El que me ama, notas predicación

domingo, 14 de febrero de 2021


En varios países alrededor del mundo, el día de hoy, se festeja el amor y/o la amistad. Y, hemos querido aprovechar la fecha, pero, para hablar de nuestro amor hacia Dios. Así que, le invitamos a hacerse esta pregunta con nosotros: ¿Amo a Dios? Si usted está leyendo este mensaje, probablemente cree en Dios y, hasta podría ofenderle la pregunta. Sin embargo, si está realmente seguro de amar a Dios, no le incomodará hacer la siguiente reflexión a la luz de las escrituras. Pues, es la palabra de Dios la que revela lo que hay en nuestros corazones.

Hebreos 4:12 Traducción en lenguaje actual (TLA)
Cada palabra que Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos


Comencemos esta exploración de nuestro sentir hacia Dios desde lo cotidiano pues, es lo que más claramente vemos. Cuando amamos, sea a una persona, una mascota o, incluso una ocupación, dedicamos nuestro tiempo, con gran atención a conocerlo. Posiblemente usted sepa la comida favorita de su pareja, hijos, padres o amigos, así como los lugares que les gusta frecuentar, las actividades que practican en su tiempo libre y sus proyectos. Aunque, podríamos decir que eso es fácil, ya que, la mayoría de las personas disfrutan hablar de ellos mismos. El siguiente ejemplo es algo más complicado, pues comunicarse con los animales requiere mucha más atención. Y, aun así, muchos dueños de mascotas saben distinguir perfectamente cuando estas tienen sed, hambre o ganas de salir. Y ¿Qué tal su trabajo? Ya sea que desempeñe un oficio o una profesión, seguramente pasó bastante tiempo aprendiendo a hacerlo y, por más años de experiencia que tenga, sigue capacitándose para mejorar.

Ahora preguntémonos: ¿Cuánto tiempo hemos decidido dedicar a conocer a Dios? En muchos casos, tenemos en nuestro cerebro bastante información acerca de Dios. Pero, me atrevería a pensar que, la gran mayoría de lo que sabemos, es lo que alguien cercano nos platicó. Porque, en los países mayoritariamente cristianos, gran parte de nuestra educación y socialización nos lleva a conocer de Dios mucho antes de que podamos elegir seguirlo. Y, a pesar de ello, lo que se repite por todos lados acerca de él es muy superficial. Frases como: “Dios es amor”, “Dios es bueno” o “Dios nos perdona”, que, si bien nos inician en el conocimiento de Dios, nos dejan una imagen muy vaga de él.

Y, el amor no es una casualidad, este requiere intención y dedicación. Como podemos ver en el siguiente pasaje en el que, Dios comienza a darnos sus mandamientos:

Deuteronomio 6:4-9 Dios Habla Hoy (DHH)
4 »Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. 5 »Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. 6 »Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho, 7 y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Lleva estos mandamientos atados en tu mano y en tu frente como señales, 9 y escríbelos también en los postes y en las puertas de tu casa.


Continuemos esta meditación sopesando cuánto tiempo de nuestro día dedicamos a Dios habitualmente. Cuando amamos a las personas buscamos coincidir con ellas. Organizamos nuestro día de manera que podamos verlas y, de ser necesario, atravesamos ciudades y países para encontrarnos con ellas. Y, si no nos es posible, buscamos alternativas como llamarles o escribirles. Al amar, ni el trabajo, los estudios, los quehaceres de la casa o el malestar físico pueden hacer que nos olvidemos de esa persona. Nuestros pensamientos se nos escapan hacia nuestros seres queridos, nos preguntamos cómo están y qué podemos hacer por ellos, nos preparamos para nuestro encuentro.

Entonces: ¿Cómo puede ser que se nos pase el día completo, o incluso la semana, sin leer la biblia u orar? Si a usted le pasa esto seguido, tal vez deba considerar que es su propia falta de interés lo que lo ha mantenido distante de Dios y que lo hace dependiente de que un grupo de alabanza o un predicador carismático “le baje la presencia de Dios” cada domingo. Pues Dios está disponible para quien realmente desea encontrarlo, como vemos en el siguiente versículo:

Jeremías 29:13 Nueva Biblia Viva(NBV)
Me hallarán cuando me busquen, si con toda sinceridad me buscan.


Finalmente, queremos sopesar nuestra manera de presentarnos ante Dios. Si amamos a alguien, buscamos que nos encuentre agradables; nos bañamos, vestimos y perfumamos pensando en que disfrute vernos, le llevamos regalos y, hasta cambiamos partes de nuestra personalidad que sabemos que le podrían desagradar; con tal de pasar un rato agradable con ese alguien, probamos platillos que nos desagradan, convivimos con personas con las que no nos llevamos bien y hacemos actividades que no disfrutaríamos nosotros solos.

Con esto en mente, reflexionemos: ¿Qué hago para agradarle a Dios? Seguramente usted hace tiempo, al entender que algo era malo, decidió no volver a hacerlo. Y, está bien sentirse orgulloso por ello, pero, así como no dejamos de bañarnos porque “hace muchos años, una vez ya nos bañamos”, no podemos darnos por satisfechos con haber quitado uno o dos pecados de nuestra vida. Y tampoco podemos seguir creyendo que amamos a Dios si todos los días elegimos desobedecerlo. Es decir, hacer cosas que nos perjudican tanto a nosotros mismos como a los que nos rodean y le desagradan a nuestro creador.

Juan 14:23 Palabra de Dios para Todos (PDT)
Jesús le contestó: —El que me ama, obedecerá mis enseñanzas. Mi Padre lo amará, vendré a él y viviremos con él.


Entonces ¿Qué esperas para comenzar a amar a Dios en compromiso con sus enseñanzas? Hoy es un buen día para cambiar nuestra actitud hacia el único que nos ofrece su amor incondicional. Te animamos a relacionarte con este tipo de amor que nunca cambia a través del estudio de la biblia y la oración que te acercará más a él.


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