesús trajo esperanza a la mujer en pecado junto al pozo (Juan 4).
• Jesus trajo esperanza al ladrón en la cruz (Lucas 23:39-43).
• Jesus trajo esperanza a Zaqueo de quien se dice era avaro (Lucas 19:1-10).

Podríamos rescatar más citas pero lo que queremos ejemplificar para quienes sienten que han perdido la luz de las escrituras es que Jesús es el único que puede brindar una esperanza real. Las fiestas de fin de año quizá le permitan liberar algo de estrés y contentarse por un rato pero, si Jesús aún no está dirigiendo su vida, al retomar la rutina volverá al mismo estado lamentable. Regresando así a ese ciclo de vida que llevó todo este año y que no le trajo sino tristeza, ansiedad, frustración y desesperación.
 
Cuando Jesús pase de ser una fiesta anual a una prioridad cada día de su vida, todos sus problemas encontrarán una solución.
 
Salmos 16:11 Dios Habla Hoy (DHH)
11 Me mostrarás el camino de la vida. Hay gran alegría en tu presencia; hay dicha eterna junto a ti.